Rusia
Momentos de gloria (1): los pianistas
Maruxa Baliñas
Antes de comenzar propiamente con el comentario de los participantes en este 'concierto de gala de los premiados' que se había celebrado la víspera en Moscú y el 29 de junio se repetía en San Petersburgo, no está de más recordar que el concurso se celebra cada cuatro años desde 1958, que como novedad este año se introdujeron dos nuevas especialidades, viento-madera y viento-metal, con lo cual ahora las categorías son seis: las clásicas de piano, violín, chelo y voces (que se incorporaron en 1966) y los aerófonos. Como ya publicamos en la madrugada del domingo, 30 de junio, el gran ganador de esta edición del XVI Premio Chaicovsqui, fue el francés Alexandre Kantorow, quien aún está estudiando en la École Normale de Musique de París y tiene sólo 22 años.
Creo que para casi todos los que asistimos a este concierto de gala, el primer comentario es su excesiva duración. Los horarios rusos son un poco más tempranos que los españoles y aunque no es excepcional que un concierto comience a las 9 de la noche (este año en el Festival Noches Blancas hay incluso un ciclo de conciertos a las 10 de la noche) sí lo es que termine pasada la 1.30 de la madrugada, con el metro ya cerrado y el transporte público muy reducido. Pero es que este año los premiados eran muchos, porque bastantes premios fueron compartidos.
La gala en sí fue algo desordenada: como no había programas impresos, no siempre era fácil saber quién iba a tocar qué. Así que espero no cometer ningún error, porque aunque la organización intentó que lo que se decía en ruso se repitiera luego en inglés, no siempre se consiguió y además el público bastantes veces no dejaba escuchar la parte inglesa. El concierto comenzó con la intervención de la flautista venezolana Joidy Scarlet Blanco Lewis y finalizó con el pianista francés Alexandre Kantorow. Pero a la hora de hacer el comentario, creo que es mejor hacerlo por instrumentos y no cronológicamente. Empezamos entonces con los pianistas por dos motivos, porque son los ganadores más 'mimados' y porque a mí personalmente me gustan más. Debo decir que aunque me voy a atrever a comentar las cualidades de los pianistas premiados, este va a ser un comentario poco fundado, puesto que a todos ellos los escuchaba por primera vez y no seguí las finales del concurso porque me coincidió con que estaba viajando.
An Tianxu obtuvo un premio especial "de autoconfianza y valentía" tras el error del que fue víctima en la prueba final, cuando la orquesta empezó a tocar las Variaciones Paganini de Rachmaninov mientras Tianxu tenía preparado el Concierto nº 1 de Chaicovsqui. Tianxu, de sólo veinte años, fue capaz de retomar la obra y hacer una gran interpretación, y cuando se le ofreció la posibilidad de repetir la prueba, optó por no hacerlo. Se puede ver el vídeo y leer la nota de prensa oficial del Concurso Chaicovsqui. En el concierto de gala tocó dos Estudios de Prokofiev, del op. 2, mostrando potencia y una dinámica variada. Se trata de un obra que exige virtuosismo, pero Tianxu la hace con toda facilidad. El Estudio nº 1 lo llevó a un tempo rápido y consiguió un final brillante que hizo aplaudir al público, a pesar de que no había finalizado su interpretación. El Estudio nº 3, op. 2 comenzó muy bien, pero el final me convenció menos. No sé si Tianxu eligió bien las obras de esta presentación final: los Estudios de Prokofiev eran muy adecuados para la competición, pero en el concierto de gala, cuando ya se trataba de lucirse, se limitaron a mostrar un pianista muy preparado, que puede hacer una gran carrera, pero la competencia en el mundo del piano es grande y no lo veo lo veo como un número 1, aunque, eso sí, ¡es valiente!
El pianista estadounidense Kenneth Broberg, tercer premio ex aequo, interpretó la Dumka, op. 59 de Chaicovsqui. Es un pianista de sonido muy cuidado, incluso 'miniaturista', con una gran técnica -como todos los finalistas, por otra parte- pero no un pianista brillante. A esta impresión contribuyó la propia pieza elegida para esta final, que era bastante larga (el tiempo era un factor, como ya expliqué) y no da excesivo lucimiento virtuosístico ni emocional, aunque sea una obra preciosa. Desde el punto de vista comercial, no creo que Broberg vaya a ser un nuevo Lang Lang, pero sí un pianista de los de larga carrera y dejar al público satisfecho, sobre todo una vez que abandone los concursos y se cree un repertorio más afín a sus intereses.
El ruso Alexey Melnikov, tercer premio con Broberg y Yemelyanov, interpretó el Etude-tableaux op. 33 nº 2 de Rachmaninov (en el concurso hizo los nº 2 y 3). Reconociéndole que es un gran pianista, debo decir que no me emocionó. No falla en nada pero no arrastra, y eso es algo que a los rusos no suele gustarles, porque siguen hablando de 'el alma rusa' como uno de los motivos del éxito de sus músicos. Pero también puede ser que estuviera muy nervioso o cansado, porque si en el concurso lo hizo así no parece que mereciera un tercer premio.
Me gustó mucho el tercer tercer premio, Konstantin Emelyanov, quien interpretó la nº 4: Danse caractéristique, de las 18 piezas Op. 72 de Chaicovsqui. No conocía la obra y me llamó la atención porque es un Chaicovsqui poco habitual, sobre todo en la interpretación de Yemelianov: muy poco romántico y lleno de ritmo y fuerza. Emelyanov controló las dinámicas muy bien y le dió una gran variedad a la interpretación. Un pianista a considerar, sin duda.
En la gala participó también un pianista que no había pasado a la final, el coreano Do-Hyun Kim, interpretando el breve segundo movimiento, Scherzo: Vivace, del Concierto para piano nº 2 op. 16 de Prokofiev. Se trata de un pianista que ya había tocado en el Mariinski en 2018 en el marco del Festival Internacional de Piano del Mariinski, precisamente tocando precisamente este Concierto de Prokofiev. Se notaba que conocía a la orquesta y a Gergiev, porque el trabajo conjunto fue muy bueno, Gergiev le daba 'caña' y Do-Hyun Kim le seguía perfectamente e incluso conseguía que el piano sobrepasara a la orquesta. Su técnica es impresionante, es alumno de Babayan (primero en Cleveland, ahora en Juillard), y ha ganado ya bastantes premios. Y sin embargo hubo momentos en que parecía despistarse, lo volví a escuchar unos días después y nuevamente me llamó la atención una cierta irregularidad en la interpretación, momentos muy buenos frente a otros que casi suenan banales. Sospecho que como a Kenneth Broberg aún le falta acabar de definirse y entonces se verá lo que sale.
Dimitri Shiskin, un pianista ruso de 27 años, que obtuvo el segundo premio junto a Mao Fujita, me impresionó por su uso del pedal y por su facilidad delante del instrumento (normal, porque empezó a estudiar piano a los 2 años y entró en la escuela especial Gnessin de Moscú a los 9 años). Se graduó en el conservatorio de Moscú con Eliso Virsaladze, y en algunos momentos me recordó su modo de tocar, especialmente en el modo de ir construyendo la obra poco a poco pero con solidez, con un concepto claro de lo que quiere hacer. Tuvo algún problema de concentración, justificable seguramente por el cansancio, porque aunque el Concurso Chaicovsqui lo quiere hacer así, me parece casi cruel que los concursantes tengan que hacer la final del concurso un día, enterarse del premio, tocar los dos conciertos de gala en Moscú y San Petersburgo en los dos días siguientes (viaje incluido) y rendir al 100%. Junto a Kantorow, es un pianista que me parece interesante y que puede hacer una buena carrera.
El otro segundo premio fue Mao Fujita, quien interpretó el segundo movimiento del Concierto para piano nº 1 de Chaicovsqui (todos los pianistas eligieron este concierto para la final, menos Kantorow). No tiene un sonido muy potente -supongo que por eso eligió este movimiento en vez del primero o el tercero- pero sí bonito. Su versión fue ágil y relativamente veloz, con unas dinámicas muy controladas y coherentes. A Fujita le favoreció además de la presencia de Gergiev en el podio en esta gala final, porque dirigió realmente bien y además se notó mucho cómo conducía a Fujita, obligándole a tocar un poco forzado por la rapidez del tempo que le imponía (por momentos parecía un vals), lo que le daba más tensión a su interpretación. En la parte final del movimiento, tuve la sensación de que Fujita casi no era consciente de lo que estaba haciendo y se limitaba a seguir a Gergiev, y que de algún modo conectaron y Fujita tocó incluso por encima de su nivel. Si fue así, es un punto a favor de Fujita, capaz de reconocer y plegarse a un músico que -por lo menos en este momento- es superior a él.
Alexandre Kantorow fue un merecido primer premio. Lo que ya no tengo tan claro es lo del Gran Premio, que se concede sólo excepcionalmente. En la gala interpretó el tercer movimiento del Concierto para piano nº 2 de Chaicovsqui, y demostró una solidez y calidad digna de cualquier concertista de fama, más que de un chaval de 22 años que aún está terminando sus estudios musicales. Como a estas alturas ya ha circulado abundantemente, Alexandre Kantorow es hijo del violinista y director de orquesta Jean-Jacques Kantorow (Cannes, 1945), lo que algunos han querido ver como una ventaja injusta. Es muy probable que su padre le haya aconsejado en lo que se refiere a 'trucos' de los concursos internacionales, puesto que en su época ganó nada menos que diez, pero lo importante es lo que uno hace y no como sale al escenario o saluda al jurado y público. Y Alexandre es un pianista de primera categoría, que mostró una madurez impropia, y que -me llamó la atención- es capaz de imponer su criterio incluso a Gergiev. Merece la pena ver el vídeo de su actuación
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