Discos
Rastros musicales de la presencia divina
Paco Yáñez
Regresamos, una semana más, al catálogo de BR-Klassik, sello bávaro en el que se han comenzado a publicar las ediciones discográficas del festival muniqués musica viva, así que, tras nuestra reseña dedicada al compacto protagonizado por el alemán Enno Poppe, nos centramos hoy en el compositor francés (París, 1964), una de las voces más influyentes de la música gala actual, de quien nos deja una estupenda muestra de tres de sus partituras estrenadas en musica viva, con sus respectivas grabaciones en directo.
La primera de ellas se corresponde con el estreno mundial de iv 13 (Miniaturen) (2014-17), a cargo del , una partitura en la que Mark Andre se pregunta por los rastros sonoros que perviven a nuestro alrededor en el espacio, así como por nuestra capacidad para percibir sus ecos agazapados.
De acuerdo con Lydia Jeschke, entre los precedentes que en iv 13 reverberan estarían las Sechs Bagatellen für Streichquartett opus 9 (1911-13) de Anton
Es por ello que iv 13 combina de forma muy aquilatada y bella los elementos matéricos y los orgánicos, de modo que tanto los cristales sonoros como los motivos que parecen remedar las funciones vitales del ser humano se escuchan en estas Miniaturas; en especial, la respiración: el halo de las presencias sidas, o su permanencia en el tiempo como parte del más amplio hálito de la divinidad. Entre esas permanencias nos encontramos, también, las muchas y variadas técnicas implementadas por Andre en las dieciséis cuerdas del cuarteto, que radiografían la música de las últimas décadas, haciendo hincapié en la solidez y en el largo recorrido de las texturas más graves, con un peso que trasciende el tiempo, mientras que las agudas no dejan de nacer y extinguirse con un menor recorrido: dualidad, en el fondo, tan canónica en la tradición musical (pensemos en los valores de las notas más al uso en los violines frente a las de los contrabajos en el repertorio clásico o romántico), pero que aquí Andre reinventa a través de técnicas que van más allá de lo armónico. La excelente lectura del Arditti Quartet nos deja con unas muy buenas sensaciones en el que, hasta donde yo conozco, es el debut del compositor francés en el tan fértil como histórico género del cuarteto de cuerda, por lo que, teniendo en cuenta la cantidad de cuartetos que el Arditti ha estrenado desde su fundación, en 1974, Andre no hubiese podido tener más pertinentes demiurgos para desvelar este mundo de crepitaciones y apariciones que brota y resplandece en iv 13.
Pasando a la segunda partitura aquí reunida, si pensamos en la tantas veces declarada confesionalidad cristiana de Mark Andre, el órgano se nos antoja un instrumento más que idóneo para dar salida a las ideas de carácter religioso que su música tan a menudo nos comunica. Si a ello le sumamos el enorme peso que en la música francesa del siglo XX tiene el órgano, a través, fundamentalmente, de Olivier , los pilares para el acercamiento de Andre al bien o mal llamado 'rey de los instrumentos' tienen unas bases firmes, aunque, como en el caso de iv 13, volvamos a estar ante una novedad en el catálogo de Mark Andre, pues iv 15 (Himmelfahrt) (2018) es su primera partitura para órgano solo; aquí, el construido en el año 1960 por la firma Beckerath de Hamburgo para la Ludwigskirche de Múnich.
En dicho órgano, Stephan da cuenta, por tanto, de esta tan esperada novedad en el órgano contemporáneo francés, apuntalando un dualismo que, según Helmut Lachenmann, hace contrastar el «catolicismo mágicamente extrovertido» de Messiaen con el «protestantismo mágicamente introvertido» de Andre. Así, frente al enorme cromatismo, la exuberancia tímbrica y la continua expansión en el espacio del órgano del primero, el de Mark Andre es un órgano que se suspende y recoge sobre sí mismo, buscando los rastros de una ausencia, las reverberaciones en el silencio, pues es en éstas donde Andre afirma que podemos sentir la presencia divina. No estamos, por tanto, ante una partitura tan poderosa y vertical como L'Ascension (1933-34), de Oliver Messiaen, sino ante una Ascensión (tal es el subtítulo, traducido del alemán, de iv 15) de carácter más terrenal y abstracto, en la que no habremos de aspirar al cielo para encontrar la presencia divina, sino buscarla en nuestra interioridad, por lo que Andre prescinde del aparato más teatral del catolicismo, para quedarse con un órgano ascéticamente protestante que, aunque con gestualidades y clústeres de gran fuerza en puntuales momentos, donde juega su verdadera carta de esencialidad es en esas suspensiones de la materia acústica, con sus ecos y fantasmagorías a lo largo de la iglesia bávara en la que esta sensacional toma fue registrada. De este modo, si en el órgano de Messiaen somos el conjunto de los oyentes quienes compartimos la mirada del compositor de Aviñón hacia la eternidad, la divinidad y la trascendencia; en iv 15 parecerá que sintamos la severa mirada de Dios enfocada hacia nosotros desde las alturas: su poder y sus preguntas sobre nuestra propia conducta...
...sea como fuere, mientras Mark Andre nos siga dejando semejantes muestras de excelencia como las que conforman este compacto, creo que, llegado el momento de rendir cuentas con la eternidad (de acuerdo con su credo), puede tener su conciencia tranquila. La tendrá, también, el organista Stephan Heuberger, pues el despliegue de texturas, masas reverberantes y gradaciones de los volúmenes que realiza en esta grabación son de un dominio apabullante, pese a la gran dificultad que en muchos momentos supone la prolija activación de alturas y registros como Himmelfahrt superpone: complejísimo aparato musical mediante el que Andre reformula el órgano, arrancándole tímbricas inauditas.
Cierra este compacto la orquestal woher...wohin (2015-17), una partitura que porta sonoridades más reconocibles que las anteriores, por cuanto, afortunadamente, en disco compacto disponemos de una creciente selección de piezas para orquesta de Mark Andre en sellos como Wergo, NEOS, o en las ediciones fonográficas de la Wittener Tage für neue Kammermusik. Como muchas de estas piezas ya conocidas, woher...wohin trata de las corrientes que soplan en el espacio explicitando el soplo de la presencia divina, a través del viento. Así, las siete partes que conforman la partitura representan a otros tantos vientos cuyo hálito recorremos desde su nacimiento hasta su desaparición; al menos, para nosotros, como oyentes, pues su naturaleza divina haría que éstos trascendieran el tiempo y el espacio humanos.
La propia estructuración de la partitura en siete vientos y movimientos nos remitiría a la numerología cristiana, como expresión de perfección. En su tránsito hacia la eternidad, dichos vientos descubren espacios fronterizos que Mark Andre remeda en los efectivos orquestales, por lo que la atención se centra en las sutiles transiciones entre los materiales tímbricos de las distintas familias instrumentales, con un refinadísimo trabajo de las texturas, su conformación, hibridación y evanescencia. A ello nos remite, asimismo, el título de la partitura, en el que Andre se pregunta de dónde vienen esos soplidos del viento y hacia dónde van: una pregunta que, como afirma
En estos espacios de transición y desarrollo, que nos hacen atisbar, en el horizonte, múltiples direccionalidades, los fenómenos sonoros vuelven a comportarse, como en iv 13 (Miniaturen), cual organismos que, aquí, eluden los conflictos entre bloques, prefiriendo Andre un desarrollo límpido, sin tormentas ni episodios tan explosivos como los puntualmente escuchados en iv 15 (Himmelfahrt). De este modo, el refinamiento en las técnicas extendidas es tan propio como lo que de Mark Andre esperaríamos, con una especial mención para los amplísimos efectivos de percusión, que comprenden, como nos señala Egbert Hiller en sus notas, waterphone, papel de aluminio, placas de polietileno, etc. La Symphonieorchester des , con Matthias al frente, nos deja una lectura del estreno mundial de woher...wohin realmente primorosa, repleta de sutilezas y detalles de buen gusto, completando una edición discográfica que se recomienda por sí sola.
Las tomas de sonido añaden otro plus a nuestra recomendación, pues éstas son tan buenas como podríamos esperar de la Bayerischer Rundfunks, aunque en el caso de woher...wohin se abismen a los límites de lo inaudible por lo ínfimo de las algunas de estas sonoridades. Por otra parte, la edición del libreto es ejemplar, con completísimos datos de las partituras aquí estrenadas (incluidos los registros del órgano muniqués y la plantilla de la orquesta bávara) y muy interesantes ensayos sobre cada partitura a cargo, respectivamente, de Lydia Jeschke, Christof Breitsameter y Egbert Hiller, además de una muy interesante conversación entre Mark Andre, Michael Zwenzner y Stephan Heuberger sobre iv 15 (Himmelfahrt). Nuestra próxima estación en el recorrido por las ediciones de musica viva en BR-Klassik tendrá como anfitriona y protagonista a la británica Rebecca
Este disco ha sido enviado para su recensión por BR-Klassik.
Comentarios