Italia

Un Porpora poco habitual

Jorge Binaghi
martes, 17 de agosto de 2021
L’Angelica © 2021 by Clarissa Lapollaph L’Angelica © 2021 by Clarissa Lapollaph
Martina Franca, viernes, 30 de julio de 2021. Palazzo Ducale (Cortile).L’Angelica (Nápoles, Palacio del Príncipe Caracciolo, 4 de septiembre de 1720), libreto de Pietro Metastasio, música de N.Porpora. Dirección escénica, escenografía y vestuario: Gianluca Falaschi. Intérpretes: Teresa Iervolino (Orlando), Paola Valentina Molinari (Medoro), Ekaterina Bakanova (Angelica), Gaia Petrone (Licori), Barbara Massaro (Tirsi), y Sergio Foresti (Titiro). La Lira di Orfeo. Dirección: Federico Maria Sardelli.
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El nombre de Nicola Porpora se ha hecho cada vez más familiar al oyente desde la explosión del repertorio barroco. Este no es de sus títulos más conocidos, entre otras cosas porque como puede verse del lugar de su estreno se trata más que de una verdadera ópera de una de esas serenatas con las que se halagaba a alguno de los muchos poderosos del momento aunque ya faltaba poco para que unos cuantos no tuvieran la cabeza segura sobre sus hombros (en este caso hay una Licenza final en el texto, que no se ejecuta lógicamente, para celebrar el cumpleaños de Elisabeth Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel, vaya nombrecito, aunque aquí se la llame ‘augusta Elisa’).

Pieza enlazada

El caso es que la obra es de proporciones más reducidas que la anterior Griselda, de factura musical más interesante, y el libreto (aunque sea de un primerizo Metastasio) se beneficia de ser de quien es aunque se basa en un episodio muy conocido y menosmoralizante’ del Orlando furioso de Ariosto: la locura del heroico paladín por los desprecios que sufre de la bella princesa Angélica que le prefiere claramente al enemigo ‘oriental’, Medoro.

Pero, claro está, como se trataba de un concierto aquí es más difícil ‘animar’ las constantes repeticiones por más que se dupliquen los juegos del amor con una pareja de pastores (Licori y Tirsi) y se haga cantar dos arias entre introductorias y ‘filosóficas’ a la única voz masculina del elenco (Titiro), con lo que damos de lleno en el problema de la falta de contraste porque dos sopranos y dos mezzos más un bajo no dan mucho juego sobre todo si,como en el caso, en la pareja de pastores prácticamente no hay diferencia.

Una larga mesa, sillas, unos figurantes que no se sabe bien para qué están y que se limitan a presentarnos en sus evoluciones (movimientos coreográficos de Mattia Agatiello) sucesivas combinaciones amorosas a dos, a tres o incluso a cuatro si no recuerdo mal.

La orquesta estuvo en mejor forma que el día anterior y eso benefició la labor de Sardelli aunque le recuerdo algún título mejor y más difícil durante mis años en el Benelux (me parece recordar un Giasone de Cavalli interesantísimo).

«L'Angelica», producción de Gianluca Falaschi. © 2021 by Clarissa Lapollaph.«L'Angelica», producción de Gianluca Falaschi. © 2021 by Clarissa Lapollaph.

En el caso de los cantantes, con la sola excepción de Bakanova, que de todos modos no creo que vaya a enfocar su carrera en este tipo de repertorio, todos ofrecieron en alguna medida el flanco a la crítica. La soprano tiene un timbre luminoso que conviene a la parte y es pulcra en técnica y estilo y, hasta donde puede y se la deja, intenta actuar y variar. Algo parecido ocurre con el héroe de Iervolino, acostumbrada a este tipo de papeles, de timbre penetrante, pero que en esta ocasión tuvo una actuación no siempre irreprensible sea por lo discontinuo de la línea de canto, sea, sobre todo, por una ejecución de los adornos y agilidades bastante aproximativa.

Foresti conserva sólo el buen color de su instrumento; prefiero no decir nada más sobre su actuación.

Las tres jóvenes noveles que tenían a su cargo los otros roles demostraron tener medios y posibilidades, pero salvo en el caso de Petrone, la más ‘consumada’, tienen todavía un camino por recorrer. Se agradecen la buena voluntad y las intenciones, pero si se tiene el aria más bella de la ópera (hacia el final, la última de Medoro) y se cumple con valentía y discreción, pero nada más, a Porpora no se le hace justicia. En el caso de Molinari, además, tiene que luchar con una figura muy menuda que contrasta demasiado no ya con la de Orlando sino con la de los pastores y la propia Angelica.

En cualquier caso fue interesante conocer la obra y el público pareció apreciarlo pese, de nuevo, al calor sofocante.

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