Discos
Ecos coreanos, en el corazón de Alemania
Paco Yáñez

Como tantos compositores asiáticos, entre los que podemos destacar a Tōru Takemitsu, Isang Yun, Toshio Hosokawa, o Misato Mochizuki, la compositora surcoreana Younghi Pagh-Paan (Cheongju, 1945) es un perfecto ejemplo de sincretismo y diálogo intercultural: el que en su obra se tiende entre los atisbos que en ella perviven de la música tradicional coreana y las corrientes de la avantgarde que Pagh-Paan asimiló, de primera mano, en algunos de los centros académicos alemanes de referencia, en los que completó sus estudios musicales (comenzados en Seúl en los años sesenta) con maestros entre los que encontramos a Peter Förtig, a Klaus Huber y a Brian Ferneyhough.
El compacto del sello NEOS que hoy reseñamos es una muy aquilatada muestra de ello, ya desde su primera obra, MAN-NAM I (1977), palindrómico cuarteto para clarinete, violín, viola y violonchelo para cuya composición Younghi
Compuesta para una sola voz femenina, ma-am (Mein Herz) (1990) fue dedicada a Nuria Schönberg-Nono tras la muerte de Luigi Nono, el fatídico 8 de mayo del año 1990. De nuevo, la poesía coreana del siglo XVI sirve de inspiración a esta partitura; en concreto, un poema de Chung Chul en forma de si-yo, ancestral género poético coreano estructurado en tres versos. Al igual que en los recitados tradicionales de si-yo, hay en ma-am (Mein Herz) un acompañamiento percusivo de la voz para enfatizar la construcción rítmica del recitado. De este modo, si en el si-yo la percusión era confiada al janggo (instrumento tradicional coreano), en esta versión del sello NEOS la soprano alemana Angela Postweiler ve punteado su canto por las claves, que con su incisiva aparición marcan algunos de los puntos de inflexión prosódica de esta partitura que sigue en su estructuración los tres versos propios del si-yo, apostando, al mismo tiempo, por un desarrollo circular tan habitual en la música del Lejano Oriente. El tono general de esta breve composición (de tan sólo 4:07 minutos de duración en esta primera grabación mundial de la obra) es el de una elegía, así como el de un canto de consuelo para aquélla que se queda a este lado de la muerte, iluminada por el resplandor de quien se fue; en este caso, de un compositor también atento a los ecos y a la presencia latente de la muerte, como tantas veces escuchamos en el catálogo de Luigi Nono; especialmente, en la también elegíaca .....sofferte onde serene... (1975-77). La versión de Angela Postweiler se nos antoja de una refinadísima belleza, repleta de delicados agudos y de un canto que, pese a la lobreguez de los golpeos fúnebres, está repleta de luz, con una afinación de lo más exigente, digna del Nono tardío.
Dos años posterior, en el septeto U-MUL / Der Brunnen (1992) la percusión vuelve a tener un peso crucial, portando ecos de lo coreano: unos ecos que, en el catálogo instrumental de Pagh-Paan, están asociados a la percusión como epítome de la música tradicional de su país natal. La traducción del título de este septeto sería El pozo: oquedad convertida en metáfora del alma humana, con sus profundidades insondables, aunque aquí a lo que parecemos asistir es a toda una dramatización de los estados del espíritu, tan propia de un Kurosawa (si se nos permite ultrapasar el Mar de Japón) como de un Shakespeare (volviendo a Europa), por cómo Pagh-Paan caracteriza de forma tan nítida los instrumentos cual personajes de esas formas de ser que constituyen cada uno de nuestros abismos de interioridad. Aunque, como ya hemos señalado, la percusión remeda en U-MUL lo más típicamente coreano, los instrumentos de viento también portan reminiscencias asiáticas, con su sonoridad evocadora del bambú (presente entre los efectivos de la propia percusión), así como las cuerdas vuelven a trabajar el glissando y la flexibilidad armónica para acercarse a los modos tradicionales coreanos, con su despojamiento, poesía y concepción circular de la respiración humana como metáfora, ya no de la profundidad de ese pozo anímico, sino como imagen de lo infinito, a través de los ciclos naturales y de su reintegración en el todo; aquí, en el silencio.
Treinta años después de haber creado ma-am (Mein Herz), Younghi Pagh-Paan compuso Mein Herz I (2020), partitura para soprano y viola que extiende los ecos de la pieza vocal dedicada a Luigi Nono, así como la impronta estilística del compositor veneciano. En este caso, Pagh-Paan utiliza un poema del escritor austríaco Hans Carl Artmann y, a pesar de que el poema se divide en ocho versos, Mein Herz I se estructura en cinco secciones que suponen diversos grados de acercamiento entre la voz y la viola: un instrumento que, con arco, remeda las tesituras y los armónicos de la voz, mientras que en pizzicato vuelve a aportar esa suerte de acompañamiento percusivo propio de la poesía tradicional coreana. De hecho, la obsesiva aparición del propio título de la obra, que da comienzo a cada uno de los versos del poema homónimo mein herz, se escuchará en coreano en la tercera sección de la partitura, haciendo explícitos unos ecos asiáticos que lo habrán sido ya no sólo en el uso percusivo de la viola, sino por sus glissandi y por los portamenti en la voz de Angela Postweiler, soprano que vuelve a dejarnos en este compacto otra primera grabación mundial, acompañada aquí por la viola Kirstin Maria . Juntas, destilan delicadeza, refinamiento y una concepción de lo poético en la que la fragilidad se asoma a cada nota.
Cierra este compacto el cuarteto de cuerda Horizont auf hoher See (2016), una página en la que la literatura vuelve a fertilizar los pentagramas; en este caso, por medio de un texto de Simone Weil que, en la versión alemana tomada por Younghi Pagh-Paan, reza así: Wellen. Gesamtes und Teile. Dasselbe und das Andere. Horizont auf hoher See. Wir sind von unserem eigenen Blick eingekreist. Por tanto, las olas, el todo y las partes, el horizonte contemplado en lo alto del mar y, paralelamente, nuestro ensimismamiento en una mirada que nos atrapa, rodeándonos de nosotros mismos. Sin duda, algo de esa circularidad claustrofóbica hay en Horizont auf hoher See, con las idas y venidas de los cuatro instrumentos sobre unos materiales que giran sobre sí mismos, trazando intentos de apertura que devienen centrífugos. Es, ésta, una idea que podemos relacionar con lo que Ali Gorji denomina, en sus notas, como movimiento en la quietud, algo que tiene (en paralelo con el recorrido personal y artístico de Younghi Pagh-Paan) tantos ecos históricos que van desde el teatro tradicional coreano hasta partituras en la más sólida base de la música germánica contemporánea, como la wagneriana Tristan und Isolde (1855-65). Esa fusión de culturas, a la que nos hemos referido a lo largo de toda esta reseña, vuelve a hacerse patente en Horizont auf hoher See de un modo muy evidente, por cómo la mayor rugosidad y tensión armónica de algunos de sus compases centrales se aúnan con otros en los que escuchamos desde ecos modales (claramente audibles en el minuto 14 de esta grabación en la viola) a estructuraciones en escalas pentatónicas (presencia de largo recorrido en la música europea del siglo XX anhelante de pinceladas orientales, como las escuchadas en Claude Debussy o en Gustav Mahler).
Esa hibridación estilística incorpora otra forma de movimiento estático, pues, centrados en una misma partitura, percibimos ecos multiculturales que despliegan rutas que la mueven hacia diferentes direcciones y latitudes. Por otra parte, la dimensión espiritual de Horizont auf hoher See comprende, asimismo, lo religioso, al tomar la compositora coreana una de las últimas palabras de Jesucristo en la cruz; dimensión espiritual que, por tanto, se acerca al misticismo y a la profundidad: dos vocablos utilizados por la propia Pagh-Paan al referirse a un cuarteto que, como U-MUL / Der Brunnen, vuelve a sugerirnos esas verticalidades armónicas asociadas al pozo como abismo del alma. De este modo, una construcción motívica que en lo horizontal se tensa entre la unidad y la dispersión, se ve reforzada por verticalidades armónicas que amplían esa prospección en las honduras espirituales del ser humano, en busca de los resplandores de la divinidad. La excelente lectura que las cuerdas del
Las tomas de sonido, a cargo de Deutschlandfunk Kultur, son ejemplares y de una transparencia que se agradece, aunque estemos ante piezas camerísticas de por sí muy cristalinas, aquí registradas con gran cuerpo tímbrico y definición espacial. Por lo que a la edición se refiere, ésta es la habitual del sello muniqués NEOS, con un libreto que incorpora muy bellos e interesantes ejemplos de partituras (primorosamente manuscritas) de Younghi Pagh-Paan, así como unas notas de Ali Gorji que van directas al grano y a la sustancia de cada una de estas cinco obras.
Este disco ha sido enviado para su recensión por NEOS.
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