Del 18 al 27 de julio se celebra en Marvão (Portugal) la undécima edición del Festival Internacional Música Marvão, que combina un atractivo programa de música de cámara con unos escenarios preciosos
Nada de frialdad en Fischer-Dieskau sino más bien una percepción capaz de penetrar en los sentimientos del compositor y del público con una genuinidad sólo accesible para quien sabe evitar la hipocresía de cualquier superficialidad sensiblera.
Encanta sobre todo el emocionante pianismo de Wallisch, su energía y fruición, así como su maravilloso sentido de la aventura y su pasión por este repertorio, tan variado y multicolor.Ha abierto perspectivas que van mucho más allá de lo que se aguardaba recibir con esta serie.
Un concierto debe verse siempre como un medio de comunicación indispensable, como un contacto vivo entre personas activas, ya sean oyentes o intérpretes.Un compositor siempre debe mirar hacia delante, buscar lo nuevo.
El círculo de tiza es un relato sobre la redención tras la decadencia.Tiene un desenlace feliz que pone fin a una obra en la que se han enfrentado el bien y el mal, la riqueza y la pobreza, la probidad y la corrupción, la inocencia engañada y la humillación redimida.
Pelléas et Mélisande se convirtió en un éxito teatral europeo de principios de siglo porque, por un lado, el público era capaz de reconocerse en los protagonistas y, por otro, se veía arrastrado a un fascinante mundo de ensueño, donde los personajes se mueven como siluetas sombrías, donde las palabras y las acciones tienen siempre un doble sentido y los lugares se convierten en metáforas.
A Aimard le encantan los caracteres tan diferentes de los cuatro movimientos del Concierto de Schönberg.A Robertson le parecía interesante armar este programa con dos obras sorprendentes de Gershwin y Schoenberg, dos buenos amigos, sin perder de vista además un hilo conductor.