España - Andalucía

Tradición revisitada

Pedro Coco
martes, 3 de octubre de 2023
Tristán e Isolda © 2023 by Guillermo Mendo Tristán e Isolda © 2023 by Guillermo Mendo
Sevilla, sábado, 30 de septiembre de 2023. Teatro de la Maestranza. Richard Wagner: Tristán e Isolda. Ópera en tres actos con libreto del propio compositor. Allex Aguilera, dirección escénica y escenografía. Jesús Ruiz, vestuario. Luis Perdiguero, iluminación. Arnaud Pottier, diseño de vídeo. Stuart Skelton (Tristán), Elisabet Strid (Isolda), Agnieszka Rehlis (Brangania), Markus Eiche (Kurwenal), Albert Pesendorfer (Marke), Jorge Rodríguez-Norton (pastor / joven marinero), Fernando Campero (Melot), Juan Antonio Sanabria (timonel). Coro del Teatro de la Maestranza. Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Henrik Nánási. Nueva producción del Teatro de la Maestranza.
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Volvió Wagner al Teatro de la Maestranza, por primera vez en su nueva etapa, con uno de sus títulos icónicos. Y para enmarcar esa vuelta, se servía este al inicio de la temporada, envuelto en el estreno de una producción propia y con un reparto de especialistas: grande ha sido la expectación y ciertamente positivos los resultados obtenidos.

Desde lo musical, destacó, en primer lugar, con la labor de un meticuloso director Henrik Nánási, la prestación de la impecable y en todo momento empastada Sinfónica de Sevilla; ya sea en conjunto, ya sea a través de cada uno de sus maravillosos solistas. Lectura la del maestro húngaro muy teatral que explotaba las pasiones más terrenales de los amantes.

Elisabet Strid y Stuart Skelton. © 2023 by Guillermo Mendo.Elisabet Strid y Stuart Skelton. © 2023 by Guillermo Mendo.

Debutando el rol, conquistó la interpretación de Elisabet Strid por su entrega desde el primer momento. Llevando Isolda al terreno más lírico —con unos brillantes agudos— y trabajando con tablas los escollos en el registro más grave, dejó satisfecho a un público que la premió sin reservas. Turbó en el primer acto, sedujo en el segundo y conmovió en el tercero. 

Stuart Skelton y Elisabet Strid. © 2023 by Guillermo Mendo.Stuart Skelton y Elisabet Strid. © 2023 by Guillermo Mendo.

Por su parte, hasta llegar a un monumental tercer acto, Stuart Skelton dosificó con inteligencia unos brillantes medios que llenaban la sala con holgura. Su seguridad en todo el espectro vocal, enfrentándose a momentos de enorme dificultad, hizo que se pudieran disfrutar las escenas más sustanciosas del personaje. 

Albert Pesendorfer, Stuart Skelton y Elisabet Strid. © 2023 by Guillermo Mendo.Albert Pesendorfer, Stuart Skelton y Elisabet Strid. © 2023 by Guillermo Mendo.

Igualmente, los rotundos mimbres de Albert Pesendorfer llevaron a la sala a un insólito silencio durante su famoso monólogo, y la desenvoltura de un Kurwenal más escudero que nunca hizo que se percibiera perfecta la recreación del involucrado y siempre musical Markus Eiche

Acertada la elección de secundarios, que cumplieron al mismo nivel su papel, desde el ya icónico y poderoso timonel de Jorge Rodríguez-Norton hasta el sólido Melot de Fernando Campero. En su breve intervención, el coro masculino del teatro revalidó la buena impresión de costumbre sobre su vigorosa salud. La mezzosoprano Agnieszka Rehlis, poderosa Azucena en este mismo escenario hace unos años, sufría una afección vocal, lo que hace que no proceda hablar de su Brangania.

Y desde lo visual, ante cada uno de los cuadros de esta ópera, especialmente a partir del segundo acto, a la mente del espectador llegaban, una tras otra, estampas del pasado; de cuando los decorados operísticos se realizaban a partir de telones y se jugaba con la perspectiva para crear ilusiones a través de un elemento plano de soporte. 

La tecnología permite ahora recrear ese pasado y añadirle movimiento mediante proyecciones en grandes pantallas: así percibe el espacio de este Tristán el escenógrafo Allex Aguilera, que aprovecha los bellos diseños videográficos de Arnaud Pottier y sus transiciones para evocar atmósferas. Simbólicos elementos como la gran corona-cepo que atrapa a los protagonistas o la colosal rama que atraviesa desde el flanco izquierdo el escenario son lo único que invade el cambiante recinto virtual. Y es en una plataforma central, siempre con cuidada iluminación de Luis Perdiguero, donde se mueven los personajes y los entregados figurantes; el movimiento necesario para que la sublime música sea la que nos narre la leyenda. Por último, cuidado fue igualmente el trabajo de Jesús Ruiz como figurinista, especialmente imaginativo en el caso de Isolda.

Se puede decir que la apuesta wagneriana que arriesgada sobre el papel asumía el Teatro de la Maestranza se ha saldado con considerable éxito. Otro colosal título nos espera a poco más de un mes vista, que siga la racha.

 

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