Discos
Confidencias
Ainhoa Uria
El pasado martes 28 de Junio se congregaban varias personalidades del mundo del Arte en la cálida “Quinta de Mahler” para asistir al estreno del noveno CD de la discográfica Nîbius. Tras la acogida del director de la Quinta Juan Lucas, el co-director del sello Nîbius, José Miguel Martínez presentó el trabajo dando paso al compositor Jesús Legido, autor integral de las obras del disco, quien explicó cómo las canciones grabadas no eran fruto de encargos sino obras hechas a capricho salidas del corazón, herencia compositiva de su maestro Xavier Montsalvatge y con textos de consagrados literatos españoles (José María Fernández Nieto, Juan Ramón Jiménez, José Luís Hidalgo, Antonio Machado, Gustavo Adolfo Bécquer, Miguel Hernández y León Felipe).
La cantante Magdalena Llamas tomó el micrófono para compartir su vivencia en el estudio y grabación de las obras; explicó cómo el papel, para una sola cantante era muy complicado, puesto que la amplitud tonal del conjunto de las obras requería desde un registro bastante grave hasta el ligerísimo de una soprano y que requería, para una sola persona, mucha preparación antes de enfrentarse a ellas. Habló también sobre el acertado tratamiento de la palabra con respecto a la música, como se fundían en una sola manifestación artística fluida. A continuación Juan Carlos Garvayo habló de la lírica del piano, algo a veces olvidado cuando el compositor lo pone de acompañamiento de una canción pero que en el caso de las composiciones del Maestro Legido se entrelazaban voz y piano en un trabajo muy íntimo con una composición versátil y de múltiples texturas.
En palabras de Legido, en la grabación no hubo que hacer más que “pequeñas puntualizaciones” pues la música era muy comprensible, hablaba claramente y los artistas la supieron comprender. Después de la presentación, cantante y pianista nos envolvieron con una muestra de cada grupo seleccionado en el disco; Confidencias en la “Quinta de Mahler”. Aun siendo un sitio muy pequeñito el trabajo de la cantante requirió de mucho apoggio para que el sonido fluyera por todo el recinto pues se trataba de una sala muy seca, y más cuando los vocativos tenían que llamar nuestra atención para abstraernos de nuestros pensamientos y conectar con lo que voz y piano nos querían contar. Las condiciones acústicas de la sala no impedían, sin embargo, que Llamas mantuviera constante la emoción aun con los saltos tan peligrosos que caracterizaban a algunas canciones, emoción sonora, que acompañada de la comprensión de todo lo que rodeaba a las Confidencias, atrapaba con su dramatización a toda la sala, ahogando al público en un suspiro sin retorno. Garvayo sabía, como el Guadiana, aparecer y desaparecer e incluso esbozar pinceladas de color puesto que las texturas del piano iban abrazando a la poesía, se iban mezclando con ella en un tórrido romance en el que él orientaba hacia qué color debía tender. El pequeño recital fue un esbozo de lo que es en realidad el interesante CD que se presentaba esa noche. Una preciosa noche que acabó con unas cervezas con organizadores y artistas en una distendida conversación bajo el sol de Madrid que no dejaba que la noche llegara a caer.
Comentarios