Merece elogio el tesón de Ainhoa Arteta, que con estudio y humildad ha sabido bien reinventarse y comenzar una «segunda carrera» con roles como el de Adriana, nada fáciles, y que hace unos años muy pocos habrían podido imaginar adecuados a sus mimbres. Con unos medios más generosos y un mayor dominio técnico, consigue convencer gracias al cuidado fraseo y la dosificación de esfuerzos.

Resulta imposible establecer una ganadora de este mano a mano o duelo barroco celebrado en el Teatro de la Maestranza, ya que, ambas «contrincantes», con unas armas que pocos intérpretes podrían superar, nos encandilaron desde el primer momento.

Debutaba en Sevilla el rol de Marie la soprano Pretty Yende, que en el último lustro se ha venido perfilando como una de las lírico-ligeras más interesantes del panorama actual. Encandiló desde cualquier vertiente canora, ya que, además de no temer a la escritura más endiablada o las notas más agudas, posee un exquisito gusto para colorear las escenas melancólicas con un fraseo y canto ligado de primera.

Teatro de la Maestranza. Javier Camarena (tenor), Ángel Rodríguez (piano). Arias de Manuel García, Wolfgang Amadeus Mozart, Gioachino Rossini, Gaetano Donizetti y Giuseppe Verdi.

De todos los montajes de títulos sevillanos en los que el Maestranza se ha implicado, es este quizás el que menos ha atraído al público, quizás porque, en su afán de volverse conceptual pero haciendo concesiones más formalistas, se queda en terreno de nadie, y eso puede provocar cierto rechazo tanto por parte del público conservador como del sediento de nuevas propuestas.