Reino Unido
Il trovator! Io fremo!
Agustín Blanco Bazán
Así es. Cada vez que la Royal Opera House anuncia un nuevo Trovador en su teatro del Covent Garden, yo tiemblo pensando: “¿será este nuevo intento tan malo escénicamente hablando como el anterior?" Porque después de la producción de Luchino
que bajó de escena, creo, en 1985, ninguna de las siguientes puestas han sido convincentes.En 1989, Piero
se presentó en una conferencia de prensa anunciando con bombos y platillos que su nuevo Trovatore se concentraría en una gigantesca pira, que la alcaldía municipal londinense obligó a reducir a una llamita por razones de seguridad. Faggioni se enojó tanto que no volvió más al Covent Garden y la producción solo duró una temporada.Algo más de éxito tuvo la puesta mediocre de Elijah
Similarmente fallida es la puesta de
En suma: una pantomima de fin de curso escolar, aparentemente inspirada en la pretensión de “co-crear” con Verdi, tratando de visualizar lo imposible, esto es, el melos palpitante con que la partitura se fusiona con narrativa teatralmente defectuosa: nada cierra bien en Il trovatore pero aquí no se trata de explicar sino de dejarse llevar por pinceladas musicales irresistibles en su intensidad extrema.
Y es aquí donde Antonio
Y eso que la noche que me tocó no faltaron problemas, porque en reemplazo de Azucena), sucumbidos al COVID, tuvieron que subir a escena a último momento dos de los cantantes que habían interpretado esta producción en Zurich, Stefano y Yulia .
(Manrico) y (El primero cantó un Manrico desparejo, con buen apoyo en el registro medio pero serios problemas de afinación a partir del passaggio, sin trino en “A si ben mio” y con tambaleantes agudos en “Di quella pira.”
Matochkina en cambio estuvo magnífica, tal vez sin ese fraseo italiano ideal para esos “Trema! Trema!” con que desafía al Conde de Luna a temer a Dios. Para ser más preciso, cantantes como Fiorenza , espetaban las “tr” de estos “trema!” con una intensidad balanceada con las vocales “e” y “a”. En cambio Matochkina hace que estas vocales cantadas con una formidable densidad de timbre salgan a expensas de las consonantes “t” y “r”. Suena algo pedante todo esto, pero creo que frente a tantas cantantes eslavas hay que explicar la fuerza de las consonantes en el fraseo. Pero, de cualquier manera, la densidad vocal y expresividad de su Azucena permitieron a Matochkina un triunfo merecido.
Ludovic
lució un Conde de Luna de timbre más bien frondoso y algo engolado, pero esto fue compensado por un canto legato de excepcional expansión y calidez. Y por encima de todos brilló la Leonora de Marina , radiante y precisa en su coloratura y sin quebrar el registro para las notas graves en el ‘Miserere’. Todo le salió magistral, desde su holgadamente expansivo lirismo en “D'amor sull'ali rosee” hasta su preciso marcado de la stretta “Vivrà! Contende il giubilo” que Pappano sostuvo con antológica pulsación.Excelentes también el Ferrando de Roberto ė Kupšytė como Inés.
y Gabriel
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