Discos

Las bellas auras de la fricción

Paco Yáñez
lunes, 4 de enero de 2021
Clara Iannotta: Dead wasps in the jam-jar Clara Iannotta: Dead wasps in the jam-jar
Clara Iannotta: dead wasps in the jam-jar (iii); You crawl over seas of granite; A Failed Entertainment; Earthing - dead wasps (obituary). JACK Quartet. Rainer Pöllmann, productor. Andreas Lammel y Henri Thaon, ingenieros de sonido. Un CD DDD de 57:47 minutos de duración grabado en el Traumton Studio y en la Haus des Rundfunks de Berlín (Alemania), del 13 al 15 de enero de 2020. Wergo WER 6433 2.
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Damos la bienvenida a un nuevo año, y lo hacemos con los habituales buenos deseos y propósitos de enmienda, que de cara al 2021 pasarán —huelga decirlo, pero que quede constancia— por el final de esta odiosa pandemia, así como por la recuperación de una vida cultural que tan golpeada ha sido a lo largo de los últimos meses por unas disposiciones políticas que, en ocasiones (véase el aforo al que han sido reducidos tantos de nuestros auditorios), se antojan desmedidas. 

Entre nuestros deseos para este nuevo año está, sin duda, el seguir dando cuenta en mundoclasico.com del trabajo de las muchas compositoras que hoy en día pueblan la escena internacional de la mejor música actual; de forma que en esta primera reseña discográfica del 2021 nos ponemos manos a la obra, para glosar la estupenda producción para cuarteto de cuerda de la italiana Clara Iannotta (Roma, 1983), una compositora que ya había visitado nuestra sección fonográfica debido a su presencia en diversas ediciones de las Wittener Tage für neue Kammermusik.

Pieza enlazada

Entre aquellos compactos, en la edición de las jornadas alemanas del año 2014 pudimos disfrutar de The people here go mad. They blame the wind (2013-14), trío para clarinete bajo, violonchelo y piano en el que Clara Iannotta musicalizaba sus recuerdos de un paseo por el vecindario de Somerville, en Boston, convocando dos de los elementos que más influían en su producción musical entonces: los artefactos mecánicos y el tañido y las resonancias de las campanas. Coetáneo de aquel trío, el cuarteto de cuerda más antiguo reunido en el compacto que hoy reseñamos, A Failed Entertainment (2013), comparte con The people here go mad. They blame the wind la presencia de las campanas, si bien aquí de forma explícita, pues junto con las dieciséis cuerdas de sus instrumentos el JACK Quartet moviliza en esta lectura campanas, silbatos y bloques de poliestireno, lo que multiplica las capas tímbricas, las evocaciones y lo que diría una nostalgia de la armonía que ya estaba presente, de forma muy luminosa, en el trío del año 2014, y que ahora vuelve a hacerse notar con una suerte de haces espectrales que se mueven fugazmente entre un paisaje, en conjunto, de potente rugosidad, así como de claves estilísticas netamente post-lachenmannianas que a Iannotta llegan a través de quien fue su maestra en la Universidad de Harvard, la compositora israelí Chaya Czernowin.

Siempre atenta a la literatura, si en The people here go mad. They blame the wind el título de la obra era tomado por Clara Iannotta de un poema de la escritora dublinesa Dorothy Molloy, en el cuarteto de cuerda A Failed Entertainment el título proviene de una de las novelas norteamericanas más importantes e influyentes de finales del siglo XX, Infinite Jest (La broma infinita, 1996), de David Foster Wallace. Según la propia Iannotta, si en Infinite Jest el tiempo se convierte en capas de memoria, en su cuarteto de cuerda el sonido resulta de una combinación de capas de color, si bien, tras la lectura del libro de Wallace, la compositora romana reconoce que dejó de comprender la forma como una caja en la que albergar sus objetos sonoros, para pasar a ser un espacio que daba forma a dichos contenidos: situación que —afirma— hizo que las alturas no fuesen suficientes para construir ese nuevo espacio, por lo que ha recurrido, desde entonces, de forma habitual al ruido. A Failed Entertainment es un perfecto ejemplo de esos presupuestos, así como de ese momento de transición, con esos coletazos de reminiscencias espectrales y la afirmación de un lenguaje ruidista que será plena en sucesivos cuartetos. En conjunto, así pues, estamos ante una página en absoluto fallida —por jugar con el título de este cuarteto—, sino muy bella, tensa, agitada en lo rítmico y de contornos más agudos que el resto de las piezas aquí reunidas, con la cuarta y más reciente de las cuales señala un acusado contraste en cuanto a color y gravedad.

dead wasps in the jam-jar (iii) (2017, rev. 2018), para cuarteto de cuerda preparado y ondas sinusoidales, no acusa aún dicho contraste, pues emerge de una sonoridad de fricción atenuada que podría, perfectamente, haberse desgajado desde A Failed Entertainment. Tampoco muestra la más prolija heterofonía del anterior cuarteto, siendo su paleta tímbrico-cromática más concentrada. Lo que sí comparten A Failed Entertainment y dead wasps in the jam-jar (iii) es esa proteica (y tan de nuestro tiempo) hibridación de técnicas ruidistas y espectros armónicos, que en dead wasps in the jam-jar (iii) se desgajan periódicamente cual auroras boreales: haces de luz brillante que resplandecen sobre una base de roces cuyos paisajes más abigarrados nos harán pensar en la música saturada francesa, así como en la naturaleza, pues los cuartetos de Clara Iannotta son música en la que las fuerzas primordiales de lo natural parece que se hubiesen hecho sonido. Por otra parte, esa propia vinculación con las más atávicas energías naturales confiere a estas partituras un carácter intemporal (a pesar de que la compositora romana utiliza en todo momento recursos técnicos y estilísticos plenamente actuales). En aquellos compases en los que dead wasps in the jam-jar (iii) entra en bucle, este empecinamiento del tiempo por volver sobre sí mismo es más que evidente, con dejes que se antojan hasta feldmanianos (por más que los 12:22 minutos que aquí el JACK Quartet emplea en su lectura nos puedan parecer apenas un suspiro, al lado de la más aquilatada suspensión del tiempo que tiene lugar en las piezas mayores del genio neoyorquino).

Partitura cuya versión definitiva fue estrenada (como A Failed Entertainment) por el Quatuor Diotima, Theresa Beyer —en sus espléndidas notas— destaca en ella esa tensión que se produce entre la rugosidad del roce constante y los brotes de luz que, periódicamente, se evaporan hacia lo infinito. Nos ayuda Theresa Beyer, asimismo, a conocer mejor la preparación de un cuarteto que, simplemente por su sonoridad en disco compacto, difícilmente podríamos discernir: una preparación que comprende la sujeción de clips en las cuerdas de los instrumentos (entre el diapasón y el puente), de forma que la mano izquierda ejecuta continuos glissandi en armónicos (de los que brotan esas auras de luz antes mencionadas), mientras que del roce en sobrepresión del arco contra las cuerdas y los clips se deriva la rugosidad más tensa y cavernosa que sirve de base (casi cual bajo continuo) a dead wasps in the jam-jar (iii). Por otra parte, remitirnos, aquí, al bajo continuo, no es baladí, pues la fuente histórica de la que se nutre no sólo este cuarteto, sino las tres partituras que conforman el ciclo dead wasps in the jam-jar (2014-18), es la 'Courante' de la Partita para violín Nº1 en si menor BWV 1002 (1720) de Johann Sebastian Bach, pieza que Clara Iannotta ha estudiado en detalle, llegando a la conclusión de que Bach, en sus virtuosísticas cascadas de semicorcheas, rellenaba los pequeños saltos que exigía la febril digitación sobre el diapasón con unos nimios glissandi para embellecer la partitura: miniatura y trabajo de orfebrería acústica sobre la que dead wasps in the jam-jar (iii) emplaza un microscopio musical que, a la par, amplía y congela dichos procedimientos armónicos, siendo el cuarteto resultante de tales análisis salto y glissando, vacío y forma, inmovilidad y movimiento en pos de un final en el que la música trasciende su propia materia y resplandece más allá del espacio y del tiempo, convertida ya en aura pura.

Earthing - dead wasps (obituary) (2019), para cuarteto de cuerda preparado, transductores y electrónica, afianza la unidad formal, técnica y estilística de las partituras reunidas en este compacto, pues sus paisajes acústicos parecen derivarse, de nuevo, del anterior cuarteto, por lo que el encadenamiento entre las tres primeras piezas de este disco resulta totalmente lógico y coherente. De este modo, los materiales de dead wasps in the jam-jar (iii) reaparecen en esta elegía que es Earthing - dead wasps (obituary), con sus auras espectrales y sus profusos roces de cavernosa rugosidad. Esta forma de vampirizar un cuarteto por parte del otro es relacionada por Clara Iannotta con la naturaleza, con el modo en que las arañas devoran el interior de sus víctimas, dejando el exterior aparentemente intacto. Así, un cuarteto succiona al otro y vive internamente dentro de la forma del segundo, algo para lo cual la electrónica y los transductores resultan fundamentales, al proyectar ese interior sonoro de una partitura en la siguiente, haciendo que la primera reviva y se simultanee en/con Earthing - dead wasps (obituary), cual si dead wasps in the jam-jar (iii) hubiese caído en la telaraña del cuarteto del 2019, alimentando su desarrollo y proliferación de nuevas formas.

Esa imagen tan elocuente, atractiva e inquietante nos sirve para comprender, al mismo tiempo, algunas de las decisiones compositivas que vertebran Earthing - dead wasps (obituary), como la existencia de unos tempi simultáneos que son otra de las evidencias de la cohabitación de ambos cuartetos, de la vampirización del uno por el otro, previo el momento de su digestión y asimilación, cuando ambos organismos conviven ya no en paralelo, sino el uno dentro del otro. Por otra parte, el paisaje tímbrico no muestra esa cohabitación tan acusada y en paralelo, sino unos planteamientos, más bien, de desarrollo, en los que juega un papel muy importante (de nuevo) la preparación de los instrumentos, así como la expansión que a sus ruidos (pues prosigue Iannotta la implantación cada vez mayor de técnicas extendidas en sus partituras) confiere la electrónica, por lo que los paisajes más sólidos y congelados de dead wasps in the jam-jar (iii) aquí vibran de forma más dinámica, cual si esos universos reviviesen (algo lógico, si seguimos el hilo de la asimilación arácnida de un cuarteto por el otro). No deja de ser curioso, en todo caso, que, pese a su origen mediterráneo, los paisajes acústicos de Clara Iannotta en estos cuartetos resulten de una naturaleza tan nórdica, cuasi albar, nívea y congelada. Sin duda, el paso de la compositora romana por Harvard la habrá puesto en contacto con los gélidos inviernos de Massachusetts, cuyos vientos ya se adentraban en partituras como The people here go mad. They blame the wind, si bien los matices del blanco musical que pueblan estos tres primeros cuartetos nos remiten, incluso, a latitudes más septentrionales, entre el roce de cuyos bloques de hielo parecen fraguarse las fricciones continuas de estos cuartetos, así como los destellos de sus auroras boreales, aquí hechas música por Clara Iannotta.

El final de este recorrido nos conduce a la más reciente creación de la compositora italiana en este género musical, You crawl over seas of granite (2019-20), página de muy similares planteamientos, si bien con un color más obscuro y grave. Como ya hemos mencionado, la influencia de Helmut Lachenmann es muy evidente en el aparato estilístico de Clara Iannotta, que en You crawl over seas of granite se acerca a dos partituras tan decisivas en la conformación de su sonido instrumental como Pression (1969) y Gran Torso (1971, rev. 1976/1988). A éstas les sumaría, avanzando varias décadas en el desarrollo de la musique concrète instrumentale, los cuadros finales de Das Mädchen mit den Schwefelhölzern (1990-96, rev. 2000); en concreto, por su estilo tan dinámico de sobrepresión, creando una multiplicidad que en Lachenmann remedaba la caída de la nieve, y que en Iannotta vuelve a exponer nuevos perfiles en su profuso estudio de la fricción en el cuarteto de cuerda (de hecho, las improntas y los ecos se multiplican, si pensamos que algunas de las tesituras agudas del violín, más luminosas, casi parecen evocar al propio shō, instrumento japonés que entre el paisaje de cuerdas en sobrepresión se asoma a los cuadros finales de La cerillera lachenmanniana).

No cabe duda, por tanto, de que cuando en el futuro se realice un estudio de las distintas etapas compositivas de Clara Iannotta, se agruparán estos cuatro cuartetos de cuerda en una misma etapa y en una concepción del sonido compartida por las piezas aquí reunidas, compuestas entre 2013 y 2020: lapso en el que, además, se percibe con nitidez esa implantación masiva de técnicas ruidistas, así como, repito, una cierta nostalgia de la armonía que no deja de entreverse, ya sea en las auras espectrales de A Failed Entertainment, ya en esos asomos de un sonido tan luminoso y próximo al shō como el que escuchamos en un página tan bella y densa como You crawl over seas of granite. El cavernoso sonido que en este último cuarteto se distingue —en lo que, en el conjunto del disco (si seguimos un orden cronológico) es prácticamente un viaje de la luz a la oscuridad— vuelve a deber mucho a la preparación de los instrumentos —de nuevo, con clips en sus cuerdas—, así como a una scordatura que (re)afina los instrumentos más de una octava por debajo de su tesitura natural, lo que depara una gravedad y un sonido ronco muy adecuado para las técnicas rugosas y ruidistas que, de por sí, Iannotta despliega en You crawl over seas of granite. Según reconoce la compositora, ello supuso todo un reto para ella misma, pues se declara una «freak» del control, algo que, en buena medida, se pierde por la tan destensada disposición de las cuerdas, en las que seguir lo escrito en la partitura se torna, si no misión imposible, al menos harto compleja.

En todo caso, si un conjunto en la actualidad puede dar cuenta de tales requerimientos en el límite de lo (im)posible, ése es el JACK Quartet, cuarteto neoyorquino considerado como una de las mejores formaciones del momento en su género, algo que vuelven a rubricar en este compacto del sello Wergo, así como, muy especialmente, en esta última partitura, You crawl over seas of granite, por ellos mismos estrenada hace un año en el Ultraschall berlinés. La tensión y la precisión del JACK en todas estas lecturas es hipnótica y fascinante, mostrando una de sus señas de identidad —que tan buenos resultados había dado en su integral lachenmanniana para mode records (267)—: un control del sonido impoluto en el que, a pesar de tan complejas técnicas, así como de lo extremo de las mismas, escuchamos estos cuartetos con total limpieza y fidelidad a los referentes (musicales y extramusicales) convocados por Clara Iannotta para dar sentido(s) a sus partituras.


Pieza enlazada

Tan ejemplares interpretaciones se ven realzadas por unas tomas de sonido sin pega alguna, espectaculares, a cargo del Traumton Studio y de la Haus des Rundfunks berlinesa. El libreto de este lanzamiento (con un amplio ensayo a cargo de Theresa Beyer) es el habitual en la Edition Zeitgenössische Musik, serie del sello Wergo que retrata musicalmente, desde el año 1986, a los jóvenes valores de la música actual: edición que ya ha estado presente, en diversas ocasiones, en la sección discográfica de mundoclasico.com, incluyendo a estupendas compositoras como la española Lula Romero o la ucraniana Anna Korsun, con cuyo compacto en Wergo celebramos el Día Internacional de la Mujer en 2019. 

Pieza enlazada

Hoy lo que celebramos es la entrada en un nuevo año al que le pedimos, por encima de todo, salud y que se lleve, de una vez por todas, esta pandemia, así como el poder seguir escuchando más música de tan sobresalientes compositoras como éstas, a las que desde ahora sumamos el primer monográfico de Clara Iannotta en Wergo.

Este disco ha sido enviado para su recensión por Wergo.

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