Alemania

Las cosas bien hechas. Don Carlo en Frankfurt

Josep Mª. Rota
martes, 24 de octubre de 2023
McVicar, Don Carlo © 2023 by Barbara Aumüller McVicar, Don Carlo © 2023 by Barbara Aumüller
Frankfurt, viernes, 13 de octubre de 2023. Oper Frankfurt. Don Carlo, de Giuseppe Verdi, versión italiana en cinco actos de 1886. David McVicar, director de escena. Caterina Panti Liberovici, directora escénica de la reposición. Robert Jones, decorados. Brigitte Reiffenstuel, vestuario. Joachim Klein, iluminación. Otar Jorjikia (Don Carlo), Magdalena Hinterdobler (Elisabetta), Andreas Bauer Kanabas (Filippo II), Emanuela Pascu (Eboli), Domen Križaj (Rodrigo), Kudaibergen Abildin (Lerma / Un araldo), Bianca Andrew (Tebaldo), Simon Lim (Il Grande Inquisitore), Thomas Faulkner (Un monaco), Kateryna Kasper (Una voce dal cielo). Chor der Oper Frankfurt (Tilman Michael, director del coro), Frankfurter Opern- und Museumsorchester. Thomas Guggeis, director musical. 90% de ocupación.
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Por fin una representación de ópera agradable en un teatro puntero. A David McVicar y a Caterina Panti Liberovici hay que agradecerles que no desubicaran la ópera ni en el tiempo ni en el espacio, que no se inventaran personajes ni tramas paralelas, que no desfiguraran el argumento ni que manipularan el final. Vamos, lo que se lleva.

No. Afortunadamente, aquí se dio un Don Carlo come scritto, con unos decorados austeros pero funcionales de Robert Jones y un vestuario muy atractivo de Brigitte Reiffenstue. A Joachim Klein hay que agradecerle también la iluminación del escenario, evitando el láser al uso, las proyecciones avasalladoras o la oscuridad gratuita.

El escenario estaba cerrado por los laterales con unas columnas fijas que simulaban ladrillo blanco. El foro, del mismo ladrillo blanco, se abría y cerraba a discreción. El escenario practicable contaba con rampas y escaleras con el mismo diseño y color. Así fue en los cinco actos. Solo en el acto cuarto, una gran cortina tapaba medio escenario para representar el cuarto de Felipe II. El mismo elemento móvil que servía ahora de mesa había sido y sería el sepulcro de Carlos V. Un incensario colgado del telar, a modo de botafumeiro, marcaba el espacio de Yuste. Finalmente, una gran reja metálica definía el espacio de la prisión.

‘Don Carlo’ de Verdi. Thomas Guggeis, director musical. David McVicar, director de escena. Frankfurt, Oper, octubre de 2023. © 2023 by Barbara Aumüller.‘Don Carlo’ de Verdi. Thomas Guggeis, director musical. David McVicar, director de escena. Frankfurt, Oper, octubre de 2023. © 2023 by Barbara Aumüller.

Este decorado resultaba muy agradable visualmente y, además, combinaba perfectamente con el negro de los Austrias y los demás vestidos. Claro que el espacio único también tiene sus inconvenientes. Así, el clímax dramático que se produce al final del acto cuarto, con la intervención del Gran Inquisidor (Vi prostate innanzi al Re, che Dio protegge! A terra!... Gran Dio, sia gloria a te!) resultó decepcionante. En lugar de un telón rápido o un oscuro de mutación, la escena quedó en una semi penumbra y los personajes y figurantes hicieron mutis por el foro y los laterales de manera lenta.

Don Carlo es una gran obra. Requiere una plantilla de grandes voces en todas las cuerdas: soprano, mezzo, tenor, barítono y no solo un primo, también un secondo y hasta un terzo basso. Aparentemente, la obra podría pasar por convencional: los primi amorosi, tenor y soprano; él, un defensor de causas perdidas; ella, abrumada por el destino fatal. Un barítono de confidente y una mezzo de rival. Finalmente, un bajo para el “barbas”.

Pero si el protagonista es el personaje que da nombre a la ópera, la figura que surge y destaca es la del rey, aquel poderoso soberano que domina medio mundo pero que no puede conseguir el amor ni de su pueblo ni de su esposa ni de su hijo. En lo musical, Verdi nunca fue tan atrevido desde los tiempos de Rigoletto.

‘Don Carlo’ de Verdi. Thomas Guggeis, director musical. David McVicar, director de escena. Frankfurt, Oper, octubre de 2023. © 2023 by Barbara Aumüller.‘Don Carlo’ de Verdi. Thomas Guggeis, director musical. David McVicar, director de escena. Frankfurt, Oper, octubre de 2023. © 2023 by Barbara Aumüller.

Estamos hablando de cinco papeles principales, con difíciles arias y concertantes para cada uno de ellos, más dos bajos y una voz angelical, cuyas intervenciones son determinantes desde el punto de vista dramático; una nutrida orquesta y un coro de grandes dimensiones. Aquí Frankfurt hizo gala de lo que es una compañía estable de cantantes, coro y orquesta.

El georgiano Otar Jorjikia se presentaba en Frankfurt con uno de sus caballos de batalla, el papel de Don Carlo. Si la voz de tenore spinto tiene garra, su mezza voce y su legato son admirables. Incomprensiblemente, el público le negó el merecido aplauso después de Fointainebleau! Foresta immensa...Io la vidi.

Sería difícil encontrar alguna pega a la Elisabetta de Magdalena Hinterdobler. Voz eminentemente lírica, cantó con una línea impecable, un dominio perfecto de los reguladores y sin ninguna dificultad a la hora de expresar más dramatismo.

‘Don Carlo’ de Verdi. Thomas Guggeis, director musical. David McVicar, director de escena. Frankfurt, Oper, octubre de 2023. © 2023 by Barbara Aumüller.‘Don Carlo’ de Verdi. Thomas Guggeis, director musical. David McVicar, director de escena. Frankfurt, Oper, octubre de 2023. © 2023 by Barbara Aumüller.

Andreas Bauer Kanabas fue uno de los grandes triunfadores de la velada. La voz es la de basso cantabile, grande, poderosa, pero no arisca o áspera, sino suave y bien proyectada. Como actor, bordó el personaje.

Emanuela Pascu, debutante en la Ópera de Frankfurt, sustituyó a la prevista Dshamilja Kaiser en la parte de Éboli. Obtuvo el primer aplauso de la velada después de la “canción sarracena”, cuyas agilidades sorteó con alguna que otra dificultad. En la tremenda O don fatale, se lanzó con bravura sobre los agudos. Mejor en los fortissimi que en los pianissimi.

Domen Križaj fue un Rodrigo completísimo en la expresión, el fraseo y la dicción. Su O Carlo, ascolta... Io morrò ma lieto in core, resultó ciertamente conmovedora. Simon Lim fue un Inquisidor de enorme presencia vocal y escénica. Thomas Faulkner mostró una bella voz de bajo en el acto segundo. En ese coup de théâtre que es la última aparición del emperador Carlos V, su voz sonó demasiado lejana, dado que cantó entre bastidores.

Por encima de todos, la labor directorial del reciente GMD de Frankfurt, Thomas Guggeis. Acompañó siempre a los cantantes, moderando el volumen orquestal, sin tapar nunca ni ser atronador (la tentación es grande en Don Carlo). La acción avanzó siempre sin decaimiento, con un resultado global excelente. El publico aplaudió a rabiar cuando Guggeis salió al escenario e hizo levantar a la orquesta. Aplausos merecidos desde que cayó el telón. Los aplausos que merecen las cosas bien hechas.

Nota bene: la Ópera de Frankfurt ostenta no uno sino tres galardones de 2022, en las categorías de “Teatro de ópera”, “Coro” y “Representación”. Este Don Carlo es prueba de ello.

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