Francia

Ole Mussorgski

Francisco Leonarte
viernes, 15 de marzo de 2024
Py, Boris Godunov © 2024 by Marco Magliocca Py, Boris Godunov © 2024 by Marco Magliocca
París, domingo, 3 de marzo de 2024. Théâtre des Champs-Elysées. Boris Godunov (versión de 1869). Libreto, Modest Mussorgski a partir de la obra de Pushkin. Música, Modest Mussorgsky. Director de escena, Oliver Py. Colaboración artística, Daniel Izzo. Escenografía y trajes, Pierre-André Weitz. Con Alexander Roslavets (Boris Godunov), Victoire Brunel (Fiodor), Lila Dufy (Xenia), Svtelana Lifar (la nodriza), Marius Brenciu (el príncipe Shuisky), Mikhail Timoshenko (Andrei Shtchelkalov), Roberto Scandiuzzi (Pimen), Airam Hernández (Grigori), Yuri Kissin (Varlaam), Fabien Hyon (Missail), Sarah Laulan (Posadera), Kristofer Lundin (Inocente), Barnaby Rea (Mitiuskha), Sulkhan Jaiani (Nikitich). Bailarina, Chloé Pages. Choeur de l'Opéra National du Capitole (dirección, Gabriel Bourgoin). Maîtrise des Hauts-de-Seine (dirección, Gaël Darchen). Orchestre National de France. Dirección musical, Andris Poga.
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Boris Godunov versión primigenia, con sus defectos y sus virtudes. Entre sus virtudes, la audacia intacta de Mussorgski, particularmente en la orquestación, o la coherencia. Entre sus defectos, una atención particular a los diálogos que por momentos pueden parecer más verbosos, o menos concisos que en versiones posteriores.

Voces que cumplen

Roslavets remplaza a Mathias Goerne. Cumple. Tal vez sea todavía algo joven, su voz no siempre tiene el cuerpo ni la nobleza que uno imagina para un papel icónico como el de Boris. En efecto, y tal vez sea éste un problema de dirección de actores, su personaje tira más hacia el loco que hacia el hombre de estado con un secreto tormento. Creemos que es un cantante estimable y que en el futuro puede ser un buen Boris. Hoy por hoy, cumple. Sin impresionar.

Para Pimen uno espera un bajo profundo. Scandiuzzi es un buen bajo pero no un bajo profundo. De nuevo cumple. Pero no nos regodeamos en su canto ni en su interpretación. Cumple.

Lo mismo se puede decir de Varlaam. Acostumbrados a voces grandes para este personaje, la de Yuri Kissin resulta más modesta. Sabe darle sorna a su personaje, y cumple. Pero no impresiona.

Shuiski, el personaje sibilino, el más hipócrita tal vez de todo el repertorio, es Marius Brenciu. La voz no es grande, aunque sí bonita. Por desgracia no parece cómodo cada vez que tiene que subir un poco al agudo, y su interpretación carece de matices. Cierto, en la vida real sin duda los Shuiskis que pueblan el mundo político deben de ser así, anodinos, sin expresión, y con voz y aspecto de no haber roto nunca un plato. Pero sobre el escenario falta algo. Cumple, pero falta algo.

‘Boris Godunov’ de Musorgsky. Dirección musical, Andris Poga. Director de escena, Oliver Py. París, Théâtre des Champs-Elysées, marzo de 2024. © 2024 by Marco Magliocca.‘Boris Godunov’ de Musorgsky. Dirección musical, Andris Poga. Director de escena, Oliver Py. París, Théâtre des Champs-Elysées, marzo de 2024. © 2024 by Marco Magliocca.

Ayram Hernández, como Grigori (Grishka Otropiev), el monje que se hará pasar por el asesinado zarevich Dmitri, es todo un lujo. No sólo es la hermosura de su timbre, es también la facilidad en el fraseo, la comodidad en la tesitura. Un intérprete habitual del Rodolfo de La Boheme al servicio de Mussorgski. Y en todo punto creíble. Uno de los puntos fuertes de la distribución.

El otro es Mikhail Timoshenko como Andrei Shtchelkalov: seguridad en la impostación, volumen importante, personaje asumido con naturalidad en el canto. Sus dos intervenciones son admirables.

En los otros papeles, voces en general sólidas y de buen calibre. A destacar Sulkhan Jaiani como Nikitich, de nuevo voz cómoda y grande que refleja con naturalidad la brutalidad de su personaje.

Puesta en escena

No se puede decir de quien escribe estas líneas que sea gran fan de Olivier Py. En varias ocasiones lo hemos puesto a bajar de un burro por sus incongruencias, su ego y sus metidas de pata múltiples. No es el caso en esta producción.

‘Boris Godunov’ de Musorgsky. Dirección musical, Andris Poga. Director de escena, Oliver Py. París, Théâtre des Champs-Elysées, marzo de 2024. © 2024 by Marco Magliocca.‘Boris Godunov’ de Musorgsky. Dirección musical, Andris Poga. Director de escena, Oliver Py. París, Théâtre des Champs-Elysées, marzo de 2024. © 2024 by Marco Magliocca.

Cierto, Py toma el partido de ilustrar todo lo que puede y en cuanto puede. Saliéndose de la realidad, si Grigory evoca en la conversación una «torre que domina Moscú», hace que el cantante se suba a unas escaleras que simulan un edificio de la era estalinista para desde allí cantar. Desfilan así trajes y personajes de la historia de Rusia, desde Iván el Terrible hasta Putin pasando, por supuesto, por Lenin (que Boris lleve el cráneo rapado no es una mera casualidad). En ese sentido se trata de una puesta en escena parlanchina que puede llegar a molestar. Pero también tiene el mérito de incluir imágenes en largos momentos de conversación en que no es siempre fácil dar movimiento escénico. Y lo hace con cierta coherencia.

Utiliza también decorados móviles que funcionan bien (algunos son muy vistosos), astutamente diseñados por Pierre-André Weitz.

También la utilización de las luces es inteligente, ya sea integrando los dorados del propio Teatro de los Campos-Eliseos a catedral y palacios (con el efecto de ampliar notablemente el espacio escénico), ya sea siguiendo el ritmo de la orquesta en la escena de la coronación, ya sea creando ambientes, fríos o cálidos según las escenas, o dando ritmo en determinados momentos .... Trabajo notable.

Los trajes, cuidados y bien cortados, alternan entre la moda del siglo XVI que corresponde a la época en que se desarrollan los hechos, y modas de otras épocas que han marcado particularmente la historia rusa (1900, actualidad ...).

A señalar también una cuidada dirección de actores en el coro (uno de los coristas, por ejemplo, movía nerviosamente la mano, como enfermo de Parkinson; todos y todas expresaban la paleta de reacciones posibles ante cada acontecimiento ...).

Tal vez el trabajo haya sido menos convincente en lo que se refiere al personaje principal (tirando demasiado hacia la locura más que hacia el remordimiento, con un maquillaje que rodeaba de rojo sus ojos desde la primera escena). Pero ahí ya podemos decir que entramos en una simple división de opiniones interpretativas, no podemos hablar realmente de fallos de puesta en escena.

¿Y entonces ?

Si uno sale encantado de este Boris es sobre todo por el coro y la orquesta.

Coro imponente el del Capitole de Toulouse. No sólo por el volumen -que también- sino también por la buena salud de las voces, lo bien que están marcadas las distintas cuerdas, la facilidad en los agudos y la capacidad de expresión, del cansancio a la sorna pasando por el entusiasmo o la piedad. La aparición de los «hombres de Dios» desde bambalinas, en la primera escena, es de auténtica emoción. Buena labor de la escolanía Maîtrise des Hauts-de-Seine.

‘Boris Godunov’ de Musorgsky. Dirección musical, Andris Poga. Director de escena, Oliver Py. París, Théâtre des Champs-Elysées, marzo de 2024. © 2024 by Marco Magliocca.‘Boris Godunov’ de Musorgsky. Dirección musical, Andris Poga. Director de escena, Oliver Py. París, Théâtre des Champs-Elysées, marzo de 2024. © 2024 by Marco Magliocca.

Pues si estupendos estuvieron los coros, aún mejor estuvo la orquesta. La calidad de la Orquesta Nacional de Francia es innegable, pero a veces resulta demasiado invasiva para producciones operísticas. Andris Pogan sabe controlarla en los momentos de intervención de los solistas. Sabe sobre todo resaltar los matices de orquestación, las particularidades sabrosísimas de la escritura de Mussorgski. Cada inflexión orquestal acompañando a los diálogos es pura delicia, cada intervención solista también (ah, ese corno inglés que abre el preludio, nos lleva directamente a La consagración de la primavera de Stravinsky). Alternan lo grandioso y lo mezquino, lo fiero y lo patético, y la orquesta se convierte en el auténtico protagonista de la ópera, en Mussorgski mismo comentando cada frase, cada movimiento. Gracias Mussorgski. Y gracias ONF y Andris Pogan por encarnarlo con tanta fortuna.

Dos veces he tenido la suerte de asistir a este espectáculo. En las dos ocasiones el Teatro de los Campos Eliseos estaba lleno en un 95% (sólo quedaban libres algunas butacas sin visibilidad). Sin grandes nombres detrás, sin grandes reclamos (salvo tal vez el de Olivier Py, que en Francia tiene mucho tirón). En la segunda ocasión había toda una clase de adolescentes (que se comportaron estupendamente, dicho sea de paso). A veces el público parisino me admira. En el mejor de los sentidos.

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