Albertina no solo posee una de las colecciones de pintura modernista clásica más importantes y de mayor calibre de Europa, sino que presenta sus obras de forma sobresaliente y ordenada al público, por lo que resulta un gran placer contemplarla largamente y en calma una y otra vez.
El arte relevante del siglo XX y la idiotez son una misma cosa "moderno" e "idiota" son sinónimos.La idiotez no es una subcategoría, no es un signo o caricatura de una contracorriente disidente, una excentricidad, sino que resulta ser el término genérico de lo verdaderamente moderno, haya ocurrido o no en realidad.
Armiliato no será un Gavazzeni, pero acompaña bien, y gusta a cantantes, orquesta y público (que aplaudió mucho al final de los actos y luego del aria de Loris, y llenaba la sala)
No fue un concierto en contra de nadie sino sólo antibélico y eso quedó claro en el mensaje que se proyectó al comenzar este Concert per la Pau, seguido de un texto de Casals sobre la función ‘armoniosa’ de la música sumado a un breve vídeo de la acción de la Cruz Roja a quien se le entregó todo lo recaudado en el concierto
¡Con cuánta candidez disfrutábamos el último día de febrero de un año bisiesto (cumpleaños de Rossini, por cierto) de una obra, 'Il viaggio a Reims', en la que los personajes no podían viajar!
Una maravillosa exposición sobre las mujeres y el surrealismo titulada Fantastische Frauen.Surreale Welten von Meret Oppenheim bis Frida Kahlo tiene lugar desde el 13 de febrero al 24 de mayo en la Schirn Kunsthalle de la ciudad de Francfort del Meno.
John Neumeier nos introduce durante dos horas en algunos de los grandes misterios órficos.El Amor que todo lo puede, que es eterno, que conquista la muerte y la fugacidad, es un mito humano fascinante, atemporal y hasta quizás universal.
Una relectura del peso de los personajes, de su carácter teniendo en cuenta la sociedad en la que vivía Rossini y de la comicidad intrínseca en el meta teatro, emblema de las comedias rossinianas, se mezclan con una escena queridamente simple y funcional para dejar claro al espectador que se está asistiendo a un espectáculo bufo, pero estudiadamente bufo.
El recuerdo de cualquier gran Salome del pasado, incluidos Birgit Nilsson y en el mismo Salzburgo Hildegard Behrens y Caterina Malfitano, no hace la menor sombra sobre la suprema presencia teatral y el timbre lirico, ágil y penetrante de Asmik Grigorian.
Una maravillosa exposición, no exenta de sorpresivos contratiempos, tiene lugar en estos meses en el Museo Albertina, de Viena, una prestigiosa entidad que conserva una de las más importantes colecciones de arte del mundo.