Discos

Liszt: Integral de la obra para violonchelo y piano

Joaquim Zueras Navarro
jueves, 14 de marzo de 2013
Lizt: Complete cello and piano works. Trino Zurita, violonchelo. Antonio Simón, piano. Columna Música Ref. 1CM0276.
0,0002307 Casi todas las obras de cámara de Liszt, en particular las escritas para violonchelo y piano, se enmarcan en el último período de su vida. En esta etapa final el lenguaje del compositor dista mucho del de sus obras anteriores, sobre todo de las de juventud, en las que predomina la brillantez y el virtuosismo grandilocuentes. Un periodo postrero en donde Liszt discurre sobre un mundo interior místico a veces oscuro, incluso desolado, utilizando una armonía compleja y una melodía que en ocasiones deambula como dubitativa, que no busca la complacencia del público y que parece avanzarse a los recursos de escuelas posteriores. La razón por la que el tiempo ha orillado estas piezas para violonchelo y piano es porque podrían encuadrarse como transcripciones. Pero tal cosa en Liszt no debe ser entendida al pie de la letra: el compositor las contempla desde un ángulo diferente, las reelabora, a menudo añade detalles que les confieren una luz distinta y que invitan al oyente a una relectura singular. Por otro lado, en los círculos musicales próximos a Liszt sobresalían relevantes intérpretes de violín y violonchelo, éste último uno de los instrumentos que gozaba de mayor aceptación entonces por su carácter profundo y melancólico. Dadas estas circunstancias es lógico que Liszt pusiera a disposición de estos solistas un material adaptado a sus necesidades.

Cuatro de las composiciones del disco son elegías. Liszt recurrió a su Die Zelle in Nonnenwerth con frecuencia para someterla a diversas versiones y tratamientos instrumentales, un acto de nostalgia casi obsesiva de los veranos que pasó con la condesa Marie d´Agoult y sus hijos en la isla de Nonnenwerth, en donde vio la luz esta elegía en forma de canción. La Primera Elegía en su versión inicial llevaba el título Canción de nana sobre la tumba y podríamos describirla como un lamento de intensidad oscilante. La afligida Segunda Elegía fue escrita en la Villa d´Este en Roma. Pero la más amarga de sus elegías es La lúgubre góndola, concebida en el Palazzo Vendramin en donde era huésped de Wagner, que poco después fallecía. Liszt creyó ver en esta pieza una visión premonitoria de la muerte de su gran amigo.

Las breves Cinco Danzas Rumanas, de inspiración folclórica, proceden de un manuscrito inédito de un copista con frecuentes correcciones y algunos pasajes interpolados del propio Liszt. Otras obras han sido sometidas a una reconstrucción rigurosa, como la que llevó a cabo Leslie Howard en el año 2009 procedente del aria del Tannhäuser de Wagner, 'O du mein holder Abendstern', porque sólo se conservaba una reimpresión en fascimil de la última página, si bien existe una versión para piano solo. Dos reconstrucciones más han sido realizadas por los intérpretes del disco, Puszta-Wehmut (Nostalgia de la Estepa) y Feierlicher Marsch zum heiligen Graal aus Parsifal. La Romance oubliée, publicada en 1881, es una reelaboración del mismo Liszt de la canción O pourquoi donc, que el compositor editó en 1844. La idea del violonchelista Wilhelm Fitzenhagen de interpretar la primera y la cuarta Consolaciones seguidas agradó a Liszt, que añadió un encadenamiento entre las dos. El resultado titulado Enchainement (Consolations 1 et 4), S382a resulta muy atractivo.

Trino Zurita amplió sus estudios de violonchelo en el Conservatorio Chaicovski de Moscú con Dmitri Miller. En la actualidad desarrolla su tesis doctoral “La interpretación violonchelística en la era pre-Casals”, lo que prueba que además de ser un excelente intérprete es un investigador apasionado por todas las facetas que rodean a su instrumento. Antonio Simón es profesor de piano en el Conservatorio Superior de Música de Málaga y Magister Artis por la Academia de Música de Zagreb. Su tesis doctoral versa sobre “Liszt en la Península Ibérica”. En este disco se revela como un acompañante muy competente. El reto que plantean estas obras es el de infundirles la atmósfera propia de un estado de ánimo decaído, invadido por sentimientos de desolación, desesperación y muerte. Reto superado con creces merced a una interpretación inspirada, rica en colores y matices, y a una notable compenetración entre ambos.
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