España - Andalucía
Tradición revisitada
Pedro Coco

Volvió Wagner al Teatro de la Maestranza, por primera vez en su nueva etapa, con uno de sus títulos icónicos. Y para enmarcar esa vuelta, se servía este al inicio de la temporada, envuelto en el estreno de una producción propia y con un reparto de especialistas: grande ha sido la expectación y ciertamente positivos los resultados obtenidos.
Desde lo musical, destacó, en primer lugar, con la labor de un meticuloso director Henrik
Debutando el rol, conquistó la interpretación de Elisabet
por su entrega desde el primer momento. Llevando Isolda al terreno más lírico —con unos brillantes agudos— y trabajando con tablas los escollos en el registro más grave, dejó satisfecho a un público que la premió sin reservas. Turbó en el primer acto, sedujo en el segundo y conmovió en el tercero.Por su parte, hasta llegar a un monumental tercer acto, Stuart
dosificó con inteligencia unos brillantes medios que llenaban la sala con holgura. Su seguridad en todo el espectro vocal, enfrentándose a momentos de enorme dificultad, hizo que se pudieran disfrutar las escenas más sustanciosas del personaje.Igualmente, los rotundos mimbres de Albert
llevaron a la sala a un insólito silencio durante su famoso monólogo, y la desenvoltura de un Kurwenal más escudero que nunca hizo que se percibiera perfecta la recreación del involucrado y siempre musical Markus .Acertada la elección de secundarios, que cumplieron al mismo nivel su papel, desde el ya icónico y poderoso timonel de Jorge
Y desde lo visual, ante cada uno de los cuadros de esta ópera, especialmente a partir del segundo acto, a la mente del espectador llegaban, una tras otra, estampas del pasado; de cuando los decorados operísticos se realizaban a partir de telones y se jugaba con la perspectiva para crear ilusiones a través de un elemento plano de soporte.
La tecnología permite ahora recrear ese pasado y añadirle movimiento mediante proyecciones en grandes pantallas: así percibe el espacio de este Tristán el escenógrafo
Se puede decir que la apuesta wagneriana que arriesgada sobre el papel asumía el Teatro de la Maestranza se ha saldado con considerable éxito. Otro colosal título nos espera a poco más de un mes vista, que siga la racha.
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