Una jirafa en Copenhague

Eran los otros

Omar Jerez
miércoles, 3 de febrero de 2021
Raúl Sangrador © 2014 by Querétaro Raúl Sangrador © 2014 by Querétaro
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Cuando era un niño de 10 años y empecé a (dentro de lo que es un cerebro aún en desarrollo) procesar la palabra sida lo asociaba directamente con la muerte.

Darnos la mano era sida, hablar con alguien era sida, estar en una misma piscina era sida, el sida según nuestros mayores, era algo que se pillaba con extrema facilidad y fulminaba tu vida con rapidez.

La desinformación, el estigma y el rechazo que nos enseñaron con respecto al sida y a las personas que lo padecían, hizo de ello, un genocidio sociopolítico.

Empecé a indagar con 16 años sobre el origen de la enfermedad, las secuelas sanitarias, los intereses de la Big Pharma y sobre todo, los millones de muertos que se dieron y siguen dando planetariamente a día de hoy.

Las lecturas coincidentes me remarcaron los siguientes puntos a analizar concienzudamente.

1-Cuando los homosexuales fallecían de sida en el barrio Castro en San Francisco (EEUU) en los años 80, para el gobierno estatal, eran un mal menor que afectaba a los otros (Llamado la peste rosa).
2-Cuando los inmigrantes haitianos llegados a Estados Unidos fallecían de sida, era un mal menor que afectaba a los otros (Pobres y sin recursos).
3-Cuando los heroinómanos fallecían de sida por causa directa de compartir las agujas, era un mal menor que afectaba a los otros (Yonkis de mierda)
4-Cuando los hemofílicos, otro grupo de riesgo que también contraían el sida por transfusiones de sangre, en una época en la cual no tenían el control sanitario adecuado para separar las muestras adecuadas de las infectadas, era otro mal menor que afectaba a los otros (Costes sanitarios y poca productividad al erario público)
Eran condenados de por vida los llamados el club de las cuatro H.

A todo el mundo le importaba una soberana mierda las muertes de estos cuatro grupos, pero sucedió un hecho inesperado que merecía la atención de toda la población global , del estado, de las autoridades sanitarias, de la clase científica, de los periodistas y de los ciudadanos:

Apareció una quinta H; esa quinta H era la de heterosexuales que empezaron a contagiarse y morir a causa del sida exactamente igual que los otros grupos.

Esta nueva H tocaba el modelo homogéneo y unitario, un modelo que parecía a salvo de cualquier agente externo que fuera a destruir el modelo keynesiano que tanto recursos aportaba a la sociedad liberal norteamericana. Se puso en marcha toda la maquinaria para así lograr encontrar tratamientos de choque que paliaran o curaran la enfermedad; ya no era una enfermedad exclusiva de homosexuales, era una epidemia que afectaba a todos los grupos sociales independientemente de su sexo, raza, religión, posición económica o ideología política.

Predicadores y grupos religiosos de cariz fundamentalista lanzaban desde sus estrados soflamas sobre el sida y los homosexuales: 

el sida era un castigo de Dios a los homosexuales.

En ellos, esté discurso también se vio modificado.

Os presento a Raúl Sangrador, uno de los mayores expertos del mundo de arte contemporáneo y post sida.

Raúl, nos sumerge de lleno en ello con un ensayo monumental que supera con creces todas las lecturas que he leído sobre esta temática.

Con Raúl Sangrador lloras, te emocionas y viajas mentalmente a los lugares que describe en su ensayo. Me recuerda a una de las obras que más me sobrecogió siendo un adolescente hace dos décadas: No se lo digas a nadie de Jaime Bayly.

Gracias y gracias Raúl Sangrador por este inmenso y desgarrador texto que rompe tantos estigmas de millones de personas que crecimos en la desinformación, una desinformación que a día de hoy se siguen perpetuando.

Te quiero Raúl, te queremos.

P.D. La crítica de arte más controvertida del mundo Avelina Lesper ama y defiende la obra de Raúl Sangrador.

Raúl Sangrador. Reflexiones post sida.*

Introducción

Hace algunos años, el sida se presentó en mi vida, desde entonces he trabajado alrededor de posibles conexiones entre las artes visuales y la pandemia, hasta llegar al albergue para personas con VIH, tuberculosis y distintas adicciones «Las Memorias» de Tijuana, donde vive una comunidad “prendida de una práctica del rechazo, es decir el exilio-clausura que antes se aplicaba a los leprosos” (Foucault, 2010, p.230). Concluyo que ese espacio aglutina sujetos pos-abismales, concepto desarrollado por Boaventura de Sousa Santos. Desde esa premisa observo las tensiones descritas por él, donde lo metropolitano, lo colonial, lo abismal y pos-abismal generan rutas de análisis en la producción del arte que señala a los nuevos cuerpos abyectados, no dóciles, que se fugan de la anatomía política mediante procesos de alteridad, diferencia y transgresión (Foucault, p. 160). Los habitantes de «Las Memorias», son referentes para el arte de reflexión social; Boaventura (Consejo Nacional de las Artes Plásticas de Cuba, 2019), menciona en el Catálogo de la XIII Bienal de La Habana:

El artista pos-abismal se especializa en la lucha, la experiencia y la corporalidad. Específicamente se especializa en las luchas de liberación y emancipación, la experiencia de la exclusión abismal, la corporalidad de los cuerpos esclavizados, racializados y sexualizados.
…la monstruosidad del artista consiste en mostrar la oscuridad. (pp. 49 – 50)

A partir de breves narraciones, propongo dibujar la ruta de acontecimientos vividos hasta decantar en las tensiones pos-abismales. He aquí los hechos.

El inicio

Ariel, gran amigo mío murió por complicaciones propias del sida en el 2003, antes que él, fallecieron Alfonso, Jorge, Juan y Daniel, después siguieron Paul, Ismael, Bruno, César, Arturo, Germán, Mauricio, Francisco y Damián. Salvador hermano de Ariel también es seropositivo y ha superado tres crisis de neumonía en los que casi muere. La seguridad social infectó a los hermanos cuando eran niños, en una transfusión de sangre debido a la hemofilia con la que nacieron. Los que hemos sobrevivido la pandemia del sida sabemos la importancia de narrar las historias que hemos presenciado; por muchos años viví congelado, hasta que en una ocasión decidí inscribir una ponencia en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en la que me preguntaba qué hacer con las fotografías de Arturo, mi ex pareja a quien amé, retraté y pinté decenas de veces; tengo la mitad de su vida registrada en imágenes.* Un día su familia me avisó que estaba internado, enfermo de cien infecciones distintas, le habían inducido el coma y respiraba por ventilación mecánica. A escondidas llevé una cámara al hospital e hice unas tomas, ese momento también era parte del registro de vida que yo había reunido, la idea era mostrárselas cuando despertara… pero eso no ocurrió, horas después de mi visita murió. ¿Qué era pertinente hacer con esas tomas? ¿desecharlas o guardarlas y narrar su historia? Buscando respuestas encontré las imágenes de Nan Goldin y su serie The ballad of sexual dependency, que describe como su diario visual abierto al público, hecho de imágenes íntimas de ella y sus amistades del underground neoyorkino de finales de los setenta y década de los ochenta, principalmente (Goldin, 2012, p.6). Su registro es honesto y auténtico, no hay puestas en escena, solo una pulida visión fotográfica que aborda la cotidianidad cruda de sus amigos homosexuales, travestis, adictos, homeless y demás personajes no incluidos en el terreno de lo establecido. De este modo, sin pensarlo, Goldin realizó una documentación visual sobre la fiesta y la pérdida. Siempre he pensado que sin quererlo directamente, también he acumulado cientos de imágenes que tienen la misma naturaleza, creo que es lógico que esto le ocurra a quienes hemos vivido situaciones semejantes y somos creadores visuales.

El MoMA de New York adquirió en el 2004 casi 700 imágenes de The Ballad (Goldin, 2012), la misma autora escribe:

Todavía estoy cerca de muchas de las personas en Ballad, aunque ya no somos una comunidad; ya no somos una familia. Y luego, he perdido a tantas personas con las que esperaba envejecer; Cookie, Greer, Vittorio, Max, Mark Morrisroe, también conocido como Dirt ... Algunos de ellos, como Kenny, todavía vienen a mis sueños. En 1996, diez años después de su publicación, el libro se había convertido para mí en un volumen de pérdidas, mientras sigue siendo la balada del amor. (p 146)*

El sida, sus consecuencias y temas satélite se presentaron un día conmigo, y nunca se fueron, por treinta años me han susurrado al oído, también en sueños me buscan, me dicen “habla de nosotros”; así he entendido la importancia de registrar la poética del hecho histórico de la enfermedad, la muerte, las corporalidades relacionadas con ello, los rituales de la fiesta post sida, sus consecuencias políticas, la relación de los escenarios del arte establecido con este tema; me he propuesto convertir la pérdida de mis amigos y amantes, en militancia*, y desde el arte observar los hechos.

El fenómeno del sida es un acontecimiento más, que se puede añadir a la lista del fin de los grandes relatos (Lyotard, p 73). El resultado es un aroma a melancolía generalizada en todo el orbe. Todos hemos perdido algo en el devenir del presente, la comunidad global es una sociedad en duelo en más de un aspecto (García Sánchez).

Arturo
Entregué mi alma, mi espíritu y mi carne; me perdí y en esa búsqueda intenté ser alguien para los que estuvieran a mi alrededor. Hoy sé que no hay tal, que no hay nada, que nada queda.
El dragón ha sido herido mortalmente, agoniza, exhala estertores agudos; su fuerza, su ferocidad se extinguen inevitablemente. Su fuego interior ha dejado de arder.
Mi aceite se agotó, hoy mi luz parpadea tenue, me extingo irremediablemente.
(Última publicación de Arturo en su muro de Facebook)

Raúl Sangrador, “Arturo en éxtasis 2”, de la serie último retrato, fotografía digital, 2012. © 2012 by Raúl Sangrador.Raúl Sangrador, “Arturo en éxtasis 2”, de la serie último retrato, fotografía digital, 2012. © 2012 by Raúl Sangrador.

 

Arturo fue un gran amigo, compañero y amante; lo retraté y pinté cientos de veces, desde el día que lo conocí hasta horas antes de su muerte en el hospital. Al final ya no hablaba, era la tercera vez que le daba neumonía. Ahora retomo sus imágenes, las imprimo y las cubro de una intención, donde el kitsch en cuanto imagen de masas es referente de un momento histórico y social, cuando el sida aparece; luego el kitsch se transforma en neobarroco. Otras veces pienso que la imagen de Arturo se convierte en significante sin significado, un ícono banal con grado de lectura cero, derivado del minimalismo o del arte conceptual; bien podría ser un retrato pop de Andy Warhol, si Warhol aún viviera. Pero en el esnobismo maquinal el signo es arrebatado de cualquier intento de conexión con algún referente (Baudrillard, p 105). El signo es liberado de toda carga o intención significativa; tal vez esa metáfora otorgue paz a la imagen doliente de Arturo. Lo he convertido en solo un signo, así lo libero de cualquier peso. Sus fotos ahora guardan silencio y generan presencia, como ocurre con las luces minimalistas de Dan Flavin. Arturo brilla con luz propia: la luz que le otorgo como signo puro (Foster, p 75).

El erotismo intelectual de Roland Barthes (2011, p 25) aparece, se crea al observar las fisuras entre vida y muerte, éxtasis sexual y último aliento, salud y enfermedad. Los estados patológicos generan fisonomías particulares, arrojan información sobre las sociedades que las invocan, se producen fenómenos que caracterizan un espacio y tiempo.

Raúl Sangrador, “Arturo en éxtasis”, de la serie último retrato, fotografía digital, 2012. © 2012 by Raúl Sangrador.Raúl Sangrador, “Arturo en éxtasis”, de la serie último retrato, fotografía digital, 2012. © 2012 by Raúl Sangrador.

 En el último mensaje que Arturo me envió vía Facebook preguntó “¿Raúl, ahora en qué proyecto artístico estás metido?”. Nunca me imaginé que el proyecto sería él mismo. Me siento como en la escena final de la película de Peter Greenaway El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, donde la protagonista manda cocinar con el Chef el cuerpo de su amante, en uno de los mejores finales que he visto en el cine.

Retablo El Instante Eterno —Raúl García Sangrador—.

Hace un tiempo realicé una estancia de investigación en la Maestría en Antropología de la sexualidad de la BUAP, bajo la tutela del Dr. Mauricio List Reyes. Nuestra premisa era encontrar posibles diálogos entre las artes visuales, los argumentos del arte vinculado al sida y la antropología de la sexualidad. Encontré que el Dr. List, junto con Alberto Teutle, habían publicado el libro Húmedos Placeres (2015), texto que para mí fue revelador en varios sentidos. Lo conecté con el escrito de Hal Foster (2001, p.175) publicado en los noventa El artista como etnógrafo; el proceso nos llevó a pensar que se podría materializar una pieza que aglutinara las corporalidades cercanas a las prácticas de riesgo entre hombres —en ciertos vapores de la Ciudad de Puebla descritos en el texto de List y Teutle— y las corporalidades mórbidas del barroco histórico poblano. El resultado fue el proyecto del Retablo El instante eterno, obra pictórica que busca dar testimonio del festejo del cuerpo, esta vez en los años post sida; festejo que retoma a Bajtin en La cultura popular en la edad media y el renacimiento (1987); los hombres que tienen sexo con otros hombres, en los tiempos del VIH, festejan la vida en un instante que invoca la perpetuidad, es la fiesta de la carne y el exceso, en donde se invoca a la muerte y a los muertos, como en el sentir barroco, cercano al éxtasis del espíritu y al orgasmo sexual. El retablo visualiza el erotismo descrito por Bataille y esculpido por Bernini. El orgasmo y la muerte borran la discontinuidad de los cuerpos.

Para la realización del Retablo, visité muchas veces uno los baños descritos en Húmedos Placeres en una zona cercana a la Central de Autobuses de Puebla (CAPU), me hice cliente frecuente del lugar. La planta arquitectónica es la estructura del retablo. Para tomar nota llevo papel de algodón y mis acuarelas, que uso con el agua de las paredes, agua que seguro también lleva ADN de cientos de personas. Platico con los presentes, todos son amables: —Oye ¿qué significan tus tatuajes? ¿y tú qué es lo que buscas aquí? ¿sabes que es muy común que los hombres tengan tres pezones, así como tú? ¿cómo te hiciste esa cicatriz? ¿no te importa si te pinto?—. La base del retablo es la zona de la entrada donde están los vestidores, los tres módulos centrales representan la zona de regaderas: a la izquierda está Alberto Teutle, a la derecha un hombre con lipodistrofia en la cara, reacción secundaria por el tratamiento con antirretrovirales. Los dos módulos de arriba, que forman un medio punto, son cuartos oscuros con vapor, donde todos entran en éxtasis, se escuchan respiraciones enfrente, al lado, arriba, abajo y atrás de mí, junto con el zumbido del vapor. Es un cuarto de carne, pelos, olor a hormona de mucha gente, semen fresco, semen cristalizado, olor a jabón, a axila, a cerveza, alguien parece que se ahoga, otros hacen gemidos leves. Al estar ahí creo que puedo hablar con todos mis amigos muertos por sida, los siento cerca. Es cambiar de dimensión y estar desnudo en el mural de Tepantitla que retrata el Tlalocan —el paraíso prehispánico—, retomado en la iconografía del barroco en Tonantzintla, o en el Bacanal romano, o bailando en el Bar Eagle de New York, o en el Black Hole de Barcelona.

Raúl Sangrador, “El instante eterno”, Óleo/tela, 3x4 m, 2017. © 2017 by Raúl Sangrador.Raúl Sangrador, “El instante eterno”, Óleo/tela, 3x4 m, 2017. © 2017 by Raúl Sangrador.

El futuro es nuestro

 Un día recibí un mail de Guillermo Sepúlveda, el galerista de Monterrey, y de mi amigo Javier Uribe. Ambos decían que Avelina Lésper del grupo MILENIO me buscaba, que me pusiera en contacto con ella. Así lo hice, el resultado fue una entrevista además del encargo de una pintura representativa de mi obra.

Así pinté El futuro es nuestro. Pensé que era buen momento para hacer públicas mis historias alrededor de la pérdida consecuencia del sida; vivo un proceso propio donde el duelo se volvió militancia y mi intimidad visible para poner el tema en público. Le conté a Avelina la siguiente historia:

Hace un par de años fui a La Habana, invitado por un amigo corredor de arte, para que tuviera la experiencia de pintar durante una semana con tres pintores extraordinarios de aquella ciudad, que están haciendo historia y reflexión alrededor del paisaje contemporáneo. Todos los días me levantaba a las siete de la mañana, y a las ocho ya estaba con ellos pintando hasta llegar la tarde. La noche era mía.
Comparto la creencia que existe un espacio en la mente, donde el conocimiento no científico sucede, y que occidente se niega a aceptar. Una noche en La Habana soñé que me visitaba mi amigo Ariel, quien había muerto en 2003, pero ese día estaba sano en mi mente, me miraba a los ojos. Preguntó sobre las novedades alrededor de mi vida, me contó algunas historias suyas. En mi sueño habían pasado veinte minutos aproximadamente, cuando recordé que él había muerto —Ariel, pero ¿por qué estás aquí? ¿no habías muerto?— él me contestó —sí, pero no me he ido, sigo aquí, cuidándote—. Desde ese día, siento que los ausentes siempre están conmigo, que me acompañan y observan lo que hago; viven a través de mí”. Ésa es la idea principal de El futuro es nuestro, es la frase que aparece en el óleo escrita en un papel que sostengo con mi mano, es mi mano izquierda y son mis tatuajes, pero en el cuadro parece ser la derecha; es porque la pintura es un reflejo. En la parte media y superior aparecen dos figuras flotantes que representan a dos de los muchos amigos muertos por complicaciones propias del sida; es a ellos a quien entrego mi nota con la frase “el futuro es nuestro”. Los cuerpos en llamas son espíritus encendidos, idealizados, porque así los conocí, jóvenes, en el cenit de su potencia corporal. Fueron muertes prematuras.
Un hecho importante, es que a la generación post sida que seguimos vivos, nos cuesta trabajo pensar el futuro. Personalmente imaginé que igual que todos mis amigos y demás gente muerta a causa del sida, yo también moriría joven. Como los personajes de Trainspotting, no planee el futuro, por años viví a toda velocidad, pisando el acelerador, no existe mañana, no ahorres, gástalo todo, drógate, emborráchate, coge con todos los hombres que puedas, nunca te cuides de nada, el peligro no existe, acelera hasta el fondo, si mueres pronto es mejor. Pero los años han pasado, y sigo aquí; por primera vez he empezado a pensar que puede haber futuro para mí. Tal vez llegue a ser un hombre viejo, y debo de estar preparado. Esa es la razón del título del cuadro: ese futuro lo viviremos todos juntos, ellos conmigo; soy el resultado de haberlos conocido, de sus historias junto con las mías.

Raúl Sangrador, “El futuro es nuestro”, óleo sobre lino, 130 x 170 cm, 2015. © by Colección Grupo MILENIO.Raúl Sangrador, “El futuro es nuestro”, óleo sobre lino, 130 x 170 cm, 2015. © by Colección Grupo MILENIO.

Las Memorias de Tijuana

 Nunca pensé que el sida se convirtiera en mi tema de investigación académica y artística; debido a esta situación he conocido a más personas que están en la búsqueda de respuestas, del registro de los argumentos, de las estrategias, de los hechos históricos. En Barcelona conocí a Aimar Pérez Galí, quien observa desde la danza (Pérez Galí, s.f.); y a Nancy Garín, Linda Valdés y Aimar Arriola (Equipo Re, s.f.) éstos últimos desarrollan proyectos desde su Anarchivo sida.

A lo largo de más de tres años, hemos llevado adelante el proyecto de Anarchivo sida, como un proceso de recopilación, análisis y activación de una parte de la producción cultural en torno al VIH/sida, desarrollada fuera del marco geopolíticamente hegemónico (E.E.U.U./ Europa Central). El proyecto aborda el VIH/sida no solo como una epidemia médica, sino como un cambio de paradigma visual, afectivo y económico, en plena convivencia con el proceso de globalización y la consolidación del neoliberalismo. En el proceso hemos atendido especialmente a contextos de los que prevenimos o en los que hemos vivido y trabajado, como Chile o el Estado Español, incluyendo Euskal Herraria”. (p 14)

En este punto resalta a la vista la tensión entre el arte colonial y el decolonial, es decir que el primero marca la postura política de los países industrializados o de los sectores de poder económico; en la otra parte están los países en vías de desarrollo y grupos humanos no hegemónicos. Reflexioné que mi investigación debía llegar a un análisis mayor del contexto mexicano, buscar nuevos límites, así pensé en la frontera y visité Tijuana.

Raúl Sangrador, “Las Memorias”, óleo sobre lino, 130 x 30 cm, 2019. © by Colección Grupo MILENIO.Raúl Sangrador, “Las Memorias”, óleo sobre lino, 130 x 30 cm, 2019. © by Colección Grupo MILENIO.

 Tijuana, Frontera Gay y Arte de Vivir

A partir de una revisión por internet para contactar con las asociaciones civiles y gubernamentales que atienden a la población con problemas relacionados con el sida en Tijuana, encontré un teléfono a nombre de Emilio Velásquez; me contestó su hermana Hilda. La sorpresa fue que Emilio había muerto en el 2006. Ella me contactó con Oscar Soto, cercano a Emilio, que había sido secretario de Max Mejía, de quien hablaré más adelante. Emilio Velásquez fue uno de los primeros activistas homosexuales en Tijuana: hijo de un ex presidente municipal de esa misma entidad, en 1978 abrió el café Emilio’s, que de a poco se convirtió en un espacio esencial para el movimiento gay de la ciudad. Incluso antes de la aparición del sida, Emilio daba asesoría legal alrededor de los derechos civiles de la diversidad y de atención a la salud, pues era abogado de formación. Así fundó el FIGHT —Frente Internacional para las Garantías Humanas en Tijuana— para llenar el vacío entonces existente en esta área.

Debido a la lejanía con la Capital de México, Tijuana siempre ha tenido una relación más directa con el Estado de California, de modo que ese vínculo fue fundamental para el flujo de información cuando aparecieron los primeros casos de sida en Estados Unidos y posteriormente en Tijuana. En los primeros años de la pandemia se calculaba que poseía los mismos casos de sida que California, situación agravada si se recuerda el fenómeno del turismo sexual (Soto, 2018). En febrero de 1990 apareció el número 1 del periódico cultural Frontera Gay, creado por Emilio Velásquez. Difundía los asuntos de interés para la comunidad LGBT de Tijuana; evidentemente el tema del sida era el de mayor relevancia. En él se hacía publicidad a eventos de beneficencia a favor de las personas enfermas, lo mismo podían ser presentaciones de grupos de bailarines que desfiles de moda. La primera sección editorial, escrita por Emilio Velásquez (1990) afirma:

¡Bienvenidos a las páginas de Frontera Gay!
Es nuestro propósito que a través de estas columnas se cree una conciencia y la unidad de la comunidad gay/lésbica de ambos lados de la frontera. Especialmente en esta época de sida y de un notable aumento en la violencia dirigida hacia hombres homosexuales y mujeres lesbianas, es importante que contemos con un instrumento por medio del cual podamos expresarnos libremente, con el objeto de educarnos y conocer mejor nuestras necesidades, así como los recursos con los que contamos, para enfrentarnos, solidariamente, a todos los obstáculos. (p 2)

Cuando el sida entró de lleno a Tijuana, los movimientos por los derechos civiles tuvieron un letargo, porque la urgencia fue la atención a los enfermos, situación que en cierto modo y a decir de Oscar Soto (2018), ocasionó una fractura en el movimiento gay de la ciudad.

En abril de 2004 aparece el número uno de Arte de vivir, periódico dedicado a dar voz a la diversidad; dirigido por Max Mejía (p 19), propuso dar continuidad al proyecto de Frontera Gay iniciado por Emilio Velásquez, el cual había dejado la publicación por cuestiones de salud y había muerto en el 2006.

El periódico se distribuía en Tijuana, además de las ciudades estadounidenses de San Diego y Los Ángeles. La publicación duró cuatro años; Max Mejía murió en 2015 por deficiencia cardiaca.

Como un hecho importante de las acciones a consecuencia del sida en Tijuana, Oscar Soto me habló de un lugar ubicado en la colonia «La Morita» del sector Norte de Tijuana, por la salida a Tecate. Se trataba de un espacio para personas con VIH, sida, tuberculosis y distintos tipos de adicciones, que están fuera de cualquier orden establecido, abyectos para todo sector social, son los verdaderos olvidados. Se trata del Albergue «Las Memorias», que recibe a personas de Tijuana, de todo México y migrantes extranjeros; se encuentra en la periferia de la Ciudad, a pocos kilómetros del lote donde “El Pozolero” disolvió en sosa cáustica cientos de cuerpos de la violencia entre cárteles. He aquí la narración de uno de los dos directores.

Antonio

Aquí vivimos migrantes, repatriados, adictos al alcohol, cristal, heroína, a veces con el binomio VIH y tuberculosis. Inicié en 1996 ayudando al trabajo diario en el CIRAD (Centro de Integración y Recuperación para Alcohólicos y Drogadictos), que estaba en el Centro de Tijuana. Sólo había 6 camas, y pacientes con tuberculosis, hepatitis, sida, tanto mujeres como hombres. Pronto surgió la necesidad de generar un espacio adecuado para el tipo de población. Así, al final de 1998, por recomendación de la Dra. Remedios Lozada,* abrí ante la Secretaría de Salud, la Casa-Hogar «Las Memorias». En un terreno de 3000 metros cuadrados sólo existía un pequeño cuarto y un solo paciente, ahora tenemos 130 habitantes. Es un albergue que ofrece hospedaje, alimentos, vestuario, medicina para VIH y tuberculosis, pero sobre todo atención humana. Varias personas de aquí tienen niños, que aquí mismo se alojan y van a la escuela primaria y secundaria, incluso ha habido integrantes que han ido a la universidad y son profesionistas. A los que dejaron truncados sus estudios ahora los continúan a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Uno de nuestros integrantes da clases en la Universidad Autónoma de Baja California, es Químico Farmacéutico Biólogo: llegó pidiendo apoyo en sus problemas de adicción y ahora es el encargado de la construcción de la sección para tuberculosis. Las personas que están fuertes forman parte del motor operativo, porque aquí mismo viven otras que están en fase terminal.

No cobramos, pero tampoco nos gusta fomentar el asistencialismo, de modo que buscamos alternativas, en donde los que pueden trabajar, laboran y se van a chambear en la construcción, o en el reciclaje de plásticos, otros son pintores de casas, etc. Participamos como organización no gubernamental en las convocatorias nacionales e internacionales; así se han hecho mejoras para el albergue, en equipamiento e infraestructura. Hemos hecho alianzas con iglesias de Estados Unidos y de la región, con ministerios globales de América Latina y el Caribe, mismos que se han sumado con proyectos autosustentables. Tenemos talleres de mecánica y carpintería, el albergue da maquinaria y herramientas para que los habitantes aprendan un oficio. Asociaciones de Indianápolis nos apoyan con proyectos que produzcan trabajos, no con fondos fijos. Tenemos alianzas con redes de atención de tuberculosis, porque es un binomio que se forma en paralelo a la presencia del VIH. Lamentablemente Tijuana ocupa el primer lugar nacional en casos de tuberculosis, incidencia y morbilidad, es decir que aquí en la entidad se tiene una tasa 4 veces mayor al promedio nacional. Ahora se está pensando en la construcción de un pabellón para tuberculosos.

El perfil de la población de «Las Memorias» es: adicciones, VIH-sida, tuberculosis, migrantes, deportados o repatriados, sin discriminación alguna por raza, religión o preferencia sexual, aquí viven gais, trans, bisexuales, heterosexuales, y conviven con niños de todas las edades. Ahora mismo el Club Rotario Internacional apoyará en la construcción del pabellón para tuberculosos; Sergio, el otro Director tiene conocimientos de arquitectura y ha diseñado el espacio. Se harán baciloscopias en un laboratorio propio, que ya se construya en el albergue, eso agilizará la detección oportuna y atención pronta, sin pasar por la burocracia, que en muchas ocasiones es sinónimo de muerte. La tasa nacional es de 15 casos de tuberculosis por cada 100.000 habitantes, en Tijuana se tiene 60 casos por los mismos habitantes, en registros oficiales, sin contar que la realidad siempre es mayor a los datos que se arrojan. Las Instituciones de salud piensan en el problema VIH-tuberculosis como un problema biomédico, pero en realidad es un problema de incidencia transversal, de amplias consecuencias sociales, y como el bacilo es aeróbico, el contagio es elevado.

Desde que era adicto e indigente a la fecha, todo en mi vida ha cambiado, después de superar mi adicción al alcohol y pertenecer a una pandilla, ahora he formado una familia, tengo esposa e hijos, y promuevo que los habitantes del albergue estudien y formen su propio camino, ya sea un negocio o cualquier proyecto que le dé sentido a su vida. Yo mismo soy un milagro de «Las Memorias», ya no veo sufrimiento, veo esperanza en las personas que tienen los problemas que tenía yo.

Qué bueno que has venido Raúl Sangrador, que has llegado hasta aquí, a este lugar, y que has entrado sin miedo.

 Conclusiones

La aparición del VIH en el escenario mundial se suma a los acontecimientos de la posmodernidad, las ausencias que ha generado han creado un ambiente de melancolía en todo el orbe, esto nos lleva a observar algunas consecuencias de gran relevancia, como la visibilización de los sujetos portadores del virus y las luchas por el reconocimiento de sus derechos. La enfermedad generó la urgencia de transformar las maneras de ejercer la sexualidad; ciertos sectores como la comunidad homosexual, debió renovar la construcción del placer seguro, también definió nuevos niveles del riesgo en las prácticas sexuales. El peligro de muerte inminente anterior a la aparición de los antirretrovirales en 1996, creó una generación que privilegió sólo el presente; en el arte aparecieron nuevas líneas de construcción de biopoéticas, necropoéticas y poéticas mórbidas. El sida ha sido un gran transformador de su tiempo, a pesar de la reticencia general de abordar a los sujetos vinculados a la enfermedad. Por ello, éstos excluidos de fin e inicio de siglo son cercanos entre sí y han llevado a cabo luchas importantes por el reconocimiento.

Los 130 habitantes de «Las Memorias» son un gran ejemplo, constituyen un conjunto de micro relatos de migración, violencia, desempleo, narcotráfico, enfermedad, vida, muerte y muchos puntos más que para ellos fueron estrategias fallidas; señalan las inconsistencias de los planes sociales que deberían dar soluciones. Seguir invisibilizando su conflicto nada aporta.

Boaventura de Sausa denomina como artistas abismales (Consejo Nacional de las Artes Plásticas de Cuba, 2019, p. 45), a los que producen siguiendo los argumentos de las metrópolis, desde el privilegio del mercado y una postura socialmente desahogada, están conscientes del abismo que los separa como individuos plenos de los que son vistos como sub humanos, excluidos del mainstream y considerados incapaces de producir pensamiento importante; a los creadores artísticos que están del lado del no-ser, Boaventura los denomina como artistas pos-abismales, que generan terceros valores o entidades, marcan rutas no dicotómicas; no tienen el fin de servir al mercado; los artistas pos-abismales se especializan en la lucha, la experiencia y la corporalidad; la monstruosidad del artista pos-abismal consiste en mostrar la oscuridad. Por esto resulta de suma importancia voltear la mirada a espacios como «Las Memorias»; sus habitantes reflejan la sociedad que hemos creado como país, responder a sus conflictos es responder a las causas de deterioro de muchas personas. Por ello propongo que quienes viven en el Albergue, sean vistos como artistas importantes, pos-abismales, en sí son una célula social en la que estoy seguro puede surgir el arte actual del México real, no el ficticio que se suma a las modas y estrategias impuestas por sociedades industrializadas.

El óleo Las Memorias entregado a la Colección MILENIO es la síntesis del presente texto, muestra procesos de recuerdo y olvido, distintas etapas de desaparición de mis amigos que el sida se llevó: a algunos los recuerdo porque conservo sus fotografías, otros de a poco se desvanecen de mi memoria porque con los años perdí sus imágenes y ahora no puedo recordar los detalles de sus caras; el cuerpo del último rinoceronte blanco del norte y el Dodo dan la metáfora de lo extinto, de lo perdido que no volverá; en contrapunto la segunda figura de izquierda a derecha es Gilberto, habitante de «Las Memorias», cita la esperanza de una vida mejor para todos los que viven en ese lugar.

Cuando el sida se presentó en mi vida sentí terror, vi morir una lista enorme de gente querida, cercana; el horror me nubló por años la mente. Con el tiempo el temor cambió, me obligó a reaccionar y ver de frente la situación, desde la pintura, desde el arte, desde el trabajo académico. Ahora concluyo que, a partir de confrontar la problemática del sida, éste me ha empezado a devolver mucho de lo que se llevó.

 Bibliografía

 Círculo Cultural Gay (2002), Una exposición, varias exposiciones, un tiempo de inauguraciones. Difusión Cultural UNAM, Museo Universitario del Chopo, Círculo Cultural Gay. México DF: José María Covarrubias.

Consejo Nacional de las Artes Plásticas de Cuba (2019), XIII Bienal de la Habana —La construcción de lo posible—. (C. d. Ediciones, Ed.) La Habana, Cuba: Consejo Nacional de las Artes Plásticas de Cuba.

Crimp, D. (2005), Posiciones críticas, ensayos sobre políticas de arte y la identidad (D.A. Guasch, Ed., & E. G. Agustín., Trans). (E. G. Agustín, Trad.) Madrid, España: Akal.

Lyotard, J.-F, (2008), La condición posmoderna. Madrid, España: Cátedra.

BAJTIN, M. (1987), La cultura popular en la edad media y el renacimiento. (F. Conroy, Ed.) Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras.

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Raúl Sangrador nació en la Ciudad de Querétaro, México, en 1972. Es Doctor en Artes por la Universidad de Guanajuato (Mx), donde presentó la tesis Búsqueda de los argumentos del arte vinculado al sida en México y su diálogo globalEs miembro del Proyecto de Investigación “Memorias de las masculinidades disidentes en España e Hispanoamérica”, del Departamento de Filología Clásica Francesa e Hispánica de la Universitat de Lérida, España. Es creador visual interdisciplinario y su obra ha sido expuesta dentro y fuera de México de modo colectivo e individual. Actualmente es Docente-Investigador de Tiempo Completo en la Facultad de Bellas Artes, de la Universidad Autónoma de Querétaro, donde también es Coordinador del Centro de Estudios Pictóricos (CESP-UAQ).
Notas

1. Para mayor información, leer «Albergue Las Memorias de Tijuana, Laboratorio de arte pos abismal», en Morán Guzmán Ana G. y López Ruelas Sergio (Compiladores), Guadalajara, Máxico: “Servicios de Información para grupos vulnerables”, 2020.

2. Ver el siguiente capítulo: “Arturo”.

3. “I am still close to many of the people in Ballad, although we are no longer a community; we are no longer a family. And then, I have lost so many people I expected to grow old with; Cookie, Greer, Vittorio, Max, Mark Morrisroe aka Dirt…Some of then, like Kenny, still come to my dreams. In 1996, ten years after its publication, the book had become for me a volume of loss, while still the ballad of love”.

4. Como lo ha sido para muchos de los que hemos sobrevivido a la pandemia y experimentado la pérdida de tantos seres cercanos; Douglas (Crimp, 2005, p.105) lo aterriza en el capítulo “Duelo y militancia”.

5. Quien es un referente en Tijuana por ser pionera en la atención a población con VIH en el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS).

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