Los Nocturnos de Fauré ya no rinden homenaje a la noche romántica o al Bel canto de Bellini.Estas piezas líricas evocan la comunión secreta entre el Hombre y las cosas invisibles.
Gottlieb Wallisch ofrece interpretaciones sacadas de la pasión de su corazón.La acertada elección de las obras y su secuenciación se corresponden con la autenticidad e intensidad de su ejecución.
Lucienne Renaudin Vary no tiene la menor duda, ella tiene que tocar descalza para que las plantas de sus pies apoyadas directamente sobre el suelo del escenario sientan la música que resuena a su alrededor.
La sección de cuerdas de la orquesta es la verdadera protagonista en la Suite Japonesa, consiguiendo altas cotas de sutileza y una afinación perfecta especialmente en el segundo movimiento titulado Tanabata.
De la Parra tuvo más fortuna en Dvorák que en Brahms, en un programa que era toda una prueba de fuego para la incipiente fama madrileña de la siempre extrovertida y carismática directora.
El ‘Requiem’ de Verdi ocupará siempre un lugar especial entre las obras de arte que dan testimonio de lo mejor que la especie humana ha sido capaz de producir
La práctica artística del Gropius Quartett no se basa en absoluto en una simple aritmética, sino en un acuerdo empático sobre el conjunto y en la escucha paciente del otro en cada detalle.