Recensiones bibliográficas
El ocaso de Occidente: identitarios, viejas heces con nuevo empaque
Juan Carlos Tellechea
Aunque los identitarios se empeñan por presentarse como "activistas no violentos" desde su fundación, su práctica a menudo pinta un cuadro completamente diferente. La disposición hacia la violencia , como en el reciente cruento asalto al Capitolio de los Estados Unidos, se refleja tanto en su lenguaje (visual), caracterizado por numerosas metáforas de lucha y guerra, como en su ideología que presenta la violencia como la opción de solución para la última generación que aún podría detener el Gran Intercambio, teoría conspirativa acuñada por el novelista Renaud Camus, y adoptada por la ultraderecha para respaldar su propia teoría de la conspiración del genocidio blanco. Van muertos si creen en que es posible detener la actual evolución social.
El fenómeno no es nuevo. Tras la Revolución Francesa (1789) surgirían similares movimientos contrarrevolucionarios conservadores que consideraban esta ruptura del Antiguo Régimen como un castigo de Dios por los pecados de los Hombres. Uno de ellos se apoyaba en los pensamientos místicos del noble saboyano y masón Joseph de Maistre (y su deuda con el iluminismo de Louis-Claude de Saint-Martin), quien a finales del siglo XVIII reivindicaba la Edad Media como modelo, situando a la Revolución como una postura más próxima al involucionismo político. En resumidas cuentas, la denominada Nueva Derecha es la misma hez, pero con diferente envoltorio. Y otro tanto puede afirmarse de la llamada tercera posición.
En sus acciones mediáticas, los "identitarios", nacionalistas, populistas y conspiranoicos, observados desde hace largo tiempo ya por los servicios secretos internos de varios países europeos, suelen abordar temas de política de género. Por un lado, tratan de instrumentalizar los derechos de la mujer; por otro lado, acusan a "la izquierda" de "igualitarismo", no sólo con el "multiculturalismo", sino también con la pluralización de las identidades de género.
La investigadora Judith Goetz , de la Universidad de Viena, ha estado estudiando a las mujeres en el extremismo de derecha durante más de diez años. Habla de los "identitarios", porque con el término "movimiento identitario" los extremistas de derecha sólo querrían hacerse más grandes de lo que realmente son, afirma Goetz en su antología Untergangster des Abendlandes. Ideologie und Rezeption der rechtsextremen, Identitären (El ocaso de Occidente. Ideología y recepción de los extremistas de derecha, identitarios), publicado por la destacada editorial Marta Press, de Hamburgo, especializada en temas relacionados con el feminismo y el extremismo de derecha, entre otros*. Coeditores de la obra son los también politólogos Joseph Maria Sedlacek y Alexander Winkler, éste experto en radicalismo de ultraderecha.
Agrandados y paranoides
Se llaman a sí mismos “Movimiento identitario“ y son un grupo bastante manejable, maleable y manipulable. Esto no hace que los efectos de los matones de la extrema derecha sean menos peligrosos, porque en los medios de comunicación sus acciones a menudo se hacen mucho más grandes de lo que realmente son. Y eso es exactamente lo que quieren de la prensa los "identitarios". La verdad es que hacen mucho ruido, pero son pocas y cada vez menos las nueces en juego (Much Ado About Nothing).
En términos de género, Judith Goetz, integrante del Grupo de investigación sobre Ideologías y Políticas de la Desigualdad, así como de la red de investigación Mujeres y Extremismo de Derecha de Austria, se centra en el papel de la mujer en el movimiento y en la imagen sexual prevaleciente.
Para los "identitarios", las mujeres representan "la belleza de lo propio", quieren que se les "permita" ser "hombres masculinos" (en parte también gays) y "mujeres femeninas" (la homosexualidad femenina no juega un papel para ellas) "de nuevo"; se refieren positivamente a las compañeras de armas germánicas que, aunque no lucharon contra sí mismas, se dice que animaron a sus hombres en la batalla a pecho descubierto para acompañarlos a la muerte en caso de derrota.
Al referirse a "la verdadera naturaleza de los sexos", la inequívoca y dicotómica imagen de género de los "identitarios" es tan evidente aquí como el antifeminismo, el sexismo y la homofobia y transfobia, aunque los "identitarios" admiten que no se puede "simplemente volver a las estructuras familiares clásicas de hace 50 años".
Antisemitismo, racismo, xenofobia
También aquí la función atribuida a "nuestras mujeres" en la preservación del yo y como "objetos a defender" de este yo masculino juega un papel esencial. Se manifiesta, entre otras cosas, en los migrantes que son atacados por su sexismo, pero los "identitarios" se desahogan sobre la disponibilidad sexual de las mujeres que buscan protección contra la violencia allí bajo la etiqueta de "#fr4uenhausg4ng". De esta manera pueden, como con el antisemitismo, distraer de estas ideologías en sí mismas, entre otras cosas, a través de la referencia instrumental al sexismo y la homofobia de los "otros".
Goetz es cuidadosa con el término “nueva derecha“. Es cierto que los “identitarios“ se refieren a los teóricos de la llamada “nueva derecha“, pero también se refieren a los teóricos fascistas. El término “nueva derecha“ es hasta cierto punto una autodesignación eufemístia y parte de una estrategia de normalización. El término se utiliza para presentarse como una versión modernizada y más inofensiva de la derecha. Sin embargo, si se observa más de cerca su pensamiento, su teoría y su ideología, queda muy cclaro que numerosos elementos son tomados del extremismo de derecha y del neo-nazismo. Esto también se refleja en la imagen de las mujeres.
La imagen de género de los "identitarios" es muy biologista. Para ellos sólo hay dos géneros que son complementarios y jerárquicos entre sí. Esto se expresa en el credo "igual, pero no igual". La idea es que las mujeres y los hombres son diferentes por naturaleza o cultura, y que por lo tanto tienen diferentes tareas en la sociedad que están arraigadas en su naturaleza.
Hay diferentes conceptos de feminidad dentro del grupo de los “identitarios“. Por un lado, está el concepto de feminidad de la madre, que es vista como la preservadora de su propio pueblo. Su área de responsabilidad también está claramente definida. Luego está la imagen del objeto sexualizado. Aquí se trata de enfatizar la belleza de la propia gente. Esto se expresa en lemas como "demasiado hermoso para un velo" (como el de las musulmanas). Tales representaciones de sus propios activistas hacen que el movimiento sea atractivo para los hombres también. Luego está la imagen de la compañera, que está al lado de los hombres como una fiel compañera en la lucha contra el gran intercambio de población que imaginan.
En descenso
Hasta hace unos meses, los “identitarios“ habían perdido gran parte de su relevancia política y apenas recibían atención mediática o política. En tiempos de participación gubernamental de extrema derecha (en el anterior gobierno de coalición austríaco encabezado por el canciller Sebastian Kurz), la necesidad de grupos de extrema derecha extraparlamentarios también parecía disminuir.
Tras los ataques terroristas de extrema derecha en Christchurch/Nueva Zelanda, perpetrados por el ultraderechista Brenton Tarrant, el grupo volvió al centro de atención, debido a su proximidad ideológica al manifiesto del asesino y a una donación hecha por éste al jefe del grupo “identitario“ austriaco, el neonazi .
Aunque los “identitarios“ están actualmente asociados con la violencia terrorista, los debates giran más en torno a las superposiciones personales y espaciales con el partido (ultraderechista) de la libertad de Austria (FPÖ) que en torno a la ideología violenta que representan. De esta manera, una vez más logran (pandemia de por medio) utilizar la atención acrítica de los medios de comunicación para presentarse como inofensivos y para difundir aún más su inhumana propaganda política.
La guerra
Una mirada al pasado muestra que ya el primer vídeo en Youtube del modelo francés de los “identitarios“, la Génération Identitaire, que también se distribuyó ampliamente en los países de habla alemana - con subtítulos en alemán - llevaba el título de "Declaración de guerra". Con la referencia a "nuestra tierra, nuestra sangre, nuestra identidad", que se van a desplegar contra un "mestizaje forzado", no sólo se expresa un racismo flagrante, sino que se declara la guerra: "No pienses que esto es sólo un manifiesto", es el mensaje del vídeo, "¡es una declaración de guerra!"
El símbolo identificativo de los “identitarios“, la letra griega lambda, también se refiere a un teatro de guerra. En la película “300“, del realizador Zack Snyder, adornaba los escudos de los espartanos que pese a ser superados en número por las "hordas extranjeras (bárbaras)" atacantes, no se retiran y se sacrifican hasta la muerte por su "pueblo".
Esta representación encaja con la imagen que tienen de sí mismos los “identitarios“, quienes se escenifican como heroicos caballeros que defienden la Fortaleza de Europa contra la "embestida extranjera". Los mismos préstamos históricos también se encuentran en la estructura organizativa interna del grupo que puede describirse como militar, sin exageraciones. Por lo tanto, los líderes del movimiento son llamados "hoplitas" en el sentido de los antiguos soldados del ejército griego. Los activistas, los "puños del movimiento identitario" se llaman "Espartanos" en su jerga.
Contra los turcos
Desde 2017, los identitarios se han movilizado para la "Marcha conmemorativa por la liberación de Viena y la defensa de Europa", para evocar la batalla de Kahlenberg en 1683. Aquí, se iba a crear un mito que se supone que instauraría una línea aparentemente ininterrumpida entre el pasado, el presente y el futuro, y que juramentaría a los participantes en la próxima batalla.
Como parte de un fatídico colectivo supra-temporal, esto es todavía necesario hoy en día para protegerse de la nueva amenaza planteada por los "extraños". Estos mitos políticos, elaborados aquí recurriendo al pasado, son construcciones discursivas destinadas a transmitir una narrativa y una identidad y a movilizar los afectos emocionales. No es sin razón que el mito, lo irracional, es lo opuesto a la ilustración y tuvo una importante función movilizadora en el fascismo, que al final equivale a una "apología de la violencia", según Georges Sorel, cuyos escritos influyeran en su surgimiento.
No es ninguna coincidencia que el racista asesino en masa de Nueva Zelanda también se refiera al mito de 1683. Escribió la fecha y otras referencias en sus armas, con las que asesinó a 50 personas. Una pegatina para el parachoques de los “identitarios“ expresa "Experiencia de lucha callejera desde 1529", una referencia a la defensa contra el de Viena en 1529, también habla este idioma y sugiere la voluntad del grupo, así como la glorificación de la violencia. Se trata de jurar una identidad de grupo cuyas características definitorias son la victimización, la masculinidad y la lucha.
La violencia
En un vídeoclip difundido por Youtube en enero de 2016 por el Movimiento Identitario de Alemania, titulado "Futuro para Europa - Movimiento Identitario", un destacado cuadro austríaco decía también: "Nuestro objetivo no es la participación en el discurso, sino su fin como una forma de consenso, no queremos tener voz, sino un lenguaje diferente".
La demanda de un "nuevo lenguaje" se hace evidente sobre todo en la estrategia relativamente exitosa de los “identitarios“ de anclar su propia terminología que han cargado con ciertos significados, en los discursos políticos y sociales existentes y, por lo tanto, de cambiarlos en su interés. Sin embargo, lamentablemente, los medios de comunicación, en particular, también han desempeñado un papel en el establecimiento de ciertos conceptos en el discurso público, como puede verse, por ejemplo, en el uso de la frase "el gran intercambio".
Cuando los “identitarios“ organizaron una "marcha" en Viena en junio de 2015 que se suponía iba a funcionar como punto culminante de su campaña explícitamente racista y tendencialmente antisemita "contra el gran intercambio", casi todos los diarios austríacos adoptaron sin crítica alguna el término en su cobertura mediática, lo que contribuyó a que adquiriera cada vez más prominencia en el discurso público.
La reproducción no comentada no sólo dio lugar a un impulso de legitimación al presentar el objetivo de "querer detener el Gran Intercambio", como una preocupación política aparentemente justificada, sino que también estaba directamente en línea con la estrategia de campaña del grupo que el plantel directivo citado en todos los medios de comunicación describió en 2015 de la siguiente manera: "El primer paso es dar a conocer el Gran Intercambio en todo el campo patriótico y dejar que pase a ser de uso común. Cada vez más, entrará en el debate mediático. Ya hemos provocado algunos informes de los medios de comunicación con nuestras acciones en el último mes en el que se aprobó nuestro mandato".
Eufemismos
El uso del término del filósofo francés Renaud Camus "el gran intercambio" ("Le grand remplacement") que fue popularizado por los “identitarios“ mediante referencias constantes así como varias acciones eficaces en los medios de comunicación, permitió al grupo utilizar un lenguaje modernizado para colocar sus preocupaciones en la esfera pública y ejercer una influencia eficaz en los discursos relacionados. Las palabras, claramente de extrema derecha "Umvolkung", "Volkstod" y "Überfremdung" son sustituidas en este punto por el término, al menos igualmente amenazador, pero históricamente menos prejuiciado, "großer Austausch".
Según el mencionado equipo de dirigentes “identitarios“, esto describe "de manera comunicable y a la vez contundente lo que realmente se esconde detrás de la islamización, la alienación, la violencia de los extranjeros, etcétera“ y como "término enemigo" estaba "predestinado a unir el campo". El término ofrecía así una alternativa a las anticuadas formas racistas de articulación de la extrema derecha.
Su atractivo se extendía mucho más allá del espectro pertinente. Así, la peligrosidad de los “identitarios“ hasta el día de hoy se debe, entre otras cosas, al hecho de que llegan a espectros que han permanecido hasta ahora cerrados a otros extremistas de derecha. El hecho de que la formulación haya sido adoptada entretanto por diversos medios de comunicación, incluso sin informar sobre los “identitarios“, indica el grado de normalización y la gradual influencia exitosa en el discurso y el pensamiento, así como la eficacia de las estrategias de los “identitarios“.
Etno-pluralismo
Este ejemplo ilustra vívidamente que en un corto período de tiempo los "identitarios" no sólo han logrado introducir sus preocupaciones en el discurso, sino que las formulaciones que ellos mismo han elaborado se han convertido en una parte natural de los debates correspondientes. El hecho de que el abominable asesino de Christchurch titulase su manifiesto con la misma frase "El Gran Reemplazo" no fue una coincidencia, ya que hay coincidencias ideológicas de gran alcance entre el asesino y el grupo más allá del título. Al igual que los “identitarios“, invoca el concepto racista de etno-pluralismo, que prevé asegurar la "supervivencia étnica" mediante un apartheid mundial en el que todos los "pueblos" deben vivir claramente separados unos de otros.
También hay un punto en común en las causas identificadas de la amenaza imaginaria de la fatalidad: las bajas tasas de natalidad de la población autóctona y la falta de defendimiento de los hombres. Los “identitarios“ también apelan a una masculinidad viril y castrense que también se practica a través del entrenamiento de las artes marciales y similares. El Centro de Documentación de la Resistencia Austriaca (DÖW) enfatizó hace algunos años en que "la autopercepción identitaria como la 'última generación' que podría evitar el declive de 'Occidente' y la retórica asociada de la 'última oportunidad' sugieren un potencial de radicalización violenta, que ya se ha hecho visible en ataques violentos aislados". Siguiendo esta línea de pensamiento, la violencia se presenta como la supuesta última solución al problema del "mestizaje impuesto", como una "autodefensa" aparentemente legítima.
Deshumanización
Además de esta pequeña selección de ejemplos, también se pone de manifiesto un proceso de deshumanización en el uso del lenguaje “identitario“, en el que se habla de los refugiados, por ejemplo, exclusivamente como una amenaza, con casi las dimensiones de un desastre natural. En última instancia, todo el proyecto identitario está diseñado para mantener y ampliar las relaciones de poder y dominación existentes y, por lo tanto, no puede prescindir de la violencia, ya que la opresión, la exclusión y la discriminación de los supuestos "otros" está inmanentemente inscrita en este proyecto.
Así pues, la ideología de los “identitarios“ sigue siendo inhumana y peligrosa, ya que se ocupan de la creación de una "comunidad étnicamente relativamente homogénea" que, en las condiciones de una sociedad moldeada por la migración, sólo podría aplicarse con una violencia masiva. Por consiguiente, el término "retorno" no significa otra cosa que la deportación masiva de personas, pero trata de encubrir esta demanda con un término que suena inofensivo. Además, quien entiende la preservación de su "identidad étnica", que en el pensamiento völkisch siempre implica mantenerse puro, como algo vital, ya lleva consigo la disposición de cometer un asesinato, ya que los supuestos extraños en este pensamiento siempre se consideran ya una amenaza existencial.
Extinguir al otro no idéntico
Por lo tanto, la demanda de "identidad" es también siempre un reclamo para borrar al Otro, al no idéntico. En este sentido, la afirmación hecha por los “identitarios“ en 2017 de que "[u]nsere Waffen sind ausschließlich gute Argumente und deren Verbreitung" (nuestras armas son exclusivamente buenos argumentos y su difusión) también puede ser desenmascarada como falsa, ya que el lenguaje radicalizado también oculta la llamada implícita a la acción.
Este proceso fue descrito, por ejemplo, por el filósofo del lenguaje Paul Sailer-Wlasits en un comentario en el periódico austríaco Presse: "El cambio de lenguaje no se detiene en la dimensión del texto, implica acciones, al principio aparentemente sólo actos de habla. Sin embargo, la transición de la palabra a la acción es un proceso fluido y subcutáneo con su propia dinámica".
Vuelta a la barbarie
La brutal escalada también es evidente en las acciones inhumanas de los “identitarios“, como el asalto a una obra de teatro escenificada con actores refugiados en el Audimax de la Universidad de Viena o el bloqueo de barcos con refugiados a bordo en el Mediterráneo, y por lo tanto se puede nombrar como una traducción violenta de su lenguaje en acción.
No es sin razón que los expertos en extremismo de derecha como Andreas Peham hablan de la "generación Breivik" entre los “identitarios“. Se está entrenando la disposición para atacar, porque la emergencia, la "caída de Europa", es inminente. La lucha contra el "etnocidio" es una lucha a vida o muerte, "una lucha a cuchillo, por cada calle, cada edificio municipal [...] cuadra por cuadra [...] ¡Príncipe Eugenio hazlo de nuevo!", como dice el guión del discurso del neonazi Martin Sellner, que se hizo público a través del juicio contra los “identitarios“ en Graz (en el que al final fueron absueltos casi todos los acusados. No es la primera ni será la última vez que esto ocurre, desgraciadamente).
Sanguinarios
Se acecha más aún hasta que uno "regresa a casa desde el campamento" a las "regiones sitiadas, a las ciudades ocupadas y toma los puestos", como pretendía programáticamente el paranoico Sellner pretendía en la página web Sessezion de 2015. Y agregaba: "Ellos [los “identitarios“] no sólo quieren mantenerlos - quieren ganar. Quieren la reconquista". No están lejos de esta "disposición a luchar" los asesinatos políticos, como en Christchurch - especialmente desde que se hace una referencia abierta a la "Reconquista", esa sanguinaria ola de limpieza que se dirigió no sólo contra los musulmanes sino también contra los judíos.
El exhaustivo libro es machacón (y lleva razón) en algunos lugares, pero por un lado es analíticamente fuerte y por el otro ofrece buenas perspectivas sobre temas complejos como el sexismo, los ataques físicos de los "identitarios", los vínculos con la derecha rusa o el antisemitismo. El índice que figura al final permite utilizar la publicación como obra de referencia. También se recomienda a las redacciones periodísticas que ejerzan una autocrítica sobre el tratamiento que dan a los "identitarios", a fin de permitir un enfoque reflexivo de un grupo que se interesa principalmente por la presencia de los medios de comunicación en sus acciones para llamar aún más la atención. Es difícil estimar qué alcance y forma tomará un eventual mayor éxito de los "identitarios", tras algunas acciones poco notorias, pero de conducta agresiva perpetradas. Ideológicamente, sin embargo, todo está claro en lo que respecta a los "identitarios" después de leer esta obra.
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