Si dejamos aparte sus oberturas, interpretadas con relativa frecuencia como piezas de concierto, la obra de Franz von Suppé se encuentra prácticamente al margen del repertorio ‘canónico’. A este olvido han contribuído muchos factores: el menosprecio del que se ha hecho objeto a la opereta, la misma melodiosidad de la música del compositor (no lo bastante ‘difícil’ para ser tomada en serio, como si la buena música tuviera que ser necesariamente ardua) y, sin duda, la debilidad o, más aún, la caducidad de algunos de los libretos que sirvieron de fundamento literario a sus operetas. Una de las pocas obras de Suppé que se ha salvado del olvido es Boccaccio, una pieza que en la Europa Central se programa no con asiduidad, pero sí con bastante frecuencia para que público e intérpretes lleguen a saber que existe. Boccaccio plantea dos problemas…
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