La parte vocal de Lakmé parece hecha a la medida de la voz de Sabine Devielhe. La soprano francesa exhibe una línea de canto alada, una proyección impecable, una sensibilidad extrema en su atención a los detalles y una coloratura exquisita, fácil y elegante. En un momento en el que el inglés se impone en el paisaje sonoro que nos rodea, disfrutar de su fraseado y de la sonoridad del francés gracias a su refinada interpretación de la bella y delicada Lakmé fue un verdadero placer.
Devielhe tiene además una aproximación, por así decirlo, camerística a la interpretación musical: no se detecta en ella ni un ápice de divismo. Fue igualmente un placer admirar la sutileza con la que establece una complicidad con el resto del reparto y con el director e, incluso, la orquesta.
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