Entrevistas

Otello es como Mike Tyson

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 13 de marzo de 2019
Gastón Rivero © Fadil Berisha, 2019 Gastón Rivero © Fadil Berisha, 2019
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Entre aclamaciones concluyó el tenor uruguayo Gastón Rivero su debut en el papel de Otello, de Giuseppe Verdi, en una nueva producción del Aalto Musiktheater de Essen el pasado sábado 2 de febrero de 2019.

Con puesta del alemán Roland Schwab y dirección musical del italiano Matteo Beltrami, el extraordinario Otello de Rivero (Montevideo, 1978) fue alabado sobremanera por la crítica alemana, ante el notable talento musical e histriónico desplegado en escena. La conmovedora, vibrante interpretación, con excelente capacidad de agudos y graves, fue la consumación de un anhelo largamente acariciado por el tenor uruguayo (nacionalizado estadounidense), con quien hemos mantenido una entrevista el 26 de febrero en dicha ciudad de la Cuenca del Ruhr.

Es la primera vez que hago esta ópera. Definitivamente es la ópera más dificil que he cantado, pero Otello es como pelear con el feroz Mike Tyson, uno no puede ir intimidado. Como decíamos en Uruguay y apelando a la jerga boxística y futbolística: uno tiene que salir a ganar; si salís con dudas el partido está perdido, afirma Rivero, que tiene en su haber un repertorio de más de 30 obras líricas, principalmente de autores italianos y franceses, en sus respectivos papeles protagónicos.

Paradójicamente, es la ópera que más facil me ha resultado estudiar. Me sentí como un niño en una fábrica de chocolates, apunta gráficamente el tenor uruguayo, quien tiene pautadas también otras actuaciones, indistintamente, con obras de Verdi, Giacomo Puccini, Georges Bizet o Charles Gounod, en la Ópera de Leipzig, la Deutsche Oper y la Staatsoper de Berlín, así como en escenarios líricos de Francia, Italia, Suiza, Noruega, Hungría, España, Israel y Estados Unidos.

Rivero trabaja a menudo con el maestro Daniel Barenboim, al que admira como uno de los grandes directores de nuestro tiempo y a quien considera un amigo; así como con los maestros Ulf Schirmer, director general de la Oper Leipzig; Zubin Mehta, quien acaba de ser nombrado director de honor de la orquesta Berliner Philharmoniker; y Gianandrea Noseda, director musical de la National Symphony Orchestra del Kennedy Center, de Washington DC y próximo director general musical de la Opernhaus Zürich, con el que mantiene asimismo una muy buena relación.

Otello -cuya música siempre me ha fascinado, el summum del repertorio italiano- lo consumí a una velocidad inusual, porque de alguna manera u otra su personaje principal tuvo que haberme quedado grabado en la memoria cuando lo preparaba mi padre, el tenor Carlos Rivero (cantó en el Teatro Colón de Buenos Aires), allá por la década de 1980, asegura Gastón Rivero, quien se crió entre Montevideo y la capital argentina.

El personaje, al que escuchó además en innumerables oportunidades durante su adolescencia en versiones históricas, estaba como escondido debajo de la alfombra, por decirlo así, y había que sacarlo nada más. Me lo habían ofrecido en varias ocasiones en el pasado y siempre dije que no, por un tema de edad, de desarrollo vocal y de madurez. Es una madurez psicológica y vocal la que se necesita para hacerle frente, admite el cantante, al que por último le fue propuesto el papel hace dos años desde el Aalto Musiktheater de Essen.

Lo que más me ha gustado de trabajar con (el director) Roland (Schwab), con quien hemos discutido y charlado en varias ocasiones sobre el personaje principal de esta nueva producción de Otello, es que él jamás pierde la línea musical, apunta Rivero.

Es esta la primera aproximación del director escénico alemán a una ópera del período tardío de Verdi y con ella no ha pretendido hacer cosas estrafalarias ni pedagógicas ni esotéricas u ocultistas. Schwab, nacido en 1969 en Francia y educado en Múnich, del que solo se escuchan loas ahora por aquí, sabe de música, la lee y sus ideas son comprensibles para todo el mundo. Éste ha sido además un doble debut, porque tras haber estudiado y trabajado en Hamburgo, Berlín y Zúrich, junto a directores de la talla de Götz Friedrich, Harry Kupfer y Ruth Berghaus, lo hace ahora por primera vez en el Aalto Musiktheater de Essen.

Si el compositor buscó cierto sonido en cierto instrumento, es porque estaba buscando cierta expresión en el personaje. Si el compositor puso tanta intensidad en tal momento de la música o tanta tristeza, es porque estaba buscando algo en esa dirección, explica el tenor.

Esto es algo muy inusual en el trabajo con registas hoy en día, porque, por lo general, los registas tratan de buscar que la producción esté por encima de la música. Pero él hizo que la música y la régie estén trabajando como dos delfines nadando en el agua; uno va atado al otro y a partir de ello fue una ayuda enorme para mí el saber que uno está actuando a favor de la música, como que la música te está empujando, te está llevando adelante, enfatiza Rivero.

Me pareció fantástico asimismo de parte de Roland que concibiera a Otello como un personaje quebrado desde el principio; es una de esas personas...es muy dificil para un ser humano superar mentalmente los sufrimientos que pasó durante la niñez, el vivir como refugiado, la esclavitud, los asesinatos y quizás las violaciones de madre y hermanas, y después de todo esto superarse y llegar a la posición que logra alcanzar. Muestra que el hombre tiene un poder mental gigantesco, pero también un punto debil, con fantasmas y demonios en su cabeza que están ahí constantemente y que pueden salir a la luz en cualquier momento.

Por supuesto, el personaje principal exigió del artista uruguayo una muy buena preparación, no solo vocal, que tiene que ser extraordinaria, sino física y mental propia, particular, porque este Otello se mueve sobre el amplísimo escenario del Aalto Musiktheater a sus anchas y tiene enormes exigencias de energia. Hay que alimentarlo, hay muchas corridas sobre las tablas, hay peleas, hay un acto de violación y tuve que encontrarme a mí mismo para tomarme como referencia, no podía hacer lo mismo que hicieron otros tenores en el pasado, porque esta versión es mucho más dificil con respecto a la que tuvieron que enfrentar aquellos.

Hablando con modestia, con humildad, no quiero que esto suene como un comentario arrogante, pero el mundo de la ópera tiene que cambiar para atraer a una nueva audiencia –- porque estamos hablando de una generación que está acostumbrada a i pods, a i phones, a social media y que procura siempre estar en contacto inmediato; una generación que tiene muy poca paciencia para poder concentrarse.

Entonces, para estar en capacidad de entretener a esta audiencia, el mundo de la ópera está obligado a tener un upgrade para poder recrearse y hacer que las producciones sean más intensas, más ágiles, más entretenidas y con más fuerza; y nosotros los cantantes de ópera estamos obligados a entrenarnos mejor, a presentar algo con un potencial mucho más grande y más fuerte, no solo vocalmente, sino histriónicamente; es decir, a velar mucho por la actuación que va a ser la que va a mantener a la gente constantemente atada a lo que está sucediendo dentro del escenario, manteniendo la tensión.

En este sentido, las actividades del incansable Gastón Rivero van más allá aún. Se ha fijado asimismo la encomiable tarea de apoyar y promover a las nuevas generaciones, dando anualmente entrenamiento y consejo vocal a cantantes, y ayudando al desarrolllo de las carreras de jóvenes artistas, a través de becas de estudio o de conciertos en prestigiosas salas, señala.

Entre esos magníficos talentos se encuentran el pianista italiano Sandro Russo, hoy un artista reconocido por Steinway and Sons; la joven soprano uruguaya Julia Araujo, quien está comenzando una carrera muy promisoria en Europa; y la extraordinaria pianista española Miriam Gallego Collado, para quien estamos organizando en estos momentos una gira durante la cual va a presentarse y a darse a conocer mundialmente en Berlín, Budapest, Leipzig, Dresde y Nueva York, subraya.

Rivero da muestras además de ser muy disciplinado en su carrera. He recibido muchas ofertas tentadoras para cantar óperas de Richard Wagner (Lohengrin, Tannhäuser, Parsifal etc.), pero, humildemente, las he rechazado, porque no es mi repertorio. Uno tiene que saber cuantas funciones puede cantar durante una temporada, y uno tiene que conocer sus propias limitaciones. Me mantengo dentro de lo que hago y trato de ser lo mejor que se encuentra en el planeta hoy en día para hacer el repertorio mío, concluye el tenor uruguayo que permanecerá al menos hasta junio próximo en Essen para seguir dando vida a este impresionante Otello con su prodigiosa voz y gran presencia escénica.

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