Alan Gilbert optó por una visión directa de la sinfonía, sin circunloquios, sin estira y afloja, enérgica.Al principio todo me pareció muy fuerte, de trazo grueso, pero así es como suena la gran sala de la Elbphilharmonie
La recepción contemporánea de la música suele tomar como medio el acontecimiento acústico performativo pero Bruckner, en la época de su aprendizaje musical, no accedió tanto a la música más nueva a través de la audición, sino sobre todo por medio de la lectura de las partituras.
Para Blomstedt, no hay ningún concepto metafísico detrás de las monumentales simetrías.Más bien, presenta el juego malabar como el arte por el arte, como el gozo de la habilidad bien ejecutada.
Mäkelä sabe contrastar y construir sin nunca perder de vista una unidad interpretativa en este caso tensionada ya a partir del inicial pizzicato de chelos y contrabajos, y hasta el masivo coral en fortissimo que cierra la obra.
Esta sexta entrega se dedica en exclusiva a la 'Messe Nr.3 in f-Moll' (WAB 28) en su doble versión.Tras su composición, Bruckner se traslada a Viena, y a partir de 1883 hará un amplia revisión de esta 'Misa nº 3'.
Se pueden encontrar alabanzas sobre la expresión dramática de la música en las misas de Bruckner “rozando lo teatral”.Que Bruckner no escribiera ópera no significa que no tuviera talento para ello ¿Para qué iba Bruckner a escribir música escénica si para ello ya estaba su admirado Wagner?
Tras el comentario de diez de los motetes de Bruckner en la anterior entrega de esta serie dedicada a la música sacra de Bruckner, continuamos ahora con los otros siete.Se incluye también un comentario de la discografía de estos motetes.
La música sacra de Bruckner ha despertado siempre mucho menos interés que sus sinfonías.Solo el Te Deum, la Missa nº 3 y una docena de motetes (entre ellos, Locus iste) han conseguido ocupar un puesto cercano a las sinfonías