Chequia
Festival Janáček Brno (3): La interpretación de 'Šárka' en la actualidad
Robert Ferrer Llueca
El interés de Leoš Janáček por la ópera se inicia en los años previos al inicio de la composición de Šárka. Durante su periodo de estudios en Viena en 1880 asistirá a varias representaciones operísticas, pero sobre todo será fundamental para él la apertura en 1884 del Teatro Checo Provisional de la calle Veveří de Brno. Después de descubrir en 1887 la historia de Šárka a través del drama de Julius Zeyer publicado en la revista Thalia Checa, Janáček trabajará en la composición de su primera partitura operística durante más de un año, aun sin contar con el permiso del poeta para usar el texto, originalmente pensado para el ya consagrado compositor Antonín Dvořák. Dejará entonces apartada la ópera por varios años, y no será hasta el año 1918, coincidiendo con la preparación del estreno vienés de Jenůfa, cuando la revisará y completará definitivamente con la colaboración de su alumno Osvald Chlubna. Además, como compositor ya reconocido internacionalmente en esta época, conseguirá finalmente el permiso para la utilización del texto como libreto por parte de la Academia Checa Franz Josef para la Ciencia, la Literatura y el Arte, heredera de los derechos del poeta después de su muerte.
La ópera Šárka de Leoš Janáček se programa muy raramente, tanto en los teatros checos como en el extranjero. Antes de la publicación de la partitura por Universal Edition (editada por el Dr. Jiří Zahrádka) y de la exitosa grabación para Supraphon dirigida por Sir Charles Mackerras, ambas del año 2001, después del estreno en Brno en 1925 se cuentan solamente tres representaciones más en territorio checo y una en Edimburgo en 1993. Curiosamente, en 2013 se produjo el estreno en España de esta ópera en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, programada junto con Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni, en una producción procedente del Teatro La Fenice de Venecia con dirección de escena de Ermanno Olmi y dirección musical de Santiago Serrate.
En cuanto a la historia mitológica de Šárka, otros compositores checos también se acercaron al tema desde distintos géneros musicales. Recordemos especialmente el tercer poema sinfónico del ciclo orquestal Mi país (1880) de Bedřich Smetana o la ópera de Zdeněk Fibich del año 1897. La historia trata fundamentalmente de las disputas entre Ctirad y Šárka –con sus respectivos seguidores y seguidoras– relacionadas con el asunto del gobierno después de la muerte de la princesa Libuše. Su consorte Přemysl cederá el imaginario cetro al joven y apuesto héroe Ctirad, venido con la intención de calmar la tensa situación provocada por los constantes intentos de robo por Šárka de la almádena de Trut, símbolo del poder y perteneciente por ley a Ctirad. En el trascurso de los acontecimientos, Šárka se cerciorará de su creciente atracción por Ctirad, quien también le declara su amor encantado por su enorme belleza. No obstante, Šárka no se dejará llevar fácilmente por la tentación de convertirse en su esposa y, en una decisión demasiado impulsiva y poco meditada, ordenará a sus seguidoras su asesinato.
Completamente arrepentida, Šárka aparecerá después en el funeral de Ctirad organizado por sus seguidores y su identidad será descubierta gracias a la almádena que carga en sus brazos y que nunca le perteneció por ley. Confesará públicamente el terrible crimen y pedirá a Lumír ser arrojada a la misma pira funeraria donde se halla Ctirad, cuyo deseo será cumplido exaltando así para la eternidad el gran poder del amor.
El festival Janáček Brno 2018 acogió dos interpretaciones distintas de Šárka. Por una parte, el día 21 de noviembre, una versión de concierto con el excelente acompañamiento al piano de Jitka Houfová; por otra el día 22, una versión escenificada de Kristina Belcredi situada en la actualidad, usando teléfonos móviles y otros elementos escénicos modernos para trasladar la historia mitológica a nuestros días, una producción que destacó además por la presentación de la nueva instrumentación de la partitura realizada por Ondřej Kyas. Se trató en ambos casos de la versión de la ópera en dos actos con cambio de escena (la versión orquestal definitiva es en tres actos). El trabajo de orquestación realizado por Kyas es interesante y realmente inspirado: como explica el propio autor en las notas al programa, la instrumentación utiliza un conjunto basado en tres grupos instrumentales (solo cuerdas agudas –violines y violas–, maderas y metales, e instrumentos de cuerda pulsada: arpa, guitarra y bajo eléctrico), que se combinan con el sonido del vibráfono y de instrumentos de percusión indeterminada. Quizás en algunos pasajes de la ópera estos instrumentos de percusión estuvieron un poco fuera de lugar en relación con la sonoridad general pero, por lo demás, la instrumentación es rica en matices y de especial interés sobre todo en el aspecto tímbrico. Se suma pues a esas versiones de cámara de La zorrita astuta arregladas respectivamente por Jonathan Dove en 1998 y Iain Farrington en 2011 –la primera de ellas publicada incluso por Universal Edition, que escuchamos también durante el festival Janáček Brno 2014 gracias a una producción de JAMU–, que posibilitan la difusión de las óperas de Janáček en formatos más pequeños.
En cuanto a los cantantes, la voz extremadamente agresiva y con graves poco compactos de la soprano Iveta Jiříková no fue la ideal para el personaje de Šárka, aunque consiguió mantener la atención del público en todo momento. Para Ctirad se contó con el tenor Dušan Růžička, de voz potente y suficientemente timbrada para un papel bastante exigente vocalmente, como suele ser habitual en Janáček incluso en sus composiciones más tempranas. Roman Hoza estuvo muy bien como Přemysl, y Pavel Valenta consiguió defender el papel de Lumír con acierto, aunque vocalmente fuese el más flojo del cuarteto de solistas. El coro de cámara, preparado para la ocasión por Katarína Duchoňová, estuvo sensacional, aunque en la versión escenificada los coros femeninos fuera de escena estuvieron algo desajustados. No obstante, la firme dirección musical de la siempre eficaz Gabriela Tardonová consiguió coordinar y dar forma completamente a la partitura en ambas interpretaciones, destacando en la versión escenificada la excelente calidad de los músicos del Ensemble Opera Diversa.
En todo caso, mediante estos nuevos acercamientos a la Šárka de Leoš Janáček nos situamos ante un interesante dilema interpretativo que nos conduce inevitablemente a la reflexión sobre estas licencias interpretativas tanto en lo musical como en lo escénico. Éstas nos sugieren a menudo la cuestión de si es realmente ideal o no acercarse a Janáček de esta manera. Me viene ahora a la mente también la controvertida puesta en escena de Calixto Bieito para la ópera De la casa muerta, procedente del Teatro Estatal de Núremberg y que se presentó dentro del festival Janáček Brno 2016, en la que distintas sugestiones sexuales y explícitas masturbaciones en escena causaron gran revuelo entre el tradicional público brunense. ¿Hasta qué punto podemos “actualizar” la música y la escena en la ópera? ¿Estaría de acuerdo Janáček con todas estas aproximaciones actuales? Pues a lo mejor sí, pero evidentemente no podemos asegurarlo. Dejamos pues en el aire está pregunta lamentablemente sin respuesta.
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