Sugestiva me pareció la atmosfera teatral del Teatro Comunale Pavarotti-Freni que parece haber evitado renovaciones intrusivas para mantener su encanto original.La tradicionalidad de los decorados pareció extenderse a la de la sala para así crear un todo casi mágico de integración entre la ficción escénica y la de un público ferviente entronizado en el decorado también de fábula de la sala de butacas.
Donde no hay poder, sexo y sangre la fantasía un tanto desbocada de Bieito no tiene de dónde cogerse.Aquí sangre había, pero el tema del poder, aunque existe, no está en primer plano y el amor, o es casto o es filial.
Si el coro, cantando y actuando, estuvo memorable, la orquesta no le fue a la zaga.No hablo de los detalles técnicos donde estuvo todo en su lugar, sino de la respuesta a la dirección de Young, a la que por primera vez se le confiaba una ópera en esta sala.
Sin duda es necesario revisar a los compañeros de ruta de Puccini, quien sin embargo tanto se distinguió de ellos y consiguió imponer casi todas sus producciones frente al olvido en que cayó todo el grupo de la ‘giovane scuola’, a excepción de algunos títulos (las dificultades vocales tienen mucho que ver)
Este año los peregrinos de 'Los caminos de la amistad' estuvieron en las ruinas de Jerash en Jordania, pero antes llevaron su música al campo de refugiados de Al Za’atari.Y dos días después los encontré a todos ensayando la repetición del concierto de Jerash en otras ruinas, las del teatro romano de Pompeya.
La concepción escénica fue acertadísima.Lejos de connotar con improbables pretextos cuanto propone el cardenal Pamphili, Saburo Teshigawara consideró con extrema inteligencia que lo que el libreto proponía no era un relato sino poesía, una poesía cargada de simbolismo.
Maddalena era la primera vez en la carrera de Chiara Isotton.La pena es que sólo se le hayan confiado dos funciones.Sinceramente espero que se haya acabado para ella la época de ‘cover’, de una única función (con suerte) entre las últimas, y naturalmente de pequeños papeles.
Con 'Li zite ngalera' hemos tenido una deliciosa acción sin interrupción, bellos decorados, excelente vestuario y actuación notable que no cayó nunca en la farsa (excepto cuando el libreto y la música lo piden)
La nueva producción -¿era realmente necesaria?- de Kokkos fue víctima del fuego cruzado de tradicionalistas y progresistas.En mi país natal decimos ‘no hay que gastar pólvora en chimangos’, o sea que no da como para una discusión de envergadura ni siquiera para protestarla.
Mehta dirigió muy bien y la orquesta le respondió con entrega.Por momentos se veía un enfoque más ‘sinfónico’ de lo deseable y la lentitud en ocasiones conspiró contra una tragedia que ciertamente se construye ‘casi’ sola.