Estudios fonográficos

El legado fonográfico de Wilhelm Furtwängler

Carlos Ginebreda
viernes, 29 de noviembre de 2019
Wilhelm Furtwängler © Dominio público. George Grantham Bain Collection Wilhelm Furtwängler © Dominio público. George Grantham Bain Collection
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El 30 de noviembre de 2019 se habrá cumplido el 65 aniversario del fallecimiento del director alemán, y para celebrarlo Deutsche Grammophon (en adelante DG) acaba sacar al mercado discográfico su archivo completo de grabaciones del director berlinés en el sello discográfico amarillo. Son 34 discos compactos y un DVD. Deutsche Grammophon 0289 483 7288 1: Un buen estuche a precio asequible.

Bienvenido sea este magnífico álbum dedicado a Wilhelm Furtwängler. Un director de orquesta auténtico y único. Auténtico por su bagaje cultural extenso y profundo, fundamentado tanto en el romanticismo alemán, como en la antigua Grecia y Roma, que conoció a través de su padre, el arqueólogo Adolf Furtwängler. El director alemán nunca deja indiferente y transmite el mensaje del compositor con toda su alma, dejándose la piel. Era también único por su talento musical, primero como compositor precoz y luego como director de orquesta. A ese talento le añadía una portentosa memoria (por ejemplo, se sabía de memoria todos los cuartetos de Beethoven), y poseía una fenomenal capacidad para la recreación y la improvisación musical, según la inspiración en cada momento.

A veces se hace difícil explicar en palabras lo que realmente era y significaba Furtwängler. Werner Thärichen, timbalero de la Filarmónica de Berlín, lo explica así

Por su parte Gregor Piatigorsky (primer violonchelo de la Filarmónica de Berlín, contratado por Furtwängler) lo describe bastante bien: “Furtwängler tenía una naturaleza contradictoria. Era ambicioso y celoso. Generoso y vanidoso. Un cobarde pero también un héroe. Fuerte y al mismo tiempo débil. Se comportaba como un niño y era un sabio. Alemán y a la vez hombre de mundo. Pero en música era único e incomparable*.

Sigamos con la descripción. Wilhelm Furtwängler podía estar horas en un silencio monacal e inmerso en una partitura, y a continuación salir a esquiar a toda pastilla con su monitor -al que no siempre hacía caso- y romperse varias costillas y la clavícula. O también hacer alpinismo y llegar el primero a la cima, a riesgo de quedarse congelado. Era un auténtico atleta. Era algo desaliñado en el vestir, pero extremadamente exigente en su ropa de etiqueta para salir a dirigir. Parecía comportarse inocentemente como Parsifal (en palabras de su viuda Elisabeth Furtwängler), pero seguidamente se subía a su vehículo conduciéndolo a toda máquina y de forma a menudo imprudente. En una ocasión invitó a Richard Strauss a acompañarle como copiloto y acabaron estrellándose contra otro coche. Strauss juró que jamás repetiría un solo trayecto con el director. No bebía alcohol salvo en recepciones sociales, que procuraba evitar. Una anécdota de su niñez la describe Karla Höcker (crítica músical, violista y confidente de Furtwängler): Tendría Furtwängler ocho o nueve años y estaba inmerso leyendo en la mesa del comedor. Entró la sirvienta y dijo al chaval que retirara el libro de la mesa y éste ni le contestó. La sirvienta puso el mantel, se llevó el libro de Furtwängler, y cerró la puerta de cristal, y al niño en el comedor sin su lectura. Furtwängler la persiguió y sin dudarlo atravesó literalmente la puerta de cristal como si ésta no existiese, dejando hecho añicos el vidrio, con el resultado de diversas heridas en el cuerpo del muchacho. Le quedó una cicatriz en el labio para toda la vida, y el profesor Adolf Furtwängler tomó severas medidas a raíz del incidente. Había que controlar al chico. Contrató a tutores particulares y ordenó disciplina.

El director Jascha Horenstein decía que Furtwängler tenía la fiereza de un león, y que si no podía dirigir, era como un león enjaulado rugiendo sin parar. Una verdadera fuerza de la naturaleza.

La carpetilla que se acompaña en el álbum contiene dos buenos artículos de los críticos Norman Lebrecht y Rob Cowan. Rob Cowan anuncia la edición de un video blog con interesantes comentarios. En el caso de Lebrecht, hay que decir que como complemento al artículo de la carpetilla, DG ha colgado en internet ocho video blogs. Lebrecht admira y elogia sin ambages la grandeza del director alemán y su genialidad. Sin embargo, al crítico le gusta la polémica y no tiene empacho en manifestar en la citada carpetilla -sin prueba alguna- que la “solterona” Bertha Geissmar*, a la sazón secretaria de Furtwängler, le facilitaba al director jovencitas admiradoras para que practicase sexo en su camerino antes de los conciertos, como si Geissmar fuera una suerte de alcahueta. Como consecuencia los calurosos encuentros – dice Lebrecht – Furtwängler tuvo una “docena de hijos ilegítimos”*. De todas formas, Lebrecht ha sido contactado y fichado por DG para explicar los aspectos “no oficiales” de Furtwängler, y así se indica en la presentación del primer video blog. Lebrecht le pone imaginación y se le ve que disfruta en sus monólogos.

La interpretación que hace Lebrecht del período nazi de Furtwängler no es unánime. Tanto la viuda del director, y otros músicos e intelectuales* han explicado sin dudarlo que Furtwangler salvó a muchas personas del horror nazi, e incluso Arnold Schoenberg le dijo a Furtwängler que debía quedarse en Alemania. El mismo Schoenberg declaró después de la guerra que Furtwängler jamás había sido nazi.

CD 1.-3 "Primeras Grabaciones para Polydor"

Los primeros registros que hizo Furtwängler para Polydor no fueron una buena experiencia para el director, no ya por su deficiente sonido sino también por tener que adecuarse al tiempo disponible para las incisiones en las matrices, es decir menos de diez minutos dependiendo de la época. Son obras breves de repertorio y bien tocadas. A mi juicio lo mejor son los fragmentos dedicados a Wagner y Schubert. El resto es una buena muestra de música romántica y centroeuropea, que van desde Carl Maria von Weber a Johann Strauss. 

CD 1-3."Primeras Grabaciones para Polydor". Mendelssohn: Obertura del Sueño de una Noche de Verano; Obertura Las Hébridas; Bach: Aria de la Suite para Orquesta número 3; Concierto de Brandenburgo número 3; Schubert: Música para el ballet Rosamunde número 2; Wagner: Preludio de Lohengrin; Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda; Marcha Fúnebre del Ocaso de los Dioses; Strauss: Las travesuras de Till Eulenspiegel, Op. 28; Berlioz: Marcha Húngara de la Condenación de Fausto; Rossini: Oberturas de La Gazza Ladra y El Barbero de Sevilla; Brahms: Danzas húngaras números 1 & 10; Weber: Invitación a la Danza; El Cazador Furtivo Obertura y entreacto número 3; Beethoven: Obertura Egmont; Mozart: Oberturas de Las Bodas de Fígaro y del Rapto en el Serrallo; Serenata número 13 "Pequeña Serenata Nocturna"; J. Strauss II: Obertura de El Murciélago

Salvo mención específica, todas las grabaciones son con la Orquesta Filarmónica de Berlín. En ninguna parte figura el ingeniero de sonido o el productor de las grabaciones que se contienen. Tampoco se hace referencia a si ha habido algún tipo de remasterización o restauración en relación a otras ediciones por parte de DG. Deutsche Grammophon 0289 483 7288 1

CD 4-16 "Grabaciones durante el período de Guerra"

Elisabeth Furtwängler, viuda del director, explicaba la dureza de aquellos tiempos, sobre todo a partir de 1943. Las entradas para los conciertos se agotaban nada más salir a la venta. En el público había execrables tipos con uniformes y medallas. También lisiados y heridos que venían del frente, y sobre todo gente atemorizada. Nadie se atrevía a decir lo que pensaba: que la guerra estaba perdida y que se acabase todo aquello lo antes posible. A partir de julio de 1944 con el intento de asesinato a Hitler todo fue a peor. Pero lo más cruel de todo es que mientras sonaba la música de la Filarmónica, tanto en Alemania como en los países ocupados, estaba teniendo lugar la solución final y el holocausto.

Este grupo de registros de guerra son los procedentes de la devolución del botín que se llevaron los soviéticos en 1945 de los archivos de la radio, y que fueron a restituidos a los alemanes en dos entregas en 1987 y 1991. Son grabaciones extraordinarias por su dramatismo, y fueron retransmitidas por la Radio del Reich. El sonido es más que aceptable, y el ingeniero Friedrich Schnapp hizo un encomiable trabajo en buena sintonía con Furtwängler, que era un tipo difícil para tratar en todas estas cuestiones técnicas. Destacaremos algunos ejemplos de estas grabaciones.

Un primer ejemplo lo tenemos en el descomunal impacto sonoro de la Obertura Coriolano. En aquella época el percusionista de timbal titular en la Filarmónica de Berlín era un tipo recio que se llamaba August Lohse, y menudos baquetazos atizó -si es que fue él- en la citada Obertura. El ataque de los contrabajos hace temblar al oyente. Uno se imagina a Beethoven intentando “coger al destino por el cuello” y Furtwängler comparte esta ferocidad con una entrega absoluta.

El segundo registro que quiero destacar es la imbatible Novena de Bruckner, grabada entre los días 3 y 7 de octubre de 1944 en la Beethoven Saal en condiciones de estudio. Es espeluznante. En el segundo movimiento parece que Furtwängler baje varias veces al infierno para contarnos qué es lo que está pasando allí, y el Adagio final anuncia lo peor: la extinción de un mundo en el que no queda la más mínima esperanza. Yo siempre creí que esta Novena, correspondía a un concierto o una retransmisión con una fecha determinada, pero ahora se ha sabido que fue grabado durante cinco días. Es decir, que no se trata de un estado de ánimo momentáneo, sino de una grabación terrible, premeditada y con unas oleadas de dolor ensayadas durante varias jornadas. El 11 de noviembre de 1944 Furtwängler interpretó la Novena de Bruckner en la Abadía de San Florián, y según explicó él mismo en una carta a Max Auer (Presidente de la Sociedad Bruckner) en 1952, le expresó el sentimiento religioso profundo que le había producido tocarla allí.  Sin embargo después de la guerra nunca volvió a tocarla.

Finalmente, el tercer excelente ejemplo es el magnífico registro del concierto para violín de Beethoven en enero de 1944 en la sala de la Philharmonie de Berlín en la Bernburgerstrasse, días antes de su bombardeo el 30 de enero. El solista de violín es Erich Röhn (concertino de la Filarmónica), que toca con concentrada emoción. Utiliza las cadencias de Kreisler, que era judío (la mínima oposición que podían permitirse en aquellos tiempos), y bellísima la dirección de Furtwängler. La última pieza de ese concierto fue la Sinfonía Doméstica de Richard Strauss, con sorprendente buen sonido. La descripción de la vida casera de la obra de Strauss por Furtwängler y los berlineses es casi de riña tumultuaria, pero al final se va pacificando, como recordando con añoranza una vida hogareña más apacible. Pues de hogar feliz nada, más bien un trámite más hacia el hundimiento total.

Otras obras de este mismo grupo están a similar altura que las de los ejemplos apuntados, como son una apremiante Quinta de Bruckner, una Séptima de Beethoven con un último movimiento desbocado, la Obertura de El Cazador Furtivo o la Sinfonía 39 de Mozart (nos referimos a la de 1942/3 procedente de la radio y no la de 1944, pues hay dos grabaciones de la misma obra en el álbum).

En estos conciertos Furtwängler dirige con una determinación absoluta. Se atribuía a Furtwängler indecisión en la batuta al iniciar la ejecución de cualquier partitura, incluso un comité de la Filarmónica de Berlín se reunió con él para pedirle más claridad, a lo que Furtwängler se negó. Incluso en una ocasión el primer concertino de la Scala de Milán le susurró al director “coraggio, Maestro”, creyendo inocentemente que el director estaba inseguro. Les aseguro que en estos registros de guerra y posteriores no se aprecia la más mínima indecisión.

CD 4-16. "Grabaciones durante el período de Guerra". Bruckner: Sinfonías números 5, 8 y 9; Brahms: Sinfonía número 2; Concierto para piano número 2; Mozart: Sinfonía número 39 (en dos versiones); Schumann: Concierto para piano y orquesta; Concierto para violonchelo y orquesta (solista, Tibor de Machula); Schubert: Sinfonía número 9; Beethoven: Obertura Coriolano Op. 62; Sinfonías números 4, 5, 7 (la número 4 en dos versiones, una sin público y otra en vivo); Concierto para piano y orquesta número 4 (solista, Conrad Hansen); Concierto para violín y orquesta (solista, Erich Röhn -cadencias de Kreisler); Obertura Leonora número 3; Sibelius: En Saga Op. 9; Strauss: Las Travesuras de Till Eulenspiegel, Sinfonía Doméstica; Don Juan; Ravel: Daphnis et Chloe Suite número 2; Weber: Obertura de El Cazador Furtivo; Franck: Sinfonía en re menor

CD 17.23 "Grabaciones radiofónicas de Postguerra I"

Este grupo de grabaciones comienza con el concierto del retorno de Furtwängler a Berlín tras su desnazificación el 25 de mayo de 1947 con un Programa Beethoven: la Obertura Egmont y una triunfal Quinta Sinfonía. Una vez más Furtwängler marca el cuarto golpe del destino tan largo como acostumbraba. ¿Y por qué lo hace así? “Incluso un niño de cinco años lo entendería. Que me traigan un niño de cinco años” (Groucho Marx), y el niño podría decir que lo hace porque le sale así o para llamar la atención. Pues a Furtwängler también le parecía lo correcto. Era la inspiración del momento y no suena incoherente. Alex Ross en un artículo que publicó en la revista New Yorker lo describe atinadamente. 

El compacto dedicado a Wagner es asimismo excelente, en especial la Obertura de los Maestros Cantores, el Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda y Los Encantos del Viernes Santo de Parsifal. El gran wagneriano que fue Wilhelm Furtwängler queda de nuevo de manifiesto en la búsqueda constante de la línea melódica bajo la gran estructura de la obra. Cuando dirigió Tristán e Isolda en Bayreuth en 1931, para exigir más impulso a la orquesta, daba tales pisotones en el suelo de madera, que le pusieron un felpudo para no molestar a los músicos. La pasión que imprimía en el Tristán es hoy día irrepetible. Goethe en la escena de las madres le hace preguntar a Fausto “¿Y ahora qué hago?” y Mefistófeles le responde “Tu ser tiende hacia abajo, y pisándolo volverás a subir”. Es una expresión algo filosófica y muy alemana, pero tiene sentido al aplicarse a Furtwängler. La Séptima de Bruckner, registrada en Alejandría, y la Patética de Chaicovsqui grabada en El Cairo, procedentes de la Radio de El Cairo, son de muy buena factura, pero hay algunas saturaciones en los pasajes tutti.

CD 17-23. "Grabaciones radiofónicas de Postguerra I" Beethoven: Sinfonía número 5; Obertura Egmont; Strauss: Don Juan; Metamorphosen; Bach: Suite para Orquesta número 3; Hindemith: Metamorfosis sinfónicas sobre un tema de Weber; Haendel: Concerti grossi op. 6 Nos. 5 & 10; Gluck: Obertura de Alceste; Wagner: Obertura de los Maestros Cantores de Nüremberg; Obertura de Tannhäuser; Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda; Parsifal Encantos del Viernes Santo; Marcha Fúnebre del Ocaso de los Dioses; Bruckner: Sinfonías número 4 & 7; Ravel: Rapsodia española; Chaicovsqui: Sinfonía número 6 "Patética"

CD 24-26 "Grabaciones realizadas para DGG"

En este de grupo se halla la joya más preciada del álbum. Es la grabación en estudio de la Cuarta Sinfonía de Schumann realizada por DG en mayo de 1953. No hay registro alguno que lo iguale. Desde principio a fin uno se queda sin aliento. Es de un romanticismo desenfrenado, y es posible que así fuera Schumann. La transición del tercer al cuarto movimiento es inconmensurable: una acumulación de energía para un exultante final. Cuando se hizo esta grabación en la Jesus Christus Kirche en Dahlem, los técnicos iban interrumpiendo al director para retocar este o aquel desajuste, lo que provocó tal irritación en Furtwängler que llamó a la cabina diciéndoles que iba a dirigir toda la obra seguida sin interrupciones, y que no estaba dispuesto a que le molestasen con tonterías. Karla Höcker, que estaba en los ensayos, comentaba que el director les decía a los músicos “no teman ser sentimentales”, o les insistía “canten, siempre, cantando”. Así nació la mejor versión de la Cuarta de Schumann.

También en diciembre de 1951 se registró en condiciones de estudio la Novena Sinfonía de Schubert, “La Grande”. Es una interpretación excepcional. Un “accellerando” aquí un “diminuendo” allá. Aplicación del “rubato” y del “legato”, como siempre con búsqueda constante de la melodía. Claudio Arrau, en el programa de la BBC 4 “Desert Island Discs”, la escogió en el primer lugar de las grabaciones que se llevaría a una isla desierta.

Finalmente se incluye la grabación en estudio de la Segunda Sinfonía compuesta y dirigida por el propio Furtwängler, sobre la que Arthur Honegger dijo que era una magnífica composición y que “en ella se hallaba un músico de raza”.

Estos compactos fueron editados por la serie “Originals”, remasterizados. En esta reedición no se nos indica, pero suenan con la misma calidad.

CD 24.-26. "Grabaciones realizadas para DGG". Haydn: Sinfonía número 88; Schumann: Sinfonía número 4; Obertura Manfred; Schubert: Sinfonía número 9; Obertura del Arpa Mágica de Rosamunde; Furtwängler: Sinfonía número 2

CD 27-30 "Grabaciones radiofónicas de Postguerra II"

En este grupo destaca una grabación de la Primera sinfonía de Brahms irrepetible, correspondiente a febrero de 1952 Furtwängler sólo compite consigo mismo en una grabación de octubre de 1951 con la NDR de Hamburgo, editada por Tahra. Brahms era un hombre con una fuerte personalidad, pero con dos caras. Por una parte, severo y fiel seguidor de las normas y cánones clásicos. Como compositor era tremendamente respetado por los demás compositores y directores y solistas. Pero tenía también una cara que permanecía oculta, con todo tipo de cicatrices en el alma, desde su adolescencia hasta su madurez, y había algunas heridas sin suturar que le convertían en una persona de gran vulnerabilidad. Furtwängler tenía la intuicición suficiente para saber de todo ese dolor. Cuenta Dietrich Fischer- Dieskau que cuando le presentaron al director en 1949 le pidió tocar y cantar con él los cuatro cantos serios y así lo hicieron. Furtwängler conocía la obra de memoria, pero sabía lo le que pedía al joven barítono y ponía el dedo en la llaga de la obra de despedida de Brahms. La obra la compone al conocer la incurable enfermedad de Clara Schumann: Brahms estaba destrozado y moriría poco después. Furtwängler parte de esta doble personalidad dramática de Brahms, y su interpretación de esta Primera sinfonía es descomunal, parece como si Brahms quisiera romper con todas sus ataduras. La orquesta suena ominosa desde el inicio, avanza con una pulsión imparable, hasta una coda apoteósica.

La séptima de Beethoven de 1953 es un ejemplo más de contención, acumulación de emociones y apoteosis en el último movimiento.La “inacabada” de Schubert parece surgir de la niebla para luego iluminarse progresivamente. Sólo puede explicarse con el siguiente fragmento de un ensayo de esta sinfonía por el propio director, en el que pide a sus músicos muchas cosas, entre ellas “más melancolía” y que hagan un buen ”legato”.

CD 27-30. "Grabaciones radiofónicas de Postguerra II" Brahms: Sinfonías números 1 y 3; Variaciones sobre un tema de Haydn; Beethoven: Sinfonías números 7 y 8; Concierto para violín y orquesta; Obertura Leonora número 2; Gran Fuga; Schubert: Sinfonía número 8 "Incompleta"; Weber: Obertura de Euryanthe

CD 31- 33 "Grabaciones realizadas para DECCA"

Estos registros para el sello DECCA tienen un sonido decepcionante, con bastante distorsión. Me recuerdan a los vinilos mal prensados, se oye ruido de fondo que suena a fritanga. Llega a intuirse una magnífica Sinfonía nº 1 de Schumann, y una buena versión de la Sinfonía en Re Menor de César Franck, pero nada más. Todas las grabaciones se efectuaron con la Orquesta Filarmónica de Viena, excepto la Segunda de Brahms que fue con la Filarmónica de Londres.

CD 31-33. "Grabaciones realizadas para DECCA" Franck: Sinfonía en Re menor; Schumann: Sinfonía número 1 "Primavera"; Beethoven: Obertura Coriolano; Brahms: Sinfonía número 2; Bruckner: Sinfonía número 4 "Romántica"

CD 34 "Bonus" Beethoven: Sinfonía número 5 (1926); Wilhelm Furtwängler habla en alemán sobre música en diversas entrevistas y conferencias. En la carpetilla no obra traducción alguna

DVD Mozart: Don Giovanni (Festival de Salzburgo de 1954)

En el DVD de Don Giovanni de Mozart de Salzburgo en el verano de 1954 se puede ver a Furtwängler dirigiendo la Obertura a la Filarmónica de Viena. Entra en el foso, saluda brevemente a los aplausos de público y comienza a dirigir. Su contacto con la orquesta es instantáneo, la mirada del director es profunda, directa y con unos ojos azules que atrapan a los músicos. El acorde inicial con timbal y cuerda grave parece que no termine nunca, y a continuación el director persigue nuevamente la melodía y la va dotando de nervio y musculatura hasta el final. Uno piensa de forma inmediata en el Comendador en la escena “A cenar te invito”, en el final del dramma giocoso, en la despedida del protagonista, infame depredador y seductor, y en el dolor que uno siente por el eterno femenino gravemente ofendido y mancillado. Está presente más que el drama verdadero ideado por la literatura y por Mozart. Sólo habrá piedad para los que se dejen consolar.

Durante esta filmación de 1954 Wilhelm Furtwängler ya padecía una sordera incurable. Todo empezó con una neumonía que le afectó al oído durante 1953. Poco antes de morir, ensayaba en Berlín su Segunda Sinfonía con su querida Filarmónica, y no podía escuchar los pianísimos del fagot en el primer movimiento. Paró a la orquesta, dejó su batuta en el atril, se despidió educadamente diciendo “disculpen, paremos, esto ha sido todo por hoy”. 

DVD Mozart: Don Giovanni (Festival de Salzburgo de 1954) Don Giovanni - Cesare Siepi, Comendador - Deszö Ernster, Donna Anna - Elisabeth Grümmer, Don Ottavio - Anton Dermota. Donna Elvira - Lisa Della Casa, Leporello - Otto Edelmann. Zerlina – Ernma Berger, Masetto - Walter Berry. Orquesta Filarmónica de Viena. Producción: Herbert Graf. Director de la película: Paul Cziner.

Elisabeth Furtwängler le preguntó a su esposo qué música debía tocarse en su funeral, y él sin dudar le indicó este coral de Bach en la Pasión según San Mateo (que finalmente no se tocó en su entierro en el cementerio de Heidelberg): 

"Cuando yo haya de partir, ¡no te apartes de mí!

Cuando tenga que sufrir las angustias de la muerte,

¡Permanece a mi lado!

Cuando mi corazón esté oprimido

¡Libérame de mi angustia por tu dolor y tu pena!” 

Goethe escribió “¡Momento detente!”, y creo que eso es lo que se siente al final de un gran concierto o una buena grabación. Quisiéramos permanecer reteniendo eternamente esa sensación. A mi juicio, Furtwängler consigue esos momentos constantemente. Esos instantes cada uno los recibe de una forma, son enriquecedores y curativos. A veces producen vértigo o incluso nos cambian la vida. Furtwängler tenía ese misterioso talento de detener la música y entregársela al oyente. 

Notas

"Gregor Piatigorsky, Cellist", Doubleday and Company Inc., 1965

Bertha Geissmar era una mujer culta e inteligente que estudió filosofía en la Universidad de Heildelberg, y era amiga de Wilhelm Furtwängler, quien la contrató como secretaria. Era judía y al final tuvo que exiliarse en 1934, aunque Furtwängler la defendió y la retuvo hasta que la presión del régimen nazi se hizo insostenible. Huyó a Londres y fue una eficaz secretaria de Sir Thomas Beecham, quien la tuvo bajo su protección cuando era director del Covent Garden y de la London Philharmonic. Ayudó mucho en los fastos musicales para la coronación de Jorge VI, que incluyeron la visita de Furtwängler al Covent Garden. Bertha Geissmar falleció en 1949. Casi todos sus familiares cercanos fueron víctimas del exterminio en diversos campos de concentración.

Además se trata de hechos que pertenecen a la intimidad de Geissmar, de Furtwängler, y de sus hijos o nietos. DG podría haber eludido la referencia a este tema, y estos datos no deberían ser incluidos en un cuadernillo informativo. Pero ya que estamos en el asunto, debe aclararse que no es cierto lo que dice Mr. Lebrecht: fueron cinco los hijos que tuvo director berlinés. A saber: Wilhelm (1916), Dagmar (1920), Friedericka (1921), Iva (1923) y Almut (1934). Lebrecht como crítico está obligado a atenerse a la veracidad de los hechos y no lo hace.

Fred K. PRIEBERG, "Trial to Strength", Quartet Books, 1991, ISBN-13: 978-0704327900 (Título original en alemán “Kraft Probe”). Es el libro que mejor trata la figura de Furtwängler durante el régimen nacionalsocialista.

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