Discos
Oráculo Donaueschingen 2018
Paco Yáñez
Como viene siendo habitual en Mundoclasico.com, aprovechamos estas últimas semanas del año para repasar las ediciones discográficas que en 2019 nos han mostrado lo acontecido en algunas de las citas con los festivales europeos de referencia en el ámbito de la música actual, como las Donaueschinger Musiktage o las Wittener Tage für neue Kammermusik. Nos quedamos hoy en Donaueschingen, jornadas cuya muestra fonográfica del 2018 hemos recibido del sello muniqués NEOS, un año más, en una edición muy reducida que comprende tan sólo dos SACDs: parte de las dificultades económicas que este tipo de producciones discográficas experimentan en la actualidad, si las comparamos con los estupendos cofres de varios discos que antes eran habituales en esta misma cita.
Así pues, tan sólo dos discos, aunque sustanciosos y muy heterogéneos en cuanto a derroteros estilísticos, que comienzan con una mirada a Italia, de la mano de Ivan Fedele (Lecce, 1953), de quien escuchamos su concierto para bassetto amplificado y orquesta Air on Air (2018). Es ésta su tercera partitura para familia de clarinete y orquesta, tras Arco di vento (2004), con clarinete en si bemol como solista; y Flug, con clarinete bajo. Como en las anteriores piezas de este ciclo, se produce una exploración del instrumento, ahora de la mano del clarinetista italiano Michele Marelli, verdadero coautor, junto con Ivan Fedele, de algunas de las técnicas extendidas que aquí escuchamos, aunque lejos de su vertiente más dura, pues Fedele pretende incidir en los aspectos naturalistas asociados al aire, de la mano de su ligereza y levedad, de modo que la partitura no deja de fluir en ningún momento, hasta en su más calmo y tenebrista cuarto movimiento, 'In the eye of the storm', en el que los sonidos en la distancia y las melodías microtonales nos recordarán al movimiento lento del Concierto para piano (1985-88) de György Ligeti; como el suspendido comienzo reverberaba los pasajes más calmos de la Sinfonia (1968) de Luciano Berio. Llegados al quinto movimiento de los seis que consta esta partitura de 17:28 minutos de duración, retornamos a lo febril, con un ejercicio de virtuosismo impactante por parte de Michele Marelli, en una página que encuentro idónea para dialogar desde el presente con el Concierto para clarinete y orquesta en la mayor KV 622 de Wolfgang Amadè Mozart, como la propia Accanto (1975-76) de Helmut Lachenmann: una página que comparte con Air on Air la voluntad de reconcebir el instrumento, así como el sentido resonante de la orquesta con respecto a los materiales del solista. En Fedele se dan cita, en todo caso, más elementos próximos a lo melódico, regresando la partitura a la calma tras su incesante soplido, cual el viento que la nombra. Ni que decir tiene que Michele Marelli da toda una lección de técnica y estilo, como la estupenda SWR Symphonieorchester a las órdenes de Pascal Rophé.
La segunda compositora presente en esta edición es Malin Bång (Gotemburgo, 1974), de quien hace un año dimos cuenta en nuestro diario de su primer disco monográfico; precisamente, en el sello NEOS (11817), glosando entonces las muchas virtudes que hacen de la sueca una de las voces más potentes y originales de la música actual. splinters of ebullient rebellion (2018) no nos hará desdecirnos, en absoluto, además de que comparte muchas de las señas de identidad que habíamos alabado en aquel compacto del sello NEOS, como la radical inventiva tímbrica de Malin Bång o la importancia que los sonidos mecánicos adquieren en la conformación de sus tensos paisajes sonoros. También es característica de Malin Bång su preocupación por las cuestiones de orden político y social, sobre las que splinters of ebullient rebellion vuelve a reflexionar, haciendo hincapié en cómo los discursos se simplifican, negando al 'contrario' toda legitimidad, con lo que los puentes de diálogo y el sentido mismo de la democracia se dinamitan. Para transmudar tales ideas, utiliza aquí Malin Bång la orquesta; en su opinión, una de las instituciones sociales en la que las relaciones entre el individuo y la colectividad presentan una mayor riqueza, así como sesgos de vulnerabilidad. De este modo, la orquesta se divide en dos grandes bloques de naturaleza mecánica que progresivamente se van orientando hacia un ambiente más amable y evanescente en la mitad de la obra (de 19:54 minutos de duración, alcanzando paisajes acústicos dignos del chill out que se van resquebrajando por el golpeo de otros efectivos orquestales de más rabiosa naturaleza, en un proceso que se reitera hasta el final de la partitura). En el marasmo abigarradamente polimorfo que splinters of ebullient rebellion nos presenta, cobra asimismo importancia lo que Malin Bång dice son mensajes e iniciativas sociales que crecen con enorme empuje, cual bolas de nieve. Estas bolas son lanzadas de diversos modos, ya transformando la orquesta canciones de carácter reivindicativo, ya por la propia elevación de discursos individuales dentro del caos organizado en que por momentos se convierte en esta versión una estupenda SWR Symphonieorchester, de nuevo, con dirección de Pascal Rophé. Un tercer elemento presente en esta tan arrebatadora como variadísima página es el tecleo de la máquina de escribir, definida por Bång como una de las últimas posibilidades en nuestra sociedad de sentarse y producir un texto reflexivo que haga frente a la opresión constante que padecemos, invitándonos la compositora sueca a que cada uno de nosotros encuentre su propia máquina y alce su voz para crear un mundo mejor; algo que, sin duda, ha realizado Malin Bång con esta partitura.
Cierra el primer SACD otro compositor italiano, Marco Stroppa (Verona, 1959), que nos regala un auténtico festín sonoro con su partitura para electrónica solista y orquesta Come Play With Me (2016-18). El propio Stroppa es quien nos comunica en sus notas que, como sus conciertos precedentes, estamos ante una partitura inspirada en la poesía de William Butler Yeats; en concreto, en el poema To a Squirrel at Kyle-na-no, parte del libro The Wild Swans at Coole (1919). Kyle-na-no es un bosque que habitualmente frecuentaba Yeats en el parque irlandés de Coole, donde el poeta narra su encuentro con una ardilla que da lugar a una página orquestal de una heterogeneidad apabullante, que va de lo delicado, con un comienzo que recuerda lo más evanescente y resonante de Air on Air, a una violencia orquestal de gran formato digna de Xenakis, visitando todo tipo de estados de la materia acústica de por medio: estados que se multiplican gracias a una electrónica que parece convertir la orquesta en una masa plasmática. Para dar una forma más referenciada a la tradición a su concierto, Marco Stroppa concibió como solista (y ubicada donde normalmente lo está en el escenario) a una torre de siete altavoces orientados en distintas direcciones, por los que se vuelcan las síntesis modales por Stroppa compuestas en el Ircam parisino. Este sistema, conocido como Modalys, utiliza sonidos de objetos físicos (incluidos instrumentos acústicos) para producir todo un sistema de vibraciones que actúan como un solista invisible en relación a la orquesta, invitándola (de ahí el título de la partitura) a jugar (y a tocar, tirando de la polisemia de la palabra «Play» en inglés) constantemente diversos modos musicales de lo más variado en cuanto a técnicas y estilos. Gracias a la edición en SACD de este registro, seremos partícipes de la concepción en 3D del ensamblaje electroacústico llevado a cabo por Stroppa junto con el ingeniero Carlo Laurenzi, dando lugar a un universo musical inestable caracterizado por su motilidad y exploración de lo que el compositor veronés califica de condiciones límite del sonido. Asimismo, reconoce Stroppa que en Come Play With Me se insertan lo que define como homenajes a los pioneros de la música electrónica, por medio de «sonidos vintage» procedentes de un Synthi 100. En un guiño humorístico, Marco Stroppa nos dice en sus notas que, como la ardilla del poema de Yeats, las sonoridades del sintetizador analógico suben y bajan por la torre de siete altavoces (que define como «tótem tambaleante»), si bien no tiene intención alguna de abatirla de un disparo... Los que sí disparan en la dirección correcta son los instrumentistas de la SWR Symphonieorchester, que liderados por Pascal Rophé nos regalan una versión (la del estreno, en vivo, como las restantes del disco) de un poderío apabullante, en una de las partituras más completas de cuantas encontramos en esta edición de las Donaueschinger Musiktage 2018; además de ser la de mayor duración, con sus 31:28 minutos repletos de paisajes acústicos insospechados.
Abre el segundo disco la polaca Agata Zubel (Wrocław, 1978), otra de las compositoras habituales en este tipo de festivales; si bien, después de lo escuchado en el primer compacto, su Chamber Piano Concerto (2018) resulta un tanto escaso, a pesar de la buena mano de Zubel y de su refinado tratamiento microtonal en un piano que, en realidad, es doble; de ahí, la sensación de escuchar, junto con el primer teclado, a una suerte de sombra que lo dobla en diversos momentos. También la relación de la solista, Ingfrid Breie Nyhus, con el ensemble, el Cikada, es bastante particular y libre, algo que se agudiza por los dejes jazzísticos que en diversos momentos despliega esta página con Christian Eggen al frente de éste que fue su estreno mundial. La propia compositora nos confiesa en sus notas que su Chamber Piano Concerto no pretende transgredir límite musical alguno, algo que resulta obvio, sino recrear mundos preexistentes, que diría aquí con una gran impronta del piano norteamericano, desde John Cage, por lo que parecen sonoridades preparadas, hasta el propio Conlon Nancarrow, en los compases más acelerados y virtuosísticos del concierto, en los cuales se suma la percusión para crear una curiosa síntesis de mecanismos y jam session en poco más de doce minutos.
También CASE WHITE (2018), partitura de la compositora croata afincada en Viena Mirela Ivičević (Split, 1980), es breve, ya que apenas sobrepasa los diez minutos de duración. Como en el caso de splinters of ebullient rebellion, nos encontramos con una pieza manifiestamente política, pues presenta vínculos directos con la historia de Croacia y sus corolarios de cara al presente. Se trata de una página para ensemble que tiene un precedente en el catálogo de la propia Ivičević: la orquestal CASE BLACK (2016), partitura que nos remitía a la Batalla del Sutjeska: ataque coordinado de las Potencias del Eje que tuvo lugar del 15 de mayo al 16 de junio de 1943 en el entorno del río Sutjeska (Bosnia), con el objetivo de destruir las fuerzas de los partisanos yugoslavos. Uno de los partisanos caídos en dicha batalla fue el abuelo croata de Mirela Ivičević, compositora que reconoce el carácter de trauma familiar que la Operación Schwarz (como también se la conoce en alemán) supone aún hoy para su familia y tantas otras de la región de Dalmacia. Es por ello que en este nuevo acercamiento a la historia de Croacia se va todavía más atrás en el tiempo, hasta la que dice precursora de la Batalla del Sutjeska, la conocida como Case White o, en castellano, Batalla de Neretva, que tuvo lugar entre enero y abril de 1943. Ambas batallas sirven a Ivičević para reivindicar el pasado antifascista de los partisanos yugoslavos y oponerlo al coqueteo con la extrema derecha que muchos políticos de su país manifiestan en la actualidad; todo lo cual crea una pieza no narrativa, sino profusamente intrincada en técnicas actuales para poner de relieve las tensiones y los choques entre cuerpos político-camerísticos: planteamiento soberbiamente brindado en esta grabación del estreno por el que es ensemble dedicatario de la partitura, el Klangforum Wien, aquí comandado por Ilan Volkov.
En una edición discográfica de las Donaueschinger Musiktage tan italiana como ésta, cierra nuestras visitas a la música transalpina el compositor toscano Francesco Filidei (Pisa, 1973), de quien escuchamos BALLATA N. 7 (2018). En sus notas, Filidei reflexiona sobre el desarrollo estético que lo ha caracterizado como compositor, con el paso de un lenguaje básicamente conformado por ruidos, a la aparición de alturas puras. La serie BALLATA, además de remitirnos a modelos tradicionales que evitan al toscano complicarse con sus títulos, utilizando términos que evocan una forma musical ampliamente reconocible, intrinca buena parte de esa transición estética en su desarrollo compositivo, alcanzando en BALLATA N. 7 una muy aquilatada síntesis de ruidos y alturas. Se trata de una partitura que toma materiales preparados por Francesco Filidei para su ópera Inondation (2018-19), recientemente estrenada (el pasado 27 de septiembre) en la Opéra Comique de París; de ahí, su muy variada naturaleza, que va de ciertos registros cómicos a un final evanescente, suspendida la música prácticamente en el silencio. Aunque no estemos ante una propuesta tan contundente como las del primer compacto, no deja de mostrar asomos de verdadera calidad y una escritura netamente actual por su cohabitación de lenguaje armónico y ruidista. Como CASE WHITE, aquí BALLATA N. 7 es dirigida por Ilan Volkov al Klangforum Wien, ensemble que vuelve a ser el dedicatario de la partitura, que estrenaron en Donaueschingen con su habitual nivel de excelencia, destacando su definición tímbrica y el contraste entre lo más acerado y las sutiles auras en las que esta página se desvanece.
Cierra la edición fonográfica de las Donaueschinger Musiktage 2018 un rescate musical, el de Stück für großes Orchester und Klavier vierhändig HMV 62 (1965), partitura de Hermann Meier (Selzach, 1906 - Zullwil, 2002) que el 21 de octubre de 2018 vivió su estreno mundial, más de medio siglo después de ser compuesta. La música de Hermann Meier ha sido objeto de diversas recuperaciones a lo largo de la última década, destacando los estrenos de sus partituras orquestales efectuados por la Basel Sinfonietta en 2010, o el primer congreso dedicado al compositor suizo, en 2017, seguido de una exposición de sus partituras y diagramas en el Kunstmuseum de la localidad helvética de Solothurn. Y es que los vínculos de Hermann Meier con el arte son directos, ya por el hecho de que Piet Mondrian fue una de sus principales inspiraciones, marcando los cuadros del holandés los diagramas formales que servían de apoyo para las partituras de Meier, un compositor muy vinculado en sus comienzos al serialismo (movimiento habitualmente tan fascinado por el rígido orden de Mondrian), que posteriormente fue evolucionando hacia la composición en clústeres expandidos y la electrónica.
Lo que hoy conocemos de Hermann Meier es una partitura para piano a cuatro manos y orquesta rechazada en 1965 por los responsables de la Südwestfunk, algo que refiere detalladamente Michelle Ziegler en sus notas, así como los sucesivos desencuentros (con Paul Sacher, Heinrich Strobel o Hermann Scherchen, entre otros) que acabaron con Meier como un compositor alejado de los circuitos oficiales de la nueva música alemana, creando en soledad un catálogo en gran medida silente en vida del compositor. En paralelo, la mayor atención de Hermann Meier a las artes plásticas lo conduce a un interés por las masas sonoras densificadas que en muchos aspectos es cercano al de un coetáneo György Ligeti que en los años sesenta creaba su estilo micropolifónico, con el que Stück für großes Orchester und Klavier vierhändig HMV 62 comparte no pocos parentescos estéticos, con el uso de texturas ampliadas y clústeres cromáticos. Es por ello que el propio Meier habla de esta pieza como de una obra de geometrías sonoras y éxtasis sin atmósferas ni desarrollos lingüísticos al uso, en la que los parámetros se basan en la densidad, las dinámicas, los registros, la instrumentación y las superficies texturales. Todo ello era meticulosamente especificado por Meier en sus partituras gráficas (alguna de las cuales podemos ver en el libreto de esta edición); grafismo que, en momentos puntuales, acerca la música del suizo a ciertos efectos del Penderecki de los años sesenta. En todo caso, la escritura de Hermann Meier no es tan unitaria como la del polaco, ni alcanza una firma tan reconocible a primera vista; de ahí, que haya pasajes más virulentos en los que podamos pensar en Bernd Alois Zimmermann; incluso, en una anticipación del Ligeti polirrítmico de los años ochenta por lo que a los centelleantes mecanismo del piano se refiere, tal y como escuchamos en el minuto vigesimoprimero. Son los pianistas Lars Jönsson y Klaus Steffes-Holländer los que dan cuenta de esos entramados tan complejos y vibrantes, acompañados por una monumental SWR Symphonieorchester que bajo la batuta de Peter Rundel hacen bueno aquello de que nunca es tarde (incluso 53 años) si la dicha es buena.
Como viene siendo norma de la casa en las ediciones de las Donaueschinger Musiktage publicadas por NEOS, las tomas de sonido son espectaculares, consciente como lo es la SWR (radio alemana encargada de las grabaciones) de lo histórico de cada edición de un oráculo alemán al que tantas partituras que han cambiado la historia de la música debemos. En esta ocasión, las aquí reunidas nos sitúan ante seis novedades (y una recuperación histórica) de muy diversa factura que responden fidedignamente a las variadísimas rutas estéticas que definen el presente. El generoso libreto, de 55 páginas, nos ayudará a comprender mejor estas rutas de la mano de los propios compositores, que firman los ensayos explicativos de cada una de sus partituras, excepto en el caso de Hermann Meier, cuyo ensayo fue escrito por Michelle Ziegler.
Estos discos han sido enviados para su recensión por NEOS.
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