Francia
Gratis et amore
Francisco Leonarte
Dentro del mundo de la crítica operística en
internet, ODB Opéra, sitio en francés, es una institución. Ya con
ocasión de sus 20 años de existencia, organizó un concierto que tuvimos ocasión
de reseñar en las páginas de mundoclasico.com (otra institución, esta
vez mayoritariamente en español). El pasado sábado 16 de noviembre ODB Opéra
volvió a organizar un concierto benéfico -a beneficio del orfelinato Le Refuge
KOL en Camboya- en la misma sala Rossini del ayuntamiento del distrito 9 en
París.
De nuevo volvieron a compartir escenario
artistas confirmados con artistas en devenir, mezclando géneros y generaciones
en un simpático batiburrillo.
Quien esto escribe no pudo por desgracia
asistir a todo (el concierto se adelantó una hora con relación al horario
previsto y se solapaba con la Pasión según San Mateo que reseñamos en
otra página de este mismo sitio), de suerte que se perdió intervenciones de
tanto calado como las de Héloïse Mas, Fabien Hyon, Marlène Assayag o nada más y
nada menos que Stéphanie d'Oustrac, Marc Mauillon y Jean-Philippe Lafont (¡ahí
es ná!).
Tuvo no obstante la suerte de asistir a las
intervenciones de Emmanuelle de Negri (qué hermosa voz, qué plenitud en el arte
del canto, qué inteligencia en el fraseo y en la articulación, qué dominio de
los estilos -tanto el barroco como la melodie francesa-), de Abel Zamora (qué
ya hemos tenido ocasión de citar por sus pequeñas intervenciones en la
Opéra-Comique, joven tenor de bonito timbre, magnífico fiato, impostación
segura, facilidad en agudos, que seguro nos dará muchas satisfacciones en el
futuro a todos los aficionados), o Florent Karrer (joven barítono con emisión
fácil, timbre redondo y viril, muy cómodo en los graves y en los agudos, de
mucha potencia, de buena dicción, al que sólo le falta trabajar la sutileza y
la media voz), o aún Fanny Revay, (joven cantante wagneriana -rara avis
en el paisaje canoro francés- con cuerpo y con sensibilidad) o Coline Infante
(con la deliciosa primer aria de Adele en El murciélago), amén de otras
simpáticas intervenciones sobre todo de jóvenes promesas que irán depurando su
técnica y que hoy por hoy son diamantes en bruto.
Se alternaron, al piano, Maxime Neyret y Denis
Dubois, infatigables, acompañando con mucha profesionalidad y entrega.
En el entreacto, como decimos, fuerza nos fue partir, dejando en la sala Rossini a un público de intérpretes, críticos y aficionados, regocijado ante tanta diversidad y tanta generosidad de todos y cada uno de los participantes.
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