España - Galicia
Gozo, gloria y sufrimiento
Xoán M. Carreira
Uno de los programas más arriesgados de la temporada de abono 2018-19 de la Real Filharmonía de Galicia (RFG) estuvo en serio riesgo de ser aplazado o suspendido a causa de la cancelación sucesiva y a última hora -por motivos de salud- del director y la solista de violín inicialmente anunciados (Paul Daniel y Ye-Un Choi). Y a pesar del escaso tiempo de ensayo Rubén Gimeno y Birgit Kolar alcanzaron una más que notable versión del Concierto para violín de Alban Berg. Kolar conoce y ama la obra póstuma de Berg, posee sobrada técnica para tocarlo, ha reflexionado mucho sobre el mismo y sus tradiciones interpretativas, sobre las cuales aporta perspectivas propias de interés.
Por su parte Gimeno consiguió que la Real Filharmonía ejecutase su parte de modo impecable y renunció a cualquier forma de protagonismo. limitándose a ser un inteligente y prudente maestro acompañante y concertador. No se podía esperar ni exigir más, y el resultado fue tan satisfactorio que sería de desear que el director y la solista tengan en un próximo futuro una nueva oportunidad de encontrarse en circunstancias más favorables. Se lo han ganado, al igual que el respeto de los profesores de la Real Filharmonía.
Si la versión del Concierto de Berg merece ser considerada gozosa, la de la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis bordeó lo glorioso. La bellísima obra de R. Vaughan Williams, erizada de dificultades, permitió a la RFG exhibir sus reconocidas virtudes de disciplina, empaste y calidad de sonido, realzadas por la acústica de su sala. Disfrutó la orquesta, disfrutó el director y más aún disfrutamos los espectadores, y por lo que pude ver, la directora técnica de la RFG, Sabela García Fonte, disfrutó tanto como todos nosotros juntos al comprobar que el programa estaba salvado y glorificado gracias al esfuerzo común de músicos, director y gestores. Chapeau!
El concierto se celebró el Miércoles de Pasión y -como en toda Semana Santa- junto al gozo y la gloria, hubo también sufrimiento. La primera parte del concierto, que pretendía ser un homenaje al músico galaico-argentino Andrés Gaos (1874-1959), resultó finalmente uno de esos eventos que merecen pasar al olvido, dada la conjunción de variables negativas. En primer lugar no llegamos a escuchar ninguna obra de Gaos, sólo unas intervenciones radicales y unos desmesurados añadidos de Joám Trillo, entre cuyas cualidades no figuran ni el talento como instrumentador ni el rigor filológico como musicólogo. Incluso una obra tan afortunada como la Impresión nocturna para orquesta de cuerdas sufre si se la programa junto a la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis, pero en la edición de Trillo se convierte en insulsa e incoherente. 'Temporal'* de la ópera Amor vedado es un interludio orquestal torpe y carente del menor encanto, que no mejora en absoluto con los 'enriquecimientos' que Trillo le procura.
Las bonitas mélodies françaises de Gaos son lo que son, revestirlas de una orquestación pomposa y sobrecargada, y ponerles como capirote introducciones orquestales, sólo sirve para convertirlas en grotescas caricaturas de sí mismas. Cuestión que se agrava hasta el ridículo en la conversión de una delicada hoja de álbum pianística, la canción sin palabras Rosa de abril, en un interminable y pretencioso lied sinfónico construido a base de la reiteración del mismo fragmento musical para conseguir meter 'a martillazos' el texto completo del poema homónimo de Rosalía de Castro*. Es obvio que la mezzosoprano Marta Infante no tenía el menor interés en estas obras y que no se tomó el trabajo de aprendérselas, pero se hubiera agradecido al menos que su ejecución permitiese reconocer el idioma en que estaba cantando, fuera francés o gallego.
Rubén Gimeno, con muy buen criterio, dedicó su esfuerzo y ensayos a Berg y Vaughan Williams, y tanto él como la RFG se limitaron a convertir en sonido las partituras de Gaos-Trillo.
Antes del concierto hubo una mesa redonda en la cual Kolar tuvo ocasión de exponer sus agudos puntos de vista sobre el Concierto de Berg, y Joám Trillo y Monserrat Capelán presentaron una narración sobre Andrés Gaos a medio camino entre la 'musicología creativa' y los cuentos de hadas. Perspectiva muy habitual en la musicología gallega, que se ve ratificada en las notas al programa de mano realizadas por la misma Monserrat Capelán, que contienen numerosas inexactitudes cuando no alguna franca invención.
Por otra parte, en la página web del Ayuntamiento de Santiago de Compostela se otorga enorme relevancia a este homenaje a Gaos, que se enmarca en un discurso político nacionalista manipulador y gravemente distorsionador de la biografía, ideología y carrera profesional de Andrés Gaos, artista al que se define como "uno de los principales representantes del nacionalismo musical argentino".
Notas
Gaos denominó "Tormenta" (inestabilidad meteorológica caracterizada por lluvias, vientos, relámpagos, truenos, rayos, etc. cuyos sonidos son imitados por la orquesta) al interludio orquestal de esta ópera ambientada en Tucumán. Ignoro los motivos por los cuales Joam Trillo ha transformado esta tormenta en un "Temporal" (viento fuerte superior a 60 Km/hora) pues su versión mantiene las onomatopeyas musicales de la tormenta.
La pieza original de Gaos, titulada "Lieder", está escrita en frases de ocho notas y, potencialmente, puede servir para cantar cualquier cuarteta. Por ejemplo, esta de Tomás de Iriarte: "Guarde para su regalo / Esta sentencia el autor: / Si el sabio no aplaude malo / si el necio aplaude peor".
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