El trabajo de Pizzi fue un bálsamo de claridad cuya filosofía él mismo comenta: no se trata de violentar una obra con confrontaciones, sino de resaltar su valor con una visualización que no debe necesitar explicaciones para que el público comprenda su significado
La orquesta estuvo francamente bien y Dantone se movió como pez en el agua acompañando e indicando con precisión, se nota que está todo muy trabajado (forma parte de una gira y de una grabación) con el mismo equipo de cantantes.
Robert Gleadow sobreactuó llenando la representación de bailecitos, tics y muecas repetidos.Estas tonterías intoxicaron no sólo la acción sino también los concertantes y alcanzaron su clímax en los saludos finales.
Una obra famosa y querida en un teatro como este sólo puede tener sentido si realmente se propone con todos los recaudos para que tenga sentido.Y aquí, de nuevo, lo único de gran relieve, pese a los tiempos casi precipitados, fue la dirección de Minkowski y secundariamente la excelente respuesta de la orquesta
Tamerlano incluye música de Vivaldi, Giacomelli , Broschi y Hasse.Eso sí, Bayaceto y Asteria, los príncipes turcos, tienen música solo del Prete Rosso, mientras que los demás (turcos y griegos) de los compositores de la escuela napolitana.