Entrevistas

Quiero seguir mi camino sin prisas. Entrevista a Simón Orfila

Salvador Aulló
viernes, 15 de abril de 2005
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Las Islas Baleares han sido fuente de buenos cantantes y Menorca nos ha dado voces graves con las que enorgullecernos. Simón Orfila continúa la tradición de lo que el llama “su isla” y nos ofrece su voz de bajo-barítono a la vez que nos sigue dando motivos de orgullo con sus actuaciones por todo el mundo. La estela de Juan Pons sigue.

 

Desde pequeño llamó la atención por su voz: era demasiado grave para un niño de corta edad. Lo normal son voces de soprano o como mucho, de mezzo. A él ya se le veía que iba para bajo. Y no ha defraudado.

 

El ‘Despierta negro’ de La tabernera del puerto, cantado a los 16 años con motivo de una gala organizada para recaudar fondos para el viaje de estudios del Instituto, tuvo la culpa de que tengamos a este bajo, hecho y derecho, actuando por el mundo. En estos momentos está en Berlín… pero dejemos que sea él quien nos lo cuente.

 

Pregunta: Te conocí cantando como ‘Alidoro’ de La cenicienta en el Real y eso fue el 24 de Junio de 2001. Luego te volví a oír en Pamplona el 4 de Septiembre de 2004 como ‘Douglas’ en La dama del lago. ¿Cómo te fueron las cosas entre estas dos fechas?

 

Respuesta: Pues creo que no me puedo quejar. He visitado muchos teatros de España, de Europa y hasta de fuera de Europa. De mis apariciones en el Liceo, destacaría unos Puritanos y Maria Estuardo con Edita Gruberova, un Sansón y Dalila con José Carreras y la recuperación de una opera fabulosa como es La Fattucchiera, de Vicente Cuyás, autor mallorquín del ochocientos, ópera que posteriormente salió en compacto. Al Real de Madrid volví con ‘Fígaro’ para Las bodas y con ‘Don Profundo’ para El viaje a Reims. En Oviedo hice de ‘Enrique VIII’ en Ana Bolena y, otra vez, Las bodas de Fígaro. En Canarias canté Las bodas y Los puritanos. He cantado tres Requiem de Verdi en Alicante, Valencia y Castellón, dirigido por Rostropovich. También he cantado en el San Carlos de Lisboa en Lucia de Lammermoor y La dama del lago; en Berlín también hice de ‘Fígaro’ en Las bodas y posteriormente, en una gira con ellos, en Seúl. En Nápoles La cenicienta y La bohème. He estado en Turín donde he sido otra vez ‘Alidoro’ en La cenicienta y ‘Leporello’ en Don Juan. En Tokio canté el papel de ‘Oroveso’ en el debut de Edita Gruberova como ‘Norma’; en Florencia El viaje a Reims; en Lubeck (Alemania) Lucía de Lammermoor, etc.

 

Como ves, he hecho muchos kilómetros y poco turismo porque, entre el estudio, las representaciones y los ensayos, no queda mucho tiempo para eso.

 

P: Aparte del darte a conocer, que ya es importante ¿Qué han aportado esas salidas a tu carrera, a tu formación?

 

R: Debo decir que han aportado mucho o, mejor todavía, muchísimo. El salir de tu país te enriquece en todos los sentidos, el pisar otros escenarios, vivir en otras culturas, la diversidad de públicos y el poder compartir escenario con diferentes cantantes y figuras de este mundo hace que aprendas y absorbas de ellos todo lo que se pueda. He tenido la suerte de cantar y conocer a grandes figuras, sus consejos son utilísimos y me he enriquecido con ellos.

 

P: ¿Cómo definirías tu voz?

 

R: Creo que mi voz es la del típico bajo-barítono para papeles centrales y agudos, tanto mozartianos como belcantistas.

 

P: ¿Has notado alguna evolución en ella?

 

R: Pues con el paso de los años se va aposentando y gana en extensión, las voces graves se aposentan con la edad, yo quiero seguir ese camino sin prisas e intentando que no se oscurezca demasiado temprano para no dañarme, pero esa evolución se va dando de manera natural.

 

P: ¿Cómo acogen en el extranjero a un bajo español? ¿Notas algún recelo?

 

R: Todo lo contrario. El público italiano vive mucho la ópera y sabe apreciar todo lo que, según su opinión, es bueno. Países como Alemania o Austria aprecian mucho a los cantantes con impronta mediterránea, y no digamos ya la reacción en países como Corea o Japón, donde adoran todo lo occidental. La experiencia ha sido fantástica

 

P: En la formación de un cantante los idiomas son una base ¿En cuántos te desenvuelves bien, aparte de los nativos?

 

R: El italiano es muy importante para el tipo de repertorio que canto, es el idioma que más domino y le sigue el inglés y el francés.

 

P: Vamos a tus principios. ¿De donde te vino tu afición al canto?

 

R: Desde niño en casa he vivido la música y el arte, en mi familia materna todos poseen muy buenas voces y se han dedicado a la escena, a nivel insular, en Menorca. Desde niño iba a ver a mi madre, abuelo y tíos en escena, también en casa se escuchaba ópera en disco, siempre fue mi sueño.

 

P: ¿Cómo la desarrollaste?

 

R: Entré en el coro de mi pueblo, Alayor, y allí ya me dijeron de mis dotes vocales, aunque era muy joven y no creía tener posibilidades. Después, animado por mi madre, entré en el coro de los Amigos de la Ópera de Mahón y empecé a cantar, aparte, piezas en diferentes eventos y conciertos en plan aficionado. Fue entonces cuando empecé las clases de canto con Martina Garriga y de solfeo y repertorio con Antonio Pons.

 

P: Hay dos personas importantes en tus comienzos Diego Monjó y Alfredo Kraus. ¿Cómo iniciaste la relación con ellos?

 

R: Monjó en Menorca ha sido una persona muy importante en el ambiente operístico, le hablaron de mi y me escuchó. Tras esa audición me comentó que con ocasión de un homenaje que le iban a dar a él, cantaría Alfredo Kraus y que iba a intentar conseguirme una audición con el maestro, y así fue, me escuchó y acto seguido Kraus me invitó a asistir a los Cursos de Verano de Santander. Allí me seleccionaron para entrar en la Escuela Superior de Música 'Reina Sofía' donde él era catedrático de canto junto a Suso Mariátegui y Edelmiro Arnaltes.

 

Quiero aprovechar esta ocasión para destacar entre las primeras personas importantes de mis comienzos al maestro Javier Pérez Batista, que me dió también sus consejos y aceptó acompañarme en la audición con Kraus y también a Silvia Corbacho que me consiguió mi primer papel en una ópera.

 

P: Después de la muerte de Kraus ¿ha habido más personas importantes en tu carrera?

 

R: Si, actualmente estoy muy agradecido a Bonaldo Giaiotti, persona a la que me dirijo cuando puedo en Milán para que me dé sus clases y sus consejos.

 

P: ¿Cuales son los momentos más emocionantes de tu carrera?

 

R: Hay muchos, pero destacaría la primera vez que me presenté en mi Isla como profesional, la iglesia de mi pueblo se llenó y la gente estaba muy entregada, fue realmente emocionante. También el concierto en Aspe con mi maestro y el ensayo general de Turandot en el Liceo, que me tocó cantar a mi y cuando se levantó el telón, el público irrumpió a aplaudir ya que era la primera vez que se cantaba después del incendio.

 

P: Ese momento del concierto de Aspe junto a Kraus ¿fue el comienzo real de tu carrera?

 

R: Yo considero mi comienzo en el Don Carlos de Mallorca, que luego citaré otra vez, donde empezó todo. Algo tan importante como conocer a mi representante-agente y nuevos contratos.

 

P: ¿Qué te dijo el maestro al final de ese concierto?

 

R: El maestro era una persona muy agradable y bondadosa, pero cuando se trataba de la relación maestro-alumno era muy duro y exigente, me felicitó a la par que luego en clase se acordaba de todos, absolutamente todos, los fallos y hubo que solucionarlos.

 

P: ¿Cuál consideras como tu debut en ópera?

 

R: El Don Carlos en Palma de Mallorca, donde hice el papel del ‘Fraile’. Esta es la ópera que he dicho antes que me consiguió Silvia Corbacho y con la cual inicié mi carrera y mi vida como cantante.

 

P: Vamos ahora con el futuro. ¿Cómo tienes la agenda?

 

R: Después de estas Bodas de Fígaro en Berlín, que estoy haciendo ahora, iré al Liceo para encarnar a ‘Dulcamara’ en El elixir de amor y posteriormente La gazzeta, una obra poco conocida pero muy divertida de Rossini, después un Réquiem de Verdi y un concierto en Menorca.

 

En Nápoles participaré en el estreno mundial de la ópera Sócrates imaginario de Giovanni Paisiello y en una producción de Las bodas de Fígaro, donde encarnaré al protagonista. La cenicienta en Génova, Lucía de Lammermoor en Dormunt, El barbero de Sevilla en Florencia, Norma en Munich, otra vez Lucía de Lammermoor en Suecia, etc. De momento tengo cuerda para ir tirando.

 

P: ¿Consideras que has cantado ya el papel de tu vida?

 

R: Es difícil decidir uno mismo cual es el papel de su vida, yo en estos momentos me siento cómodo en muchos de los que encarno, aunque quedan muchos que me encantaría encarnar en el futuro, pero bueno, la voz tiene que evolucionar y hay que trabajar mucho.

 

P: Dicho de otro modo. ¿Cuál ha sido el papel en el que te has sentido más realizado?

 

R: En el que me siento más realizado actualmente es en el papel de Fígaro de Las bodas de Fígaro, es un bajo-barítono joven, activo, con muchas ilusiones, es el papel en el que me siento mas cómodo.

 

P: En estos momentos ¿Cuál es tu repertorio?

 

R: Mozart, Bellini, Donizetti, Rossini y algún Verdi joven. Procuro siempre cantar Mozart entre las obras de bellcanto, ya que te sirve para aligerar y reposar la voz, así como también algún que otro papel corto que me permite descansar.

 

P: De los que todavía no has hecho ¿Cuál es el papel que te gustaría cantar?

 

R: Me gustaría llegar a cantar ‘Felipe II’ de Don Carlos y ‘Escamillo’ de Carmen, papeles que por edad y condición vocal no puedo encarnar ahora, pero en un futuro quiero trabajar en ellos.

 

P: Aparte de los grandes, Covent Garden, Met, Scala… ¿Cuál es el teatro en el que te gustaría cantar?

 

R: Pues me encantaría actuar en Málaga y en Sevilla, en ambas partes tengo buenas amistades y me haría mucha ilusión. En Bilbao también me ilusiona y creo que estoy en camino de cumplir esta ilusión.

 

P: ¿De quién es la voz de bajo que más te ha impresionado?

 

R: Soy un gran admirador de Samuel Ramey, creo que casi todos o todos los papeles que ha interpretado son sublimes. Siento especial debilidad por Bonaldo Giaiotti y Cesare Siepi, también estos dos están entre mis ídolos.

 

P: ¿Cómo van tus relaciones con los directores de escena?

 

R: Mi relación con los directores de escena ha sido siempre muy buena y fructífera, los directores de escena modernos suelen ser los que dan otra visión a las obras, aunque el público piense que 'rompen', y algunas veces con razón, pero casi siempre son directores de teatro, con lo cual el trabajo actoral con ellos es muy interesante y los que actuamos, debemos ir aprendiendo. En esta carrera, como en tantas otras, nunca se acaba de aprender.

 

P: ¿Hay algo más que consideres que deben saber los aficionados sobre tu vida artística?

 

R: Sobre todo que soy consciente de que hay que estudiar y que esforzarse mucho y que lo que más me interesa es transmitir sentimientos y si lo consigo me doy por satisfecho.

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