Chequia

Monumento operístico al escultor praguense Otakar Švec

Robert Ferrer Llueca
lunes, 24 de febrero de 2020
Svatopluk Sem © 2020 by Marek Olbrzymek Svatopluk Sem © 2020 by Marek Olbrzymek
Brno, sábado, 8 de febrero de 2020. Teatro Janáček. Marko Ivanović: Monument (Monumento), ópera en once cuadros. Libreto de David Radok. Estreno absoluto mundial: Brno, 7 de febrero de 2020. Nueva producción del Teatro Nacional de Brno. Dirección escénica y Escenografía: David Radok. Vestuario: Zuzana Ježková. Iluminación: Přemysl Janda. Svatopluk Sem (Escultor), Markéta Cukrová (Esposa), Roman Hoza (Colega), Ondřej Koplík (Ministro de cultura), David Nykl (Primer secretario), Martina Mádlová (Esposa del primer secretario), Tereza Kyzlinková (Amante), Andrea Široká (Cantante), Igor Loškár (Primer hombre), Petr Levíček (Segundo hombre), Pavel Valenta (Primer adjunto), Petr Karas (Segundo adjunto), Martin Novotný (Segundo escultor). Coro académico checo (dir. Michal Vajda), Coro infantil de Brno (dir. Valeria Maťašová), Coro (dir. Pavel Koňárek) y Orquesta del Teatro Nacional de Brno. Dirección musical: Marko Ivanović
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El Teatro Nacional de Brno presentó el pasado 7 de febrero el estreno absoluto mundial de una ópera de nueva creación con música del compositor y actual director musical del coliseo moravo, Marko Ivanović, y libreto del destacado director de escena David Radok, quien se encargó igualmente de concebir la escena para esta interesante producción que podrá verse en Brno únicamente en dos representaciones más, concretamente los próximos días 28 y 29 de febrero. Bajo el título de Monument, se trata de la segunda de las óperas de Ivanović ofrecidas en el Teatro Nacional de Brno durante su titularidad -antes pudimos ver allí su ópera infantil Čarokraj (2012), en una producción original para el Teatro Nacional de Praga estrenada en Brno en 2015-, y se enmarca en la importante apuesta del teatro por programar óperas checas más actuales. En este sentido, recientemente se ofreció también el estreno absoluto de la ópera de cámara Pravidla slušného chování v moderní společnosti [Reglas del saber vivir en la sociedad moderna] (2017), con música de Michal Nejtek y libreto de Jiří Adámek sobre la obra homónima de Jean-Luc Lagarce; así también una nueva producción de la ópera infantil Kocour v botách [El gato con botas] (2018), con música de Jiří Teml y libreto de Eliška Hrubá Toperczerová y Jan Tůma. En ambos casos tuve la suerte de poder participar como director musical asistente. Para el próximo mes de junio se prepara el estreno de una nueva producción de la ópera infantil Ferda Mravenec, con música de Evžen Zámečník y libreto de Rudolf Žák, una ópera sobre las peripecias de ese personaje infantil tan famoso en la República Checa. 

Monument es una ópera actual que gira en torno a la construcción de un fastuoso monumento de granito en honor a Stalin para el parque Letná de Praga y el trágico destino del escultor Otakar Švec (1892-1955) quien, a causa de la insoportable presión política y social, se suicidó tres semanas después de su inauguración en 1955. Con el posterior proceso de desestalinización de la Unión Soviética y la era Jruschev, el monumento fue destruido con explosivos por los propios comunistas hacia finales de 1962. No obstante, no se trata de una ópera documental sobre hechos históricos concretos, sino que aquí lo que se pretende resaltar es lo absurdo de todo el proceso de preparación de un monumento para ensalzar a un dictador. Monumentos artísticos en memoria de dictadores hay muchos en todo el mundo, son variados y a menudo respetados como parte de la memoria histórica. Este monumento estalinista en Praga fue en su momento la mayor escultura grupal de Europa y, curiosamente, en su lugar hay situado hoy en día un enorme metrónomo obra del escultor Vratislav Karel Novák. Sí, considero que cualquier manifestación humana relacionada con la memoria histórica, sea ésta positiva o negativa, debe estar presente y ante nuestros ojos como recuerdo imperecedero de lo pasado y sobre todo para no repetir y evitar cometer los mismos errores y atrocidades. En España tenemos El Valle de los Caídos, complejo monumental recientemente profanado con la innecesaria exhumación del dictador Francisco Franco. El resto del complejo sigue estando allí en pie y esperemos que a nadie se le ocurra dinamitarlo en el futuro. Pero bueno, y que me disculpen, en algo se deben entretener los políticos actuales en nuestro país habiendo otros temas más urgentes que resolver. El caso sería incluso interesante para que algún compositor español actual escribiera también una ópera, trágica o cómica, relacionada con estos acontecimientos.  

Mejor seguiré hablando de la representación operística de Brno que nos ocupa, destacando en primer lugar la concepción general del espectáculo: una ópera con grandes efectivos (varios solistas, tres coros, orquesta sinfónica) y una escenografía muy bien diseñada por el ya mencionado David Radok. Ochenta minutos sin pausa, una duración ideal y totalmente suficiente para una ópera contemporánea de estas características. La música actual poliestilista de Marko Ivanović es agradable y altamente inspirada a partir del buen libreto que le sirve de base, aunque compositivamente hablando no aporta mucho más de lo experimentado durante todo el siglo XX dentro de lo que conocemos como música culta o académica, y que todavía continúa influyendo lo que se hace en el presente siglo: espectralismo, minimalismo, influencia de otros estilos musicales como el swing, música coral a capella... Pero el espectáculo total funciona y eso es lo importante, gracias en gran parte a la acertada propuesta escénica de Radok, quien nos conduce a través de once escenas por los varios episodios históricos relacionados con el suicidio de Švec y la concepción, planificación, construcción y posterior destrucción de su monumento homenaje a Stalin. 

En cuanto a los solistas, destacó sobre todo la interpretación del barítono Svatopluk Sem en el exigente papel principal del Escultor, una parte con un registro bastante amplio y línea vocal complicada que fue defendida de manera brillante. También sobresalió el tenor Ondřej Koplík (Ministro de Cultura), quien en esta ocasión nos sorprendió con una interpretación muy correcta vocalmente y verdaderamente excelente en lo dramático. Con partes menos importantes pero interpretadas muy bien debemos resaltar las intervenciones de los excelentes cantantes Markéta Cukrová (Esposa) y Roman Hoza (Colega), así como las más breves y modestas aportaciones de Petr Levíček (Segundo hombre) y David Nykl (Primer secretario), ambos fantásticos actores.

De gran interés resultaron las sensuales interpretaciones de Andrea Široká (Cantante) y Tereza Kyzlinková (Amante) en el colorido tercer cuadro de la fiesta, una escena de gran efectividad teatral, al igual que las escenas colectivas con especial presencia de un numeroso coro formado por tres formaciones corales distintas. En definitiva, una excelente y muy merecida producción para esta nueva ópera checa de temática poco común, con grandes aciertos tanto en la parte musical como en lo escénico y muy bien interpretada por toda la compañía de ópera del Teatro Nacional de Brno. 

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