Nuevo refrito de Boris Godunov, esta vez con la versión original de 1869, pero … sin la escena frente a San Basilio, porque se decidió agregar el final en la selva de Cromin compuesto en 1872. Y también se agregó el acto polaco que, coincido con el regisseur Barrie Kosky, mejora como contraste argumental y con buena música esa aburridísima y seca versión original hoy obsesivamente proclamada como dogma por la corrección política del revisionismo. Hasta me atrevo a decir que para hacer del defecto original una ópera hecha y derecha, hubiera sido conveniente incluir la canción de la posadera, la de la niñera, y sobre todo la maravillosa melodía que acompaña a esa “mano implacable de Dios” bajo la cual el protagonista se siente aplastado en el segundo acto, antes de la aparición de Shuiski. Y por supuesto que prefiero la orquestación de…
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