Francia
Dante Liberty
Jorge Binaghi


Fotografía © 2011 by Mirco Magliocca
Del Monaco llevó, muy correctamente a mi parecer, a la época e incluso a la casa de D’Annunzio -el célebre Vittoriale recreado con sumo detalle- la obra, y si algo pareció cargado o de mal gusto, no hay que imputarlo al director sino al momento histórico (tal vez haya exagerado las cosas al hacer descender a ‘Giovanni’ en silla de ruedas del barco de D’Annunzio, como si de un nuevo ‘Marke’ se tratara, aunque la aproximación es más bien forzada). Los personajes fueron más bien tipos que personas, y eso también, con la excepción parcial de la protagonista, es correcto.
Oren entiende este período y la orquesta brilló en sus manos (sin que cubriera a los cantantes, que ya es mérito) y el coro aportó su cuota positiva al espectáculo. Hay mucho comprimario, y no poco importante, pero la única que decepcionó en parte fue la ‘Samaritana’ de Callinan por su agudo duro y forzado (aunque se la vio muy bella). Excelentes fueron las composiciones de Kissin, Oncioiu, Smilek y de quienes tenían partes más breves o menos comprometidos que las de ellos. Lee fue una ‘Biancofiore’ brillante.

Fotografía © 2011 by Mirco Magliocca
De los protagonistas parece imprescindible citar en primer lugar a Alagna, no por su fama, sino porque esta vez la justificó plenamente. Como decía un amigo, al parecer se ha puesto a trabajar en serio, y ojalá que le dure. Su esmalte bellísimo (siempre el primero entre los de su generación y su cuerda), su buena figura, su dicción perfecta y un canto sin ninguna rigidez ni exageración lo ayudaron a componer un ‘Paolo’ ideal, ciertamente más lírico que los grandes nombres del pasado, pero a la parte le sienta muy bien. Felicidades.
Gagnidze fue adecuadamente brutal y vociferante como ‘Giovanni’: es la primera vez que lo veo, y no sé en otros personajes o autores, pero aquí funcionó muy bien. Mejor aún el tercero de los hermanos, y el más repelente y traicionero (y el que hoy puede resultar más ridículo o involuntariamente cómico). Con verdadero placer he encontrado en excelente forma a William Joyner que además evitó la exageración y cantando espléndidamente logró dar una visión estremecedora de la perversión y la perversidad.

Fotografía © 2011 by Mirco Magliocca
Qué lástima entonces que la protagonista no estuviera a la altura de ‘sus tres hombres’. Vassileva ha cantado bien y la voz se ha oscurecido (no lo suficiente, pero ella contribuye con entubamientos y engolamientos que no auguran nada bueno, al igual que un agudo fácil pero que tiende al descontrol y -por suerte desapareció tras el primer acto- a un molesto vibrato metálico); lo peor fue que no se le comprendiera más que una palabra o a lo sumo alguna frase, cosa que si siempre es mala en el repertorio de esta época es pecado capital. El respetable, en la función que me ocupa, aplaudió a todos y todo con calor, especialmente a la pareja protagonista.
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