La cosa empieza con la llegada a La Seine
Musicale, la bonita sala en el extrarradio caro de París. Ubicada en una isla
del Sena, l'Ìle Seguin, su forma exterior es inconfundible. Dentro de poco
podremos decir que es emblemática de Boulogne-Billancourt. Por dentro, La Seine
Musicale resulta, además de hermosa, acogedora. Y la acústica es notable, rica
pero no reverberante (como sí es el caso de la insufrible Philarmonie
parisina). Tiene, eso sí, el gran defecto de todos los auditorios modernos que
sitúan al espectador no ante los músicos sino en torno a los
músicos: visualmente agradables, los auditorios de este tipo son nefastos para
los instrumentos que proyectan hacia delante y no hacia arriba (como la voz,
por ejemplo), pues el sonido de dichos instrumentos se pierde para todo el
público que está detrás o a los lados.
En fin, cosas de…
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