Portugal
Piazzolla, AstorAstor Piazzolla y Ennio Morricone en el concierto del V Centenario de Magallanes
Juan Carlos Tellechea
El espíritu del infante Don Enrique (el Navegante) rondaba seguramente complacido el Pabellón de los Galeones del Museo de la Marina de Portugal en Lisboa cuando la laureada y cinematográfica obertura sinfónica Sagres del brasileño Gilson Santos, abría este concierto de la Banda de la Armada , dirigida por el maestro Délio Gonçalves. La triunfal pieza, estrenada aquí en 2020, encendía una nueva y singular Era de los Descubrimientos, para rendir homenaje en una bella travesía musical al V Centenario del navegante Fernando de Magallanes y a célebres creadores contemporáneos como Astor Piazzolla y Ennio Morricone.
La extraordinaria presentación estrenada en youtube el 20 de mayo, Día de la Marina de Portugal, reunió a virtuosos artistas originarios de los territorios recorridos por Magallanes en su accidentada, dramática y peligrosa travesía interoceánica: la bandoneonista Carla Algeri (Argentina), la solista de pipa Lu Yanan (China), el guitarrista portugués Pedro Baptista, y la cálida voz de la cantante portuguesa Dulce Pontes.
La fecha evoca asimismo el descubrimiento en 1498 de la ruta marítima a la India por el explorador Vasco da Gama, a cuyas anotaciones de viaje se vinculan históricamente los comienzos de esta Banda de la Armada, una de las mejores de Europa en su categoría. Debido a las estrictas medidas de prevención e higiene contra la pandemia el concierto, grabado en vídeo el 12 de mayo, fue presenciado solo por 120 invitados especiales.
Sagres, etimológicamente el sagrado promontorio azotado por el rugiente mar y los implacables vientos del extremo suroccidental de la península ibérica, que ya mencionara Estrabón en su Geografía de la Antigüedad como dedicado a Saturno, fue el último hogar de Enrique el Navegante, cuya efigie reproduce el mascarón de proa del buque escuela de la Marina portuguesa que lleva hoy ese nombre (Sagres III).
Punto culminante del concierto fue la magnífica interpretación que dejaron Carla Algeri, con su expresivo instrumento, y Dulce Pontes con su sobrecogedora fuerza vocal y dramátismo en Yo soy María, el personaje protagónico de la operita María de Buenos Aires, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer:
Yo soy María de Buenos AiresDe Buenos Aires María, ¿no ven quién soy yo?María tango, María del arrabalMaría noche, María pasión fatalMaría del amor, de Buenos Aires soy yo.
Canção do Mar fue otro de los pasaje más emotivos del recital con la sentimental vocalización de Dulce Pontes, acompañada por Carla Algeri en el bandonéon, Lu Yanan en su instrumento de cuerda pulsada parecido al laúd, y Pedro Baptista en la guitarra:
Fui bailar no meu batelAlém do mar cruelE o mar bramindoDiz que eu fui roubarA luz sem parDo teu olhar tão lindo.
La banda militar portuguesa, dirigida con suma precisión por el maestro , ejecutó con elegancia, magnificencia y perfecto equilibrio en todas sus secciones el épico Diario de Pigafetta sobre la odisea de Magallanes y su tripulación, del compositor Pedro Pires; el cautivante Adagio del Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, con la brillante intervención de Pedro Baptista; y el elegíaco tango Adiós Nonino, de .
Esa maravillosa atmósfera de concierto sinfónico de alto nivel que propician cuerdas y maderas fue alcanzada asimismo por la orquesta en las sensibles entregas de Milonga del Ángel y Oblivion con la bandoneonista Carla fueye de pie, con su pierna izquierda apoyada sobre un escabel, el sobre su rodilla, al estilo de Piazzolla, y hondamente extasiada por los sutiles ritmos de milonga y candombe que exhalan los dos clásicos modernos. Gonçalves cuida muy bien el volumen sonoro de los instrumentos que pasan a un discreto segundo plano cuando acompañan a los solistas.
La tarde estuvo colmada de pasajes cúspide, la carismática Lu Yanan, muestra gran consagración en su pipa (un instrumento de más de dos mil años de antigüedad) en Cisne, una de las introspectivas piezas llenas de filosofía de la serie del Capítulo de la Vida, del maestro Liu Dehai, fallecido en abril del año pasado, y seguidamente en el clásico popular Una casa portuguesa, como contraste y para agrado del público local.
El memorable concierto, de dos horas y media de duración, fue cerrado personalmente por el jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante António Mendes Calado, con palabras de elogio, de buen humor y agradecimiento a todos los participantes, así como de confianza sobre el futuro del país y su institución una vez superada la pandemia.
La parte final de la velada, la protagonizó otra vez , acompañada además por los tres solistas invitados, destilando mucha energía en Renascer; gran emoción en El infante, con letra de Fernando Pessoa; un ánimo triunfante en el “Himno a Fernando de Magallanes“; y vibrante en Amor a Portugal (con la música de C'era una volta il West, de Ennio ).
Vestida con un atuendo oscuro de lentejuelas, la cantante portuguesa, célebre por su enorme flexibilidad en la voz, y que ganara gran reconocimiento internacional desde aquella primera cooperación con Morricone a mediados de la década de 1990 y después con el legendario concierto en Verona en 2002, rindió asimismo su sentido homenaje personal a este compositor italiano, fallecido el 6 de julio del año pasado, a quien la unía una honda e íntima amistad.
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