Recuerdo
que titulé la crónica del Rigoletto de 2021 en el Auditori del Camp de
Mart “¿Flor de un día?”. Así se temía y la ausencia de ópera en el 2022
parecía confirmarlo. Pero no. Vino luego Tosca en la Tarraco Arena y
ahora La traviata, de nuevo en el Camp de Mart, un espacio muy querido
por el público tarraconense. Como casi todo en esta vida, las cosas tienen
nombre y apellido; en este caso, el de Àngel Òdena, impulsor del proyecto de
ofrecer ópera en el Festival Camp de Mart de Tarragona, que ha tenido que
luchar no contra viento y marea, sino contra las administraciones, políticos y
funcionarios, que es mucho más difícil.
Espacio
muy querido por el público, decía, con la bimilenaria muralla romana al fondo,
pero con los inconvenientes del aire libre: la moto, el perro, las campanas de
la catedral, otro perro, los berridos del…
Comentarios