Recensiones bibliográficas
Ocio
Juan Carlos Tellechea
Ahora que buena parte de los europeos se encuentra de vacaciones estivales, hay tiempo como para tenderse en la playa bajo la sombra de una palmera, beber agua de coco y tratar un tema que muchas veces queda postergado por su aparente obviedad: el ocio, del latín otium, uno de los términos más enigmáticos de esta lengua indoeuropea, originaria del Lacio, que hablaban los antiguos romanos y de la cual derivan nuestras lenguas romances. Su abanico de acepciones incluye numerosos componentes ambivalentes que dificultan la comprensión de su significado, coinciden muchos investigadores en el campo de la semántica léxica.
La prestigiosa editorial científica Mohr Siebeck, de Tubinga, viene publicando desde hace años una amplia serie dedicada a los Estudios sobre la teoría y la historia cultural del ocio, impulsados por el Centro (multidisciplinario) de Investigación Colaborativa 1015 Otium de la Universidad de Friburgo, editada por los destacados profesores Dres Elisabeth Cheauré, Gregor Dobler, Monika Fludernik, Hans W. Hubert y Peter Philipp Riedl (respaldados por un consejo asesor internacional integrado por los distinguidos profesores Dres Barbara Beßlich, Christine Engel, Udo Friedrich, Ina Habermann, Richard Hunter, Irmela von der Lühe, Ulrich Pfisterer, Gérard Raulet, Gerd Spittler, Sabine Volk-Birke).
Papel social
La serie Otium abarca monografías y antologías que abordan el significado, la forma cultural y el papel social del ocio, entendido
como un habitar libre alejado de la lógica de la producción que, sin embargo, a menudo sigue siendo un requisito previo para el trabajo y la productividad.
Los artículos de la serie examinan el ocio conceptualmente y en diferentes contextos históricos y sociales. Las contribuciones no entienden el ocio como un retiro idílico, sino como un campo en el que las cuestiones esenciales de estas disciplinas se vuelven accesibles para la investigación - desde la determinación fenomenológica de nuestra relación con el mundo hasta el análisis de la autoría y la creatividad, pasando por la tensión constantemente renegociada entre la libertad individual, por un lado, y los roles y expectativas socialmente atribuidos, por otro. Así pues, el objetivo de la serie es también contribuir al análisis de la sociedad laboral actual y sus aporías examinando el fenómeno del "ocio".
El término
En alemán, otium se traduce a menudo por "ocio" (Muße), pero ambos términos no son en absoluto sinónimos. Partiendo de esta base, se elaboran los componentes básicos del significado de otium como resultado de un estudio semántico, y se describe de forma estructurada su espectro de significados.
La lingüista Dra Franziska C. Eickhoff, formada en Friburgo y actualmente asesora en la Universidad de Colonia, cree ver un uso militar en el origen del término, examina todo el campo semántico de otium en su libro Der lateinische Begriff «otium» (El término latino «otium») y elabora los componentes del significado que son comunes a todos los usos posibles como significados básicos.* De este modo, esboza el concepto mental de otium utilizando enfoques de la semántica cognitiva y lo compara con el concepto de ocio.
Habla hispana
En español la cuestión tampoco es sencilla. El término otium se traduce como ocio y tiene varias acepciones según el Diccionario de la Real Academia: 1. Cesación del trabajo, inacción o total omisión de la actividad; 2. 'Tiempo libre de una persona; 3. Diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio, porque estas se toman regularmente por descanso de otras tareas; y 4. Obras de ingenio que alguien forma en los ratos que le dejan libres sus principales ocupaciones.
En español existe además un verbo, ociar, ''1. tr. desus. Apartar a alguien del trabajo en que está empleado, haciéndole que se entretenga en otra cosa que lo deleite. 2. intr. Dejar el trabajo, darse al ocio. U. t. c., prnl ''.
El ocio es cualquier actividad fuera de las obligaciones de una persona y por tanto distinta al trabajo o a las tareas domésticas. Es un tiempo recreativo que se usa a discreción. Es diferente al tiempo dedicado a actividades esenciales como comer o dormir. Las actividades de ocio se hacen en el tiempo libre, y no por obligación.
En España e Italia
Para el italiano y el español, el análisis de esta serie se amplía en la antología titulada Semantiken der Muße aus interdisziplinären Perspektiven (Semántica del ocio desde perspectivas interdisciplinarias) editado por la profesora Dra Monika Fludernik y el profesor Dr Thomas Jürgasch, y publicado también por Mohr Siebeck) mediante dos investigaciones individuales.*
Los profesores Dres Hans W. Hubert y Antonio Russo examinan cómo el concepto de otium, concebido en el marco de las teorías arquitectónicas de Vitruvio, fue recibido en Italia durante el Cinquecento. Su perspectiva histórico-arquitectónica se centra principalmente en la concepción de los lugares de ocio.
La contribución del profesor Dr Jan-Henrik Witthaus explica cómo el término ociosidad fue utilizado por el Estado y la economía en la España del siglo XVIII para denunciar formas de (supuesta) improductividad. Witthaus señala que este uso de ociosidad también influyó en la comprensión de ocio como ocio positivo.
Francia
Según el profesor Dr Joffre Dumazedier, sociólogo e investigador:
El ocio consiste en un conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede entregarse de manera completamente voluntaria, ya sea para descansar, divertirse, aumentar sus conocimientos o mejorar sus habilidades de forma desinteresada o para aumentar su participación voluntaria en la vida de la comunidad después de desempeñar sus funciones profesionales, familiares y sociales.
La distinción entre las actividades de ocio y las obligatorias no es estricta, y depende de cada persona; así estudiar, cocinar o hacer música, puede ser ocio para unos y trabajo para otros, pues pueden realizarse por placer como por su utilidad a largo plazo y/o eventual ganancia económica.
Era soviética
El volumen 23 de la serie lleva por título ''Verordnete Arbeit – Gelenkte Freizeit Muße in der Sowjetkultur?'' (Trabajo prescrito - Ocio articulado ¿Ocio en la cultura soviética?) y fue editado por la profesora Dra Elisabeth Cheauré,* así como por los Dres Jochen Gimmel y Konstantin Rapp. El trabajo se basó en una investigación sobre el significado del "ocio forzado" en las condiciones específicas de la sociedad rusa (aristocrática) del siglo XIX, utilizando el concepto deliberadamente paradójico de "ocio forzado".
Inicialmente se centró en una clase social cuyo habitus estaba determinado principalmente por un "excedente de tiempo". Los resultados de la investigación sobre el "ocio" y la "ociosidad" demostraron que los lexemas correspondientes "dosug" y "prazdnost" no solo tenían una gran importancia como marcadores de los cambios en las estructuras sociales (especialmente en relación con el deber de servicio de la nobleza), sino que también podían utilizarse para describir nuevos desarrollos en el sistema de géneros literarios de la literatura rusa del siglo XVIII y principios del XIX.
Un reto particular fue esbozar la influencia de la Antigüedad y de Europa Occidental en los discursos rusos sobre el ocio en este periodo y debatir cuestiones relativas a la "producibilidad" del ocio. Este volumen retoma estos hallazgos examinando los discursos sobre el ocio y las prácticas de ocio en el marco de las drásticas convulsiones políticas y sociohistóricas en Rusia provocadas por las revoluciones de 1917. De este modo, los conceptos de "ocio" se reflejan desde una perspectiva decididamente de estudios culturales con respecto a su realización en la práctica social o su ausencia sistémica en la sociedad soviética.
Cambiante entorno
El trasfondo de las consideraciones son las teorías marxistas sobre la relación entre el trabajo y la autorrealización humana y la "conversión" del tiempo libre en ocio. Por un lado, esta tarea requiere un enfoque que aclare -desde un punto de vista filosófico- el concepto de "ocio" en Karl Marx y otros teóricos socialistas que tuvieron vigencia en Rusia, para poder determinar adecuadamente su cambiante entorno semántico en la Unión Soviética sobre esta base.
Por otro lado, también se discuten cuestiones de la aplicación concreta de la ideología, tanto en la práctica como en aquellos escritos programáticos con los que esta práctica debía ser guiada, incluso conscientemente dirigida. Así pues, este volumen se centra en las prácticas de ocio en las condiciones de un Estado cada vez más totalitario y también -a modo de ejemplo- en las estetizaciones del "ocio". Esto está relacionado con la cuestión de cómo las formas individuales de actividades de ocio no públicas podían desarrollarse fuera del marco oficial en la época soviética y si esto abría espacios individuales o nichos de ocio, que a su vez -según la tesis inicial- también tenían una función subversiva en el contexto social y político.
Los referidos académicos han partido de la base de que, en el curso de la moderna revalorización de la importancia del trabajo, la ideología rusa y posteriormente la soviética restringieron mayoritariamente el ocio a las funciones de regeneración de la fuerza de trabajo y aumento de la productividad social. En el sentido de la ideología del "Hombre nuevo", los dirigentes políticos tendían a llenar el tiempo fuera del trabajo (svobodnoe vremja/dosug) con actividades "significativas" para combatir los fenómenos "anticulturales" (alcoholismo, consumo de drogas, "comportamientos antisociales" como el "gamberrismo" o simplemente la delincuencia), aumentar la productividad laboral y, por último, poner el tiempo no laboral -en forma de actividades comunitarias controladas- al servicio de la "construcción socialista".
Tensión
En este sentido, puede decirse que la cuestión del ocio en la obra de Marx aborda una tensión allí implícita que se manifiesta en términos reales en la práctica soviética. Así, en este volumen se intenta hacer fructífero el ocio como concepto heurístico, mediante el cual se puedan identificar claramente las líneas de tensión características de la Unión Soviética, que brotan de la autocomprensión teórica como tal.
Se trata de sobreformaciones ideológicas del motivo marxiano del ocio, que de otro modo permanecerían incomprensibles, así como de referencias subversivas al motivo implícito del ocio en el sentido de momento de resistencia. Un texto ejemplar en este último sentido es ''Pereza como verdad actual de la humanidad'' (Len' kak dejstvitel'naja istina čelovečestva; 1921), de Kazimir Severinovič Malevič que comentan los editores en este volumen.
A pesar de todas las dificultades semánticas para identificar claramente el "ocio" en contextos rusos o soviéticos, resulta muy relevante como concepto histórico-intelectual para examinar los cambios ideológicos y sociales en la consolidación de la Unión Soviética. Cuando se suponía que incluso el ocio y los ratos de recreo de la gente eran "productivos" y, por tanto, se convirtieron en una cuestión central de "orientación" política, resulta útil preguntarse si, y en qué medida, estas medidas pueden considerarse esfuerzos para producir ocio (en el sentido "marxista" antes mencionado) o, al menos, para "beneficiarse" de él en el esfuerzo por producir el "Hombre Nuevo".
Politización
El ocio puede así hacerse heurísticamente fructífero para trazar la politización de la vida de las personas en una sociedad visiblemente totalitaria de forma diferenciada y en sus contradicciones. Incluso Aristóteles elogia el ocio como meta y prerrequisito de la polis o del libre desarrollo de sus ciudadanos; se trata, por tanto, de un concepto con una enorme carga política desde el principio. Bajo la primacía de una sociedad de trabajo, sin embargo, esta relación entre fin y medio parece invertirse: El ocio ya no es un fin, sino que se entiende cada vez más como un factor de la producción social general.
Incluso allí donde el ocio no se reduce a ociosidad o recreación (y, por tanto, a una mera función), sino que entra en juego en un sentido enfático desde una perspectiva marxista ("desarrollo integral del individuo", la idea del "trabajo libre", el progreso social en la apropiación del tiempo de trabajo excedente como tiempo disponible, etc.), el ocio se entendía predominantemente sobre el trasfondo de una ideología del desarrollo integral de la producción, es decir, como factor de producción a nivel cultural, científico y moral-moral.
Si se sigue la historia de las ideas sobre el ocio desde el concepto central de una ética de la felicidad, tal y como se establece en Aristóteles, pasando por su renacimiento socialista-ilustrado, que permite entender el ocio como una categoría histórico-utópica, hasta la "implementación" real-política y técnico-práctica de este ideal en la sociedad del trabajo de la Unión Soviética, entonces se hace visible una asombrosa continuidad, que al mismo tiempo revela la completa subversión de su contenido original.
El rastreo de la continuidad de la subversión cultural a través del concepto de "ocio" abre nuevas perspectivas sobre esta época en Rusia (y en el mundo), cuyos autotestimonios, en su mostrada sobriedad, prácticamente sacralizan la funcionalidad social y, por tanto, ellos mismos resultan paradójicos, tal y como pueden descubrir los lectores de este volumen.
En la Antigüedad
En otro volumen, titulado Mußeräume der Antike und der frühen Neuzeit (Espacios de ocio de la Antigüedad y comienzos de la Edad Moderna),* editado por la Dra Franziska C. Eickhoff, diversos autores se refieren a que ciertos espacios contribuyeron por sus características a que el ocio pudiera experimentarse fácilmente en ellos. Entre otros, cabe citar a las bibliotecas, los museos y los jardines. El mundo antiguo y los primeros tiempos modernos también conocieron estancias que funcionaban de ese modo.
Las fuentes literarias aportaron información sobre cómo se vivía en esos lugares como espacios de ocio. Los autores del volumen se dedican a una selección de espacios de la Antigüedad y la Edad Moderna temprana y exploran la cuestión de si se puede hablar de ellos como espacios exteriores y por qué. Para ello, examinan las características arquitectónicas y funcionales de estos espacios, que podrían predestinarlos como espacios exteriores, y elaboran los medios lingüísticos con los que la escenificación como espacios exteriores triunfa en las representaciones literarias.
En obras de la literatura neolatina se trata además la cuestión de cómo la propia Antigüedad enuncia un espacio exterior al recibirlo en textos posteriores. La atención se centra en el teatro griego, la biblioteca, la villa romana, el locus amoenus, el jardín y el paisaje.
No solo las villae, sino también otros edificios y lugares cumplen la función de espacio exterior como espacios sociales, donde es posible realizar actividades de ocio, aunque éstas no tengan cabida en el espacio público conformado por las normas sociales generales. Se puede pensar aquí en lugares en la naturaleza -fuera de la ciudad-, pero también en edificios como bibliotecas, teatros o el gimnasio griego.
Espacios
El siguiente paso es preguntarse qué conecta estos espacios más allá de su función y qué características físicas y, sobre todo, arquitectónicas contribuyen a que un lugar favorezca la experiencia del ocio. Lo que todos los espacios de ocio tienen en común es que se perciben como un espacio libre de obligaciones profesionales y sociales, así como de cualquier forma de presión temporal, y que lo representan espacial y figurativamente a través de su ubicación geográfica o mediante la exclusión arquitectónica del mundo exterior.
Mientras que la ciudad está asociada a obligaciones sociales para los miembros de las clases altas políticas y sociales de la Antigüedad, los lugares situados fuera de las puertas de la ciudad representan un espacio libre de todo lo urbano y pueden, entre otras cosas, convertirse por ello en Mußerspaces (espacios para el ocio). La mayor parte del tiempo, la ciudad permanece al alcance de la mano, de modo que es posible regresar a ella en cualquier momento; la distancia con respecto a ella, sin embargo, es lo suficientemente grande como para escapar a su influencia directa y no ser inmediatamente accesible.
Platón y Sócrates
En las escenificaciones literarias de los Mußerspaces también se reflejan elementos estructurales del ocio, a través de los cuales los lugares individuales se hacen reconocibles como Mußerspaces. Ejemplar e influyente en su estilo es la muy citada escena inicial del diálogo Fedro de Platón (ca. 370 a.C.), en la que Sócrates filosofa con el aristócrata ateniense Fedro sobre el amor y la belleza.
Sócrates y Fedro se encuentran por casualidad en las afueras de Atenas, cuando Fedro viene de una lectura del orador Lisias y se encuentra paseando ante las puertas de la ciudad. Sócrates le pide que le dé más detalles sobre el discurso y que lo reproduzca, a lo que Fedro responde: Πεύσει, εἴ σοι σχολὴ προῖόντι ἀκούειν (227b) - "Lo sabrás cuando sólo tengas tiempo libre para acompañarlo y escucharlo."
Aquí se menciona σχολή, "tiempo libre", como condición central para la conversación que sigue. El término σχολή, muy utilizado en contextos de ocio, significa "tiempo libre" a nivel general, pero en contextos más específicos, como aquí, puede entenderse e interpretarse como "ocio". Entonces, además del componente de significado "tiempo libre", también resuena con una actitud interior del individuo, que debe tener la voluntad, la compostura y la apertura mental para dedicarse a una determinada actividad -como aquí en el intercambio filosófico.
Actividad de ocio
Sócrates y Fedro parecen tener suficiente σχολή en esta situación, de modo que la conversación filosófica que sigue está enteramente bajo el signo del σχολή y se caracteriza desde el principio como una actividad de ocio. En consecuencia, el lugar donde se desarrolla será un espacio de ocio, lo que se pone de manifiesto al examinar detenidamente su descripción, pues refleja numerosas características que también son propias del ocio.
Fedro conduce a su amigo Sócrates a un lugar junto al río Ilissos, del que Sócrates se muestra explícitamente entusiasmado: νὴ τὴν Ἥραν, καλή γε ἡ καταγωγή (230b) - "¡Por Hera, qué hermosa morada!". En su posterior elogio del entorno, se reflejan elementos estructurales individuales de ocio que hacen reconocible este lugar como un espacio exterior:
Σωκράτης: νὴ τὴν Ἥραν, καλή γε ἡ καταγωγή. ἥ τε γὰρ πλάτανος αὕτη μάλ᾽ ἀμφιλαφής τε καὶ ὑψηλή, τοῦ τε ἄγνου τὸ ὕψος καὶ τὸ σύσκιον πάγκαλον, καὶ ὡς ἀκμὴν ἔχει τῆς ἄνθης, ὡς ἂν εὐωδέστατον παρέχοι τὸν τόπον- ἥ τε αὖ πηγὴ χαριεστάτη ὑπὸ τῆς πλατάνου ῥεῖ μάλα ψυχροῦ ὕδατος, ὥστε γε τῷ ποδὶ τεκμήρασθαι. Νυμφῶν τέ τινων καὶ Ἀχελῴου ἱερὸν ἀπὸ τῶν κορῶν τε καὶ ἀγαλμάτων ἔοικεν εἶναι. [230c] εἰ δ᾽ αὖ βούλει, τὸ εὔπνουν τοῦ τόπου ὡς ἀγαπητὸν καὶ σφόδρα ἡδύ- θερινόν τε καὶ λιγυρὸν ὑπηχεῖ τῷ τῶν τεττίγων χορῷ. πάντων δὲ κομψότατον τὸ τῆς πόας, ὅτι ἐν ἠρέμα προσάντει ἱκανὴ πέφυκε κατακλινέντι τὴν κεφαλὴν παγκάλως ἔχειν. ὥστε ἄριστά σοι ἐξενάγηται, ὦ φίλε Φαῖδρε. (Plat. Phaidr. 230d)
Sócrates: ¡Por Hera, qué hermoso lugar para alojarse! El plátano mismo es magníficamente extenso y alto, y el arbusto alto y sombrío tiene tantas flores que el lugar exuda una fragancia por todas partes. Y bajo el plátano fluye el más bello manantial de agua fresquísima, si podemos creer lo que dicen nuestros pies. A juzgar por las figuras y estatuas, también parece ser el santuario de algunas ninfas y de Aqueloos. Y si se pregunta, el aire del lugar también es muy acogedor y agradable; veraniego y tranquilo, responde al coro de las cigarras. Pero sobre todo, la hierba es de lo más deliciosa, porque se extiende por la ladera en tal abundancia que puedes tumbarte y reposar suavemente la cabeza. En resumen, has demostrado ser un excelente guía, querido Fedro. (Plat. Phaidr. 230d)
Idílico
El paisaje así descrito es de inusitada belleza y agradable, como se desprende de las cualidades del plátano, del arbusto que crece alto y da fresca sombra, y de la agradable frescura del agua. Numerosos adjetivos ilustran esta impresión (καλή, ἀμφιλαφής, ὑψηλή, ψυχροῦ, ἀγαπητὸν, ἡδύ), captar la gracia en palabras y subrayarla con superlativos (εὐωδέστατον, χαριεστάτη, κομψότατον).
Estas ventajas del lugar reflejan la amenidad de una experiencia de ocio y, al mismo tiempo, favorecen que el ocio pueda experimentarse aquí. Además, los numerosos superlativos insinúan la totalidad de la experiencia de ocio: El ocio, como la belleza de este lugar, lo abarca todo. Además, el ocio es un estado en el que los pensamientos pueden venir como por sí solos, desplegarse y desarrollarse productivamente.
Esta inspiración fructífera y la creatividad del ocio se reflejan a nivel figurado en el hecho de que los arbustos y los árboles están en plena floración, dan abundantes frutos y florecen. La existencia del agua en este lugar también puede contribuir al despliegue mostooso y productivo de los pensamientos, pues el manantial no está simplemente presente, sino que se subraya especialmente con dos adjetivos intensificados (πηγὴ χαριεστάτη [...] ῥεῖ μάλα ψυχροῦ ὕδατος).
Recoleto
Además, (ῥεῖ) el agua fluye y el fluir sugiere un movimiento continuo y uniforme, pero al mismo tiempo tranquilo y sin excitación, lo que a su vez retrata cualidades características de un estado de ocio. Pues incluso el ocio no es ni estancamiento ni inactividad, sino que las actividades llenas de deber son de un modo especial serenas, sin excitación ni propósito, pero sin embargo extremadamente productivas.
Esto da la impresión de que la experiencia del ocio en este lugar es promovida, si no creada, por la interacción de diversas impresiones sensoriales bastante concretas que, como una experiencia sinestésica, llevan al individuo a adoptar una actitud interior de ocio correspondiente a la percepción. Y mediante el poder de la representación y la imaginación, todavía hoy pueden producirse efectos similares en el lector del texto.
Por último, queda claro en esta descripción que el lugar elegido para la conversación filosófica constituye un espacio protector y libre de obligaciones profesionales y sociales, pues aparte de Sócrates y Fedro, no hay nadie presente. Esta soledad es atípica para Sócrates, sobre todo en comparación con los proemios de otros diálogos platónicos, pero esto subraya aún más el hecho de que el idílico paraje del Iliso está alejado del mundo cotidiano -aunque se encuentre a pocos kilómetros de Atenas, que sigue siendo fácilmente accesible a pie, de modo que teóricamente un peatón podría cruzarse con los interlocutores en cualquier momento.
Divinidades
Esto refleja el carácter umbral del ocio, que oscila entre la actividad y la inactividad, entre la definición y la indeterminación, entre la demarcación y la pertenencia. Pero la impresión de lejanía del lugar elegido también la crea la presencia del templo, santuario de unas ninfas y de Aqueloo, que confiere al lugar en su conjunto un aura sagrada y lo convierte así en un espacio protector. Por último, quizá la señal más clara de que este lugar está especialmente relacionado con el mosto radique en las estatuas y figuras pertenecientes al templo, a las que se refiere Sócrates.
Como obras de arte, son el producto mismo de una actividad de ocio, de la que siguen siendo testimonio. Además, invitan a la contemplación y al compromiso reflexivo con el arte que representan, que es una actividad de ocio por excelencia. Este espacio, así concebido y claramente lleno de ocio, constituye un entorno ejemplar para una conversación filosófica imperturbable, fructífera y concentrada, lo que ya se expresaba en el entusiasmo de Sócrates por la elección del lugar.
Ameno
Resumiendo las cualidades naturales del lugar, llama la atención que muchos de los aspectos mencionados son también constitutivos de un locus amoenus (lugar idílico, ameno): el manantial que fluye, lo agradable del lugar, la fértil vegetación, los sonidos agradables, la tranquilidad y la imperturbabilidad, un estado de ánimo somnoliento en general. Y, de hecho, un locus amoenus se elige a menudo como entorno para actividades de ocio: Un locus amoenus se asocia a actividades de ocio típicas, como escribir poesía, narrar, leer y filosofar, que se dan como por sí solas en estos lugares.
Sin embargo, la relación entre los dos tipos de lugares no es en absoluto exclusiva: aunque todo locus amoenus ofrece un entorno preferente para una experiencia de ocio debido a sus características constitutivas y, por tanto, tiene una disposición natural a ser un espacio exterior, la experiencia de ocio no se limita a un locus amoenus, ni es un requisito previo obligatorio que un espacio exterior presente características de un locus amoenus.
Por el contrario, de lo anterior debería haber quedado claro que los lugares pueden hacerse reconocibles como espacios exteriores a través del reflejo de las características estructurales del ocio. Aunque el ocio puede experimentarse preferentemente en determinados lugares designados, la experiencia del ocio no se limita a estos lugares. Todo lo contrario: un mismo espacio puede ser percibido por diferentes personas, que se encuentran en diferentes estados de ánimo internos, unas veces como espacio de ocio y otras como su opuesto, por ejemplo como espacio de trabajo.
Diferencias
El mismo espacio tiene funciones diferentes para personas diferentes. Es diferente si uno sale de la ciudad al campo para una excursión campestre o si uno realiza allí un duro trabajo agrícola para ganarse la vida. Por lo tanto, muchos lugares solo se convierten en lugares de ocio por el hecho de que son experimentados por el individuo como algo imprescindible y de que un individuo puede comprometerse con su especial espacio-temporalidad.
Una forma especial de espacialidad que está estrechamente relacionada con el ocio surge cuando los espacios se identifican y perciben como lugares de memoria cuya temporalidad especial viene dada por las asociaciones mentales y los conocimientos previos con los que la persona presente los ve, como se describe, por ejemplo, en el proemio del quinto libro del De finibus de Cicerón. Cicerón relata que en el año 79 a.C. visitó la Academia de Platón en Atenas con su hermano Quinto, Marco Piso, su amigo Tito Pomponio Ático y su primo Lucio, y que el encuentro con este lugar, cargado de historia y cultura, fue una experiencia inolvidable.
Distinciones
Los ejemplos anteriores muestran que los campos léxicos de "ocio" y otium son similares en aspectos individuales, pero no congruentes: El uso en idioma alemán establece una diferencia comparativamente fuerte y distingue la connotación positiva "Muße" de la negativa "Müßiggang". Mientras que ocio (Muße) implica una libertad con connotaciones positivas en la que el individuo puede estar completamente absorto e inmerso en su actividad, ociosidad (Müßiggang) tiene connotaciones de pereza e inactividad y, por lo tanto, el término tiende a ser utilizado peyorativamente por los forasteros.
Otium, por otra parte, denota un concepto amplio y polifacético que se utiliza en contextos con connotaciones tanto positivas como negativas y solo se concreta en su significado respectivo por el contexto respectivo. Así, otium puede denotar tanto situaciones obligadas como ociosas y también puede emplearse en ámbitos que no suelen asociarse con el ocio, como en el militar o en relación con las condiciones políticas nacionales y extranjeras. Esta amplitud de significado se refleja también en el hecho de que los equivalentes de otium en otras lenguas (inglés: leisure, francés: loisir, italiano: ozio, español: ocio, griego antiguo: σχολή) tienen diferentes acentos.
Complicación
La Dra Franziska C. Eickhoff muestra que otium denota paradójicamente en un principio ociosidad involuntaria en el servicio militar, para funcionar más tarde como contrapartida de los negocios oficiales de la élite política. Una definición inequívoca de otium se complica aún más por el hecho de que, entre los siglos II a.C. y II d.C., otium se utilizó en campos discursivos cada vez nuevos debido a las convulsiones político-sociales y, por lo tanto, experimentó una expansión del significado. La traducción de otium como ocio es, por lo tanto, problemática precisamente porque la gama de significados de los dos lexemas coincide solo en una pequeña intersección, mientras que una amplia gama de posibles significados se encuentra fuera de esta coincidencia.
Una traducción demasiado apresurada de la palabra latina con el supuesto equivalente alemán reduciría el latín en su complejidad y podría falsear la afirmación. Así pues, según el contexto de uso, otium debe traducirse con distintos equivalentes alemanes, como "ociosidad", "aburrimiento", "interrupción de las hostilidades", "retiro" o "paz".
El mismo problema se plantea naturalmente cuando se intenta traducir la palabra alemana Muße lo más exactamente posible al latín, siendo otium la traducción latina más común para Muße, mientras que otros términos como tranquillitas (animi), spatium, requies, opera, tempus, vacare (a negotio), especialmente cuando se combinan como hendíadis, expresan en muchos casos ciertos aspectos individuales de Muße con mayor precisión.
Llegados a este punto, se plantean dos cuestiones. En primer lugar, si otium no es sinónimo de ocio y su espectro de significado, como se ha visto, se extiende a diversos contextos sociales, ¿qué concepto semántico se oculta tras el significante otium si se consideran conjuntamente todos los componentes de su espectro de significado? ¿Qué componentes del significado resuenan y subyacen en el uso del término cuando otium se concreta en diferentes contextos semánticos?
Aclarar
El enfoque holístico del trabajo, que intenta tener en cuenta todos los posibles significados de otium al mismo tiempo, es la novedad del estudio, ya que hasta ahora, aunque se han estudiado, en algunos casos de forma exhaustiva, los diferentes significados posibles de otium, el objetivo es elaborar los aspectos semánticos que son comunes a todos los significados posibles de otium en su núcleo. En segundo lugar, la hipótesis planteada al principio de que otium y ocio solo se corresponden en unos pocos casos exige una aclaración en ambas direcciones y también plantea la pregunta "¿Qué es el ocio?".
La mayoría de la gente tiene una idea vaga del ocio, pero le resulta difícil expresarla con palabras. Es cierto que el ocio no puede reducirse a determinadas actividades, roles sociales o fenómenos individuales, ni puede definirse de manera específica a través de las épocas. Para colmo, el ocio rara vez se experimenta en la conciencia de sí mismo, ya que consiste precisamente en estar absorbido en y por una determinada actividad.
De cerca
Esta dificultad para describir un fenómeno realmente conocido en términos concretos se refleja también en un número comparativamente pequeño de intentos de definición. Tras la investigación de la semántica del otium, la Dra Eickhoff se ocupa por tanto de la cuestión de qué es el ocio y lo examina más de cerca como actitud individual ante una actividad, su significado social y la experiencia del tiempo y el espacio en el estado de ocio. Basándose en los nuevos conocimientos adquiridos, concluye comparando ambos términos, otium y ocio, y establece similitudes y diferencias. De este modo, el estudio en su conjunto debería contribuir a un uso reflexivo de ambos términos y ayudar a comprender con mayor precisión la semántica del lexema iridiscente otium.
El resplandeciente fenómeno otium, caracterizado por ambivalencias y nunca esclarecido de forma concluyente, fascina a los investigadores, como se desprende de la literatura de investigación sobre el tema que llena estanterías en la filología clásica y la historia antigua. Estos trabajos pueden dividirse a grandes rasgos en los ámbitos de la semántica, la historia de las ideas y la investigación histórica (social), cuyos resultados permiten una primera aproximación a la diversidad y ambivalencia del término.
Etimología y semántica de otium
Los estudios puramente semánticos del término otium son escasos, pero resultan especialmente informativos para hacerse una idea de la amplitud del espectro de significados. Lo inusual en este caso es que el enfoque a través de la etimología conceptual, que por lo demás se utiliza fácilmente para identificar y aclarar un significado "original", resultó inadecuado en el caso de otium ya en la década de 1960 en los estudios del profesor Dr Jean-Marie André, especialista en la historia de la civilización romana.
Estos estudios también son recibidos como referencias estándar y utilizados como base por las últimas investigaciones sobre el otium, lo que subraya su relevancia, que no ha sido superada hasta hoy. En las Recherches sur l'otium romain (1962), Jean-Marie André deriva el origen del otium del ámbito militar y discute las hipótesis ya existentes sobre la etimología del otium con este fin, en las que se pone de manifiesto el amplio espectro de significados del término.
1 - Para una etimología procedente del ámbito pastoral, André cita los trabajos de Eduard Schwyzer, quien parte de una evolución conceptual de *oui-tium a *ou(i)-tium y otium, según la cual la palabra raíz *oui procede de ovis, la oveja. Así, otium era originalmente una ociosidad rural, agradable y beneficiosa, como todavía existe, según André, en Lucrecio 5,1387. Sin embargo, André critica la derivación de esta etimología por Schwyzer como insuficiente y especulativa en su conjunto: "Schwyzer est passé d'un otium qui serait le lot du berger à une étymologie des plus bizarres."
2 - En el uso anterior, pastoral, de otium, André ve una conexión con la derivación del ámbito religioso, según la cual otium se asocia a una alegría mística y connota así exuberancia y bienestar. Etimológicamente, se remonta a *avetiom, que se remonta a la antigua ávati india y tiene el significado de "favorecer".
3 - Los dos significados positivos de otium mencionados hasta ahora no deben ocultar el hecho de que el término también tiene connotaciones claramente negativas. Según André, éstas también podrían explicarse teóricamente con la derivación de *avetiom, si se entiende el prefijo ava- (del indio antiguo, el persa antiguo y el avéstico) como "lejos", de lo que resultaría *auotiom.
4 - Otium tendría entonces el significado de aburrimiento y soledad del individuo, pero aquí también surgen dos problemas: En primer lugar, el sufijo -tiom solo suele estar atestiguado en conexión con una raíz verbal, pero no con un adverbio como ava-, y además no está atestiguada la forma "autiom". Como todas las derivaciones etimológicas intentadas hasta ahora son problemáticas, el propio André hace una sugerencia y parte del uso ambivalente y multiforme de otium- en el fragmentario coro de soldados superviviente de la Ifigenia de Ennio (F 84 TRF II), donde otium se refiere al tiempo libre de los soldados y puede tener un significado positivo o negativo, según el diseño
Soldados
Siguiendo a Ernout-Meillet, André ve aquí una conexión semántica con indutiae (tregua): según esto, otium denotaba originalmente el tiempo libre de que disponían los soldados durante las interrupciones de los combates o durante una tregua (temporalmente limitada). Ya en 1966, André, en L'otium dans la vie morale et intellectuelle romaine, refuta la etimología de otium derivada del contexto militar y afirma que no es posible identificar claramente el origen del término.
Esto sigue siendo communis opinio de la investigación hasta nuestros días. En su lugar, André se centra en la semántica del término otium y recurre a las diversas ocurrencias concretas y ficticias de la palabra. De este modo, sienta las bases para seguir investigando el significado de otium en diversos autores de la literatura romana: Il demeure que la sémantique est plus sûre que l'étymologie, et l'étude de l'otium dans son contexte concret (otium, pax, militia, bellum, etc.), ou imagé (otium, bellum, umbra, sol, etc.), llevó gradualmente a la Dra Eickhoff a la convicción razonable de que el otium primitivo es una noción militar, que designa el silencio de las armas, de donde proceden las ideas de reposo profesional, de calma de las Musas, de orden político asegurado o de serenidad filosófica.
Detallismo
Mientras que Jean-Marie André adopta en su estudio un enfoque comparativo diacrónico, los trabajos semánticos más recientes de Joachim Dalfen y Benjamin Harter seleccionan una parte del amplio espectro de significados de otium y diferencian sus facetas con más detalle. Dado que se centran en el significado de "tiempo libre", sus estudios son especialmente relevantes para el trabajo sobre la conexión entre ocio y otium.
En este contexto, Joachim Dalfen (2000) problematiza la complejidad y ambivalencia de esta gama de significados, tiene en cuenta el lugar respectivo que ocupa otium en la vida y explica que otium se utiliza, por un lado, para designar diferentes ámbitos y determinadas etapas de la vida, como la vejez, pero, por otro lado, también describe el tiempo que se pasa en mansiones y en vacaciones y el modo de vida asociado a ello, así como la organización intelectual del tiempo libre en forma de ocio u ociosidad.
El término alemán "Muße" es el punto de partida del estudio de Benjamin Harter (2016), que recoge los aspectos en el espectro de significados de otium que más se acercan a la idea de "ocio": Así otium, como Muße, es la contrapartida de una actividad entendida como trabajo o deber (negotium); es una liberación de este deber ligada a lugares concretos (por ejemplo, el idilio del campo) y libertad para organizar el tiempo de forma autodeterminada.
Felicidad
Pero para que se considere honorable, debe distinguirse también de la ociosidad (también otium), que se realiza mejor mediante una ocupación reconocida como significativa, por ejemplo de carácter intelectual. Configurado de este modo, el otium, al igual que el ocio, tiene el potencial de generar felicidad. Los trabajos de Dalfen y Harter cristalizan y yuxtaponen de forma comprensible distintas variaciones del significado del término, pero al final se plantea la cuestión de los puntos en común que subyacen a todas las variaciones del término.
Además, los estudios semánticos no indagan en las razones del diverso espectro de significados que describen, para lo cual la Dra Eickhoff utiliza a continuación los conocimientos de la investigación sobre la historia de las ideas.
Historia de las ideas sobre otium
La cuestión de las influencias externas en el desarrollo de los distintos ámbitos de uso y en el desarrollo del término otium es abordada por las investigaciones interesadas en la historia de las ideas. Éstas se concentran en el respectivo concepto individual de otium en autores seleccionados y ponen de relieve las semejanzas y diferencias con los conceptos de otros autores, centrándose en particular en Cicerón, Salustio, Horacio y Séneca, para quienes el término es comparativamente prominente.
El amplio estudio de Jean-Marie André, L'otium dans la vie morale et intellectuelle romaine (1966), ofrece una visión de conjunto. En él, el autor examina el uso y el desarrollo ideológico-histórico de los distintos conceptos de otium en orden cronológico, desde los inicios de la literatura latina hasta la época de Augusto. Al hacerlo, André dedica especial atención a la influencia de los factores sociales, políticos y culturales, lo que da como resultado un mosaico polifacético que describe vívidamente la versatilidad del concepto de otium.
Aunque el estudio de André está anticuado en algunos aspectos hoy en día, y se han criticado los análisis individuales de textos primarios, la monografía sigue considerándose una obra de referencia relevante en la investigación sobre el otium.15 André muestra que en el periodo comprendido entre los inicios de la literatura latina y las obras de Horacio (como representante de la literatura augustea), el concepto de otium oscila entre un anclaje en los antiguos valores romanos (mos maiorum) y una creciente intelectualización e individualización.
Teatro
En la comedia, otium se utiliza esencialmente en el sentido neutro de "tiempo libre" o en el sentido peyorativo de "pereza" atribuido a ciertos tipos como el parásito. En las obras de Horacio, en cambio, surge un otium individual, lleno de intelecto, que sirve de base a la poesía y a la filosofía. Para cada autor de la literatura latina se puede elaborar y discutir un concepto individual de otium, de modo que todos los conceptos específicos de otium de cada autor, tomados en conjunto, producen una imagen en forma de mosaico del concepto de otium, que parece estar compuesto de piedras en gran parte independientes.
Se podría pensar que fue precisamente esta riqueza polifacética del concepto de otium lo que impulsó a la investigación en los últimos veinte años a abordar el fenómeno principalmente en forma de antologías o actas de congresos. Las contribuciones en los volúmenes Les loisirs et l'héritage de la culture classique (1996), Otium - Negotium (2000)17 y, más recientemente, Muße und Rekursivität in der antiken Epistolographie (2016), que difieren entre sí por sus distintos énfasis y cuestiones iniciales, han logrado resultados relevantes.
Los ensayos del volumen Les loisirs et l'héritage de la culture classique, por ejemplo, se centran en la cultura del ocio de la Antigüedad griega y romana y examinan su recepción en la cultura francesa hasta principios del siglo XX (Marcel Proust). Las contribuciones de los editores Jacqueline Dangel y Jean-Marie André, en particular, ofrecen una narrativa teleológica del desarrollo del otium. En una línea muy similar, los profesores Dres Peter Scholz y Detlef Fechner (2002) ofrecen una panorámica exhaustiva de los posibles significados de otium y del griego dépendant σχολή: teniendo en cuenta el contexto histórico, trazan una evolución plausible del término a partir de un amplio compendio de pasajes.
Evaluación social
Especialmente destacable es su planteamiento para distinguir los dos términos antiguos del término alemán "Muße", por el que obtienen la siguiente definición concluyente de otium: Otium (y σχολή) es la "configuración y el llenado conscientes del tiempo del que uno dispone libremente", que está sujeto a evaluaciones sociales y, por tanto, adopta diferentes formas.
Cuatro años después de la antología de André, Dangel y Demont, apareció un volumen editado por Ernst Sigot, Otium - Negotium (2000), cuyas contribuciones toman la modernidad como punto de partida y se centran en la cuestión de cómo tratar el tiempo. Esta cuestión se utiliza y discute en las distintas contribuciones como hilo conductor para examinar las concepciones antiguas de σχολή y otium. Del mismo modo, la antología más reciente sobre el complejo de temas "Ocio y literatura antigua" toma como punto de partida un concepto contemporáneo, que se utiliza como base para el análisis del otium y los momentos de ocio.
El volumen Muße und Rekursivität in der antiken Briefliteratur (2016), por ejemplo, parte del supuesto de que las escenificaciones literarias de momentos de ocio son a menudo autorreferenciales y pueden contener enunciados poetológicos. Las contribuciones se centran precisamente en esta tensión entre ocio y otium/σχολή y relacionan el concepto otium con el género de la carta, en el que aparece con especial frecuencia en el sentido de "ocio". Por un lado, aprovechan fructíferamente el potencial autorreferencial de las escenificaciones del ocio y, por otro, ponen el acento en aspectos del tema del otium que hasta ahora han sido tratados con menor frecuencia.
Notas
1. Franziska C. Eickhoff, «Der lateinische Begriff »otium« Eine semantische Studie», Tübingen: Mohr Siebeck, 2021, X + 116 Seiten. Otium 16. ISBN 978-3-16-159956-9. Paperback 64,00 €
2. Monika Fludernik und Thomas Jürgasch (ed.), «Semantiken der Muße aus interdisziplinären Perspektiven», Tübingen: Mohr Siebeck, 2021, VI + 319 Seiten. Otium 20. ISBN 978-3-16-160159-0. Paperback 84,00 €
3. Elisabeth Cheauré, Jochen Gimmel und Konstantin Rapp (ed.), «Verordnete Arbeit – Gelenkte Freizeit
Muße in der Sowjetkultur», Tübingen: Mohr Siebeck, 2021, XIII + 625 Seiten. Otium 23. ISBN 978-3-16-160160-6. Paperback 114,00 €
4. Franziska C. Eickhoff (ed.), «Mußeräume der Antike und der frühen Neuzeit», Tübingen: Mohr Siebeck, 2021, VII + 147 Seiten. Otium 18. ISBN 978-3-16-159993-4. Paperback 79,00 €,
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