El segundo Festival Verdi en Parma se ha clausurado con La forza del destino en su versión definitiva de 1869. Se ha ofrecido, como debería ser siempre en estas manifestaciones cuyo fin, además de divulgativo, debiera ser también científico en la lectura filológica de las partituras, en su integralidad. Lo que no deja de ser una hazaña con esta ópera que, en la habitual tradición teatral, siempre se mutila aprovechando, como excusa, que se trata de una dramaturgia aparentemente caótica, ya sea en el argumento, en el que lo absurdo se justifica con la fuerza del sino, ya sea en su división temporal y logística, pues la unidad clasicista es continuamente masacrada por los continuos cambios de época y de lugar.La ópera más discutible del periodo de la madurez de Verdi, sin embargo, tiene –además de su fama de 'gafe', en Italia al menos- una…
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