Portugal

Diálogos históricos

Paco Yáñez
viernes, 26 de enero de 2007
Porto, viernes, 19 de enero de 2007. Casa da Música, Sala 2. ‘Portrait Nunes’. Jonathan Ayerst, piano. Heleen Hulst, violín. Remix Ensemble. Pedro Figueiredo y Peter Rundel, directores. Edgar Varèse: Intégrales; Emmanuel Nunes: Dawn wo; Alban Berg: Kammerkonzert. Ocupación. 42%
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Retornamos a la Casa da Música, de Porto, tras nuestra primera visita en noviembre del pasado año; y lo hacemos, en esta ocasión, para escuchar un interesante y bien diseñado programa con obras de Edgar Varèse, Emmanuel Nunes y Alban Berg. Se trata de un conjunto de composiciones que ponen especial énfasis en la escritura para instrumentos de viento, desde postulados estéticos muy diversos, y cuya ejecución estará a cargo del Remix Ensemble, bajo la dirección del portugués Pedro Figueiredo y del alemán Peter Rundel, maestro titular del conjunto de Porto.

El programa de este concierto comenzó para mí, en cierto modo, con el ensayo general del mismo, que tuvo lugar la propia mañana del viernes 19, y al cual había sido invitado días antes por Peter Rundel. Siempre resulta muy interesante asistir a los ensayos de obras como las que hoy se abordaban, y más si a éstos acude el compositor de uno de esos trabajos, como fue el caso del portugués Emmanuel Nunes (Lisboa, 1941), del cual se interpretaba su pieza Dawn wo (1971-72).

Ciertamente, fue ésta la obra en la que más tiempo se detuvo el ensayo general, con numerosos análisis de muchos pasajes de esta compleja partitura, cuya resolución a menudo no resultaba de todo clara para los instrumentistas del Remix Ensemble. A pesar de ser Pedro Figueiredo quien dirigiría la obra en el concierto, Peter Rundel estuvo presente en todo momento en el seguimiento del ensayo, y, junto con Nunes, desarrolló un trabajo entre el asesoramiento y la tutela en la dirección de Dawn wo. Uno de los aspectos que quedó patente durante el ensayo fue el interés con que Rundel ajustaba las entradas de los músicos, buscando la mayor precisión posible en cada compás; a la vez que exigía a los intérpretes del ensemble que se escucharan entre sí, como vía privilegiada para subrayar las conexiones internas de las obras programadas. Otro capítulo que centró el interés de directores, compositor e incluso solistas (en Berg), fue el de la acústica. Para optimizar el entorno acústico de la versátil Sala 2 de la Casa da Música, fueron probadas distintas cortinas en el fondo del escenario, así como diferentes ubicaciones de los instrumentistas, grados de apertura del piano, etc, todo para conseguir una proyección sonora que, ciertamente, difería en su recepción según los cambios que se iban testando; algo que nos habla, una vez más, del mimo con el que en Porto se está llevando el crecimiento artístico del Remix Ensemble. El ensayo del Kammerkonzert se basó en la ejecución completa de la obra y en ciertos retoques a determinados pasajes, tanto en solistas como en vientos, especialmente a trompas y trompeta. He de destacar que en el descanso de este ensayo general tuve la oportunidad de entrevistar a Emmanuel Nunes; una interesante conversación que en las próximas semanas podrán leer los lectores de Mundoclasico.com

Ya en horario nocturno (21:00), y con la Sala 2 casi mediada de público, tuvo lugar el concierto, englobado en el ‘Nunes Portrait’, que llevará en sucesivos meses parte de la obra del compositor lisboeta al escenario de la Casa da Música; y ciclo éste que dará como resultado la primera grabación del Remix Ensemble, que será publicada próximamente por el propio sello del auditorio de Porto.

La primera parte del concierto estuvo conducida por el joven director y compositor lisboeta Pedro Figueiredo, que abrió el programa con Intégrales (1924-25), del francés Edgar Varèse (1883-1965). Intégrales es una magnífica pieza para once instrumentos de viento y cuatro percusionistas, situados tras los vientos; disposición que respetó escrupulosamente Figueiredo en su interpretación. El trabajo de la espacialización en esta pieza por parte de Varèse va más allá de la distribución física de los músicos, y atañe a la estructura interna del lenguaje musical, y más en concreto a la serie en tritono ascendente seguida por una cuarta nota mantenida, que se desplaza, generada inicialmente por el clarinete en mi bemol, por los distintos atriles a lo largo de las tres secciones ininterrumpidas de la obra (Andantino-Allegro-Lento). Este sistema, y las alteraciones que provoca en las interacciones sonoras el desplazamiento de este motivo recurrente, dota a Intégrales de una enorme vivacidad interna, potenciada por la exploración de los timbres tan típica de Varèse, en ocasiones en la antesala conceptual de los sonidos producidos electrónicamente, algo a lo que dedicará sus esfuerzos décadas más tarde; pues recordemos que la obra que esta noche nos ocupaba fue estrenada por Leopold Stokowski un 1 de marzo de 1925, en New York.

La insistencia en ese trabajo de alturas, no tanto repetidas sino movilizadas a lo largo del ensemble, depara una relación muy particular del conjunto de vientos con el cuarteto de percusión, engarzado con los cobres y maderas a través de un minucioso trabajo de métrica y rítmica; en la línea del “sonido organizado”, término éste con el que Varèse describía la formulación del sonido en alguna de sus obras, a partir de la coordinación de ritmo y timbre entre distintas familias instrumentales. Todo este conjunto de novedades será desarrollado un peldaño más en la magistral Ionisation (1929-31), que confirma a Varèse como un compositor ajeno ya a todo resto de romanticismo en su estética, marcada por fuertes bloques sonoros y por el desarrollo, entre otros aspectos, de la percusión como instrumento a posibilidades inauditas en su época.

La versión del Remix Ensemble resultó correcta, si bien echamos en falta una conjunción mayor en lo que a la coordinación interna se refiere, especialmente en la confluencia de los distintos acentos entre percusión y vientos. La musicalidad tan especial que requiere Intégrales no se llegó a producir con toda la fluidez que se pudiera desear en todo momento, tendiendo la dirección de Figueiredo a enfatizar en exceso los contrastes dinámicos, lo cual deparó una agresividad quizás un poco forzada del metal grave, que afectó a las maderas y a ciertos efectos de percusión que quedaron algo tapados, a la vez que algo secos en su ejecución. Las citas de música de banda presentes en la obra, tan afines al lenguaje de Charles Ives, resultaron un tanto mecánicas y poco enfatizadas, con lo que resultaron poco reconocibles, si bien éste es un punto siempre complejo en la interpretación no sólo de Varèse, sino del citado compositor norteamericano.

En general, y con algún pero, difícil de esquivar en la interpretación en vivo de obras tan exigentes (que suenan a nuestros oídos de forma nueva, tras la aparición en el mercado de versiones discográficas tan perfectas como la de Riccardo Chailly -Decca, en estudio-), el Remix se enfrentó a la obra mereciendo un buen aprobado, con alguna pequeña pifia (destacadamente en el oboe) que creemos este grupo irá solventando a medida que el gran trabajo que está desarrollando continúe por estas complejas partituras.

He de reconocer que el Remix Ensemble se fue entonando a medida que el concierto avanzó, o así me lo pareció en la interpretación de la obra que cerraba la primera parte, Dawn wo, de Emmanuel Nunes; que, como hemos visto antes, prepararon con mayor laboriosidad y detalle durante el ensayo, algo que se notó en su interpretación.

Dawn wo fue para Nunes, según él mismo me contó en la entrevista, una obra “con carácter de aprendizaje”, en la cual intentó realizar una fusión de los dos polos estéticos dominantes en el momento de su composición, y que él identifica ligados a las figuras de Anton Webern e Igor Stravinsky. Con su trabajo, Nunes, tomando el efectivo de vientos del Kammerkonzert de Berg (pieza que él dice estar feliz de tener junto con Dawn wo en el programa), pretende aunar la transparencia cristalina de la escritura del ruso con la homogeneidad y el rigor estructural weberniano. El compositor portugués se muestra, a día de hoy, muy satisfecho con los resultados obtenidos en Dawn wo, una pieza que a mí me resulta también especialmente atractiva; y buena muestra de ello es que Nunes la retomó en 1974 para su obra Es webt, en la cual se integra también material musical de Purlieu (1969-70, para 21 cuerdas), encargo, como Dawn wo, de la Fundación Gulbenkian, donde se estrenó la obra que hoy escuchamos en febrero de 1973, bajo la dirección de Michel Tabachnik.

Como nos indica Paulo Assis en sus muy interesantes notas del concierto, Dawn wo entabla un verdadero diálogo histórico con diversas piezas que confluyen en su estructura; y así, “la partitura, tanto en su instrumentación, como en su proyecto inicial, hace referencia a cinco compositores y a cinco obras: al Kammerkonzert, de Alban Berg; a Octandre, de Edgar Varèse; al ‘Farben’ de las 5 Orchesterstücke Op.16 de Arnold Schönberg; a las Tres pequeñas para violonchelo y piano de Anton Webern; y a Zeitmasse, de Karlheinz Stockhausen. Del Kammerkonzert de Berg, Emmanuel Nunes (además de utilizar los mismos instrumentos de viento) extrae una reflexión sobre la transparencia de los timbres (pensamiento que también derivará del minucioso estudio de Stravinsky); de Octandre un compás que es citado; el famoso acorde de ‘Farben’ (do, sol sostenido, si, mi, la) encuentra su lugar en los desarrollos de Dawn wo, aunque apenas es tocado una vez; de las Tres piezas de Webern hace decucciones libres, asentadas en un estudio de los ritmos originales; y de de Stockhausen, Nunes hará una única cita del ritmo de dos compases iniciales de Zeitmasse”.

La interpretación del Remix Ensemble fue notabilísima desde un punto de vista técnico, y especialmente destacada en cuanto a la construcción de la estructura y a su brillo a través del timbre, con momentos de especial virtuosismo en las notas del clarinete bajo, por citar a un miembro del ensemble. Figueiredo era perfectamente consciente de lo que se traía entre manos, y todas las indicaciones del ensayo fueron respetadas escrupulosamente en su interpretación, más atenta a la musicalidad inherente a la obra que a los efectismos que se impusieran por momentos en Intégrales. La interpretación se vio ligeramente alterada por un molesto ruido que se colaba en la sala proveniente, según me contó Peter Rundel después, de alguna alarma en el edificio; lo cual contaminó en cierto modo los pasajes finales de Dawn wo y sus sutiles pasajes en pianissimo, algo oscurecidos por el citado ruido. En todo caso, se percibe una afinidad muy especial entre el grupo de Porto y la música de Nunes, quizás por los anteriores contactos con el compositor lisboeta, quizás por la buena disposición hacia este destacadísimo creador no sólo de la música portuguesa, sino de la europea.

Tras el descanso, el concierto concluyó con el soberbio Kammerkonzert para piano, violín y trece instrumentos de viento (1923-24), del vienés Alban Berg (1885-1935); una de las obras que habían inspirado a Nunes, y composición que, como curiosidad, promovió para su estreno en América el propio Edgar Varèse. El Kammerkonzert es, según Theodor Adorno, “un concierto para un compositor y no para los concertistas”, en el cual hay una “primacía del Yo” del creador, que se convierte en protagonista de mayor manera que ninguno de los músicos, ni siquiera los solistas, integrados de forma muy camerística y poco destacada con el resto del grupo, absortos bajo las altísimas demandas técnicas del compositor, a excepción si acaso de las 'cadencias’; razón por la cual respeta fidelignamente su nomenclatura de “Concierto de cámara”, como años después lo hará, también, György Ligeti.

La obra -dedicada al ‘maestro’ de Berg, Arnold Schönberg- inicia una nueva etapa técnica y estética en este “maestro de la transición ínfima”, que diría Adorno; y en esa línea sus avances hacia el dodecafonismo pleno son firmes pero no completos, por lo cual se convierte en una pieza de complejo análisis en su estructura y en la resolución de sus temas musicales, en ocasiones deslizándose entre el ambiguo terreno de un expresionismo postromántico que aún se cuela por algún instrumento y un serialismo que se abre paso en el esbozo de series y retrogradaciones. A ésto debemos añadir que el concierto acoge algunos de los juegos numerológicos y casi criptográficos que tanto apasionaban a Berg, como el hecho de comenzar los primeros compases de la obra con letras (convertidas en notas por medio de la notación alemana) de los nombres de los tres vieneses, ArnolD SCHönBErG (en el piano), Anton wEBErn (en el violín) y AlBAn BErG (en la trompa con sordina), diríamos que como prueba de amistad y refuerzo del vínculo humano y artístico. No es más que otro ejemplo de la fascinante personalidad de Berg, y de su deseo de unir en su obra el rigor formal típico de los tres vieneses con una cálida personalidad siempre atenta a la expresión del sentimiento.

Antes del concierto estuve charlando durante media hora con Peter Rundel en su camerino, en una entrevista que será publicada por Mundoclasico.com, y en la cual recordaba al director alemán las palabras de Adorno al respecto de que el Kammerkonzert es una obra para el compositor, que, en cierto modo, renace en el concierto a través de la figura del director. Rundel, conocedor de los análisis de Adorno, pone el énfasis en su rol de clarificador de la estructura y atemperador de las voces de cada instrumentista, papel fundamental en el complejo andamiaje de este concierto de cámara. He de decir que se nota la mano del director alemán cuando se hace cargo del Remix Ensemble, por su dominio y afinidad con el conjunto, resultando de ello un mayor control de la sonoridad y de los planos; así como una preocupación mayor por el tempo, si acaso factor con mayor peso específico en el desarrollo del Kammerkonzert que en las piezas anteriores.

A este respecto, la versión de Rundel fue muy serena, tendiendo a la lentitud, en la cual se apoyó para desgranar los timbres instrumentales con una notable presencia, diferenciación y personalidad propia, a la vez que clarificaba con esmero la estructura de los diversos temas y su factura contrapuntística, tan importante de matizar con transparencia, dentro de lo que es, en sí, una pieza de rotunda densidad. La elección del tempo derivó en una curiosa sensación de ‘decrepitud’ en el tema de vals que recorre el primer movimiento, menos sarcástico e irónico que en otras versiones, pero más dolorosamente agónico. En contraste con este planteamiento, la marcha final se desarrolló con un pulso más firme y mantenido, cerrando de este modo la interpretación, y el concierto, con una notabilísima ejecución de la obra de Alban Berg.

Los solistas me han parecido también muy notables; con un Jonathan Ayerst que conecta, desde el piano, perfectamente con la lógica planteada por Rundel para el Kammerkonzert, como no podía ser menos en el caso del solista principal de piano del conjunto portugués. Interpretación muy serena y matizada la suya, sumamente ejemplificadora de esa belleza ciertamente ‘decadente’, de fin de siècle, de la que me hablaba Rundel al respecto de los matices anímicos del concierto bergiano. Heleen Hulst, al violín, también me ha parecido una intérprete destacable, de un gran refinamiento técnico, aunque quizás con una ligera falta de cuerpo y volumen sonoro que le hicieron pasar a un segundo plano en ciertos pasajes en los que el violín debió enfatizar más su presencia. En todo caso, ambos solistas cumplieron de forma muy notable su papel en el concierto, con momentos realmente bellos, como los protagonizados por ambos en los escasos pasajes a dúo. Debo destacar que, al acabar el concierto, algunos de los miembros del Remix Ensemble, trompas y trompeta, por ejemplo, aún permanecieron unos minutos más en sus atriles repasando ciertos pasajes entre ellos y comentando con Rundel determinadas problemáticas que habían percibido en su interpretación, básicamente relacionadas con aspectos de interacción entre los vientos en la disposición espacial utilizada en el Kammerkonzert. Son detalles que hablan, una vez más, de la alta profesionalidad que Emmanuel Nunes destaca en este nuevo conjunto.

Nos quedamos, así pues, con una grata sensación tras el concierto del Remix Ensemble; con la sensación de que, al menos al otro lado del río Miño, se están haciendo bien las cosas en cuanto a repertorio contemporáneo; ya sea en lo que a la institución se refiere, y especialmente en lo que concierne al grupo de música contemporánea de Porto, que recibirá en los próximos meses las visitas de compositores de la talla de Brian Ferneyhough (18 de marzo), Helmut Lachenmann o Wolfgang Rihm (ambos el 13 de mayo). Esperamos retornar a la ciudad del Duero para entonces y comunicarle a nuestros lectores los progresos de esta ilusionante agrupación.

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