Un aquí y un ahora rico y abierto para la trompa, como demuestra María Rubio, que también deja entrever la complicada situación de la creación actual: ella misma ha costeado un disco que “no se hace para venderlo”, en sus propias palabras, sino para hacer saber que “estoy aquí y esto es lo que puedo hacer con mi instrumento”.
El batiburrillo acústico, pesado como un cortinaje grueso y polvoriento, pero a la vez con la fragilidad de un barniz desgastado, me alejó de las obras interpretadas.Si hay árboles que a uno no le dejan ver el bosque, yo me enfrenté a sonidos que apenas me dejaron escuchar la música.