Berlin: como ocurriera años atrás con la
Ópera del Estado, ahora le toca a la Komische Oper (KO) pasarse unos cinco años
en el Schiller Theater mientras renuevan sus premisas en la legendaria sala de
la Behrenstrasse. Fue allí donde aprendí a ver ópera como Muziktheater, esto es, como teatro
musical liberado de convencionalidades obtusas de muchas puestas tradicionales
y temerosas de cualquier innovación. En la KO de la Behrenstrasse, en el Este y
a pocos pasos del muro fatídico, Walter Felsenstein, Joachim Herz y Harry
Kupfer elaboraron versiones transformadoras del repertorio operístico
tradicional, que allí se cantaba siempre en alemán, fuera cual fuere el idioma
original. Los cantantes y la orquesta eran de mediana calidad, ¡pero cómo
sabían encarnar a personajes que en otros lados parecían de cartón!
En el Schiller Theater, una KO…
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