Con este
título termina la ‘trilogía cómica’ (puestos a inventar…)
rossiniana de esta temporada de otoño. De las
tres es seguramente el título
menos
conocido y el menos popular. No por culpa propia, pero estamos ante
un libreto más o menos experimental para la época al que Rossini
responde de modo desbordante, pero, por ejemplo, sin una verdadera
gran aria para el protagonista ni para Zaida, el personaje de Narciso
está para complicar algo más la trama y sobre todo para dar un
lugar a un primer tenor, ninguno de los tantos números ha logrado
una fama por sí mismo (vaya uno a saber por qué, aunque alguno no
parece ser de su mano), y entonces se requieren más que nunca una
puesta en escena divertida y original, y una batuta ideal para
Rossini.
Ambas cosas han faltado aquí. Andò es un excelente
director cinematográfico (ahí está su Viva
la…
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