Discos
Redescubriendo a Henri Bertini
Juan Carlos Tellechea
El celebrado Linos Ensemble acaba de dar nueva vida y sacar de un inmerecido olvido al compositor francés Henri Bertini, celebrando el romanticismo francés en su nuevo y precioso álbum (sello cpo) con dos rarezas grabadas por primera vez: el Noneto op. 107, que ya alabara en su tiempo Hector , y el Gran trío op. 43 que elogiara sobremanera Robert Schumann en sus reseñas. Ambos ensalzaban la obra de Bertini, hoy injustamente solo más conocido por sus 500 estudios y ejercicios para piano que le valieron el mote de “el Czerny francés“.
Las obras para este CD fueron propuestas al conjunto por su fagotista, Frank Forst, profesor de la Escuela Superior de Música de Weimar, quien habitualmente hurga en archivos históricos a la búsqueda de joyas musicales prácticamente desconocidas para integrarlas al vastísimo repertorio del Linos Ensemble, el más longevo de Alemania. El conjunto está integrado además por los profesores Konstanze Eickhorst (piano), de la Escuela Superior de Música de Lübeck; Winfried Rademacher (violín), de Trossingen; Matthias Buchholz (viola), de Colonia; Jörg Linowitzki (contrabajo), de Lübeck; Andrea Lieberknecht (flauta), de Múnich; Kai Frömbgen (oboe), de Hannover; y Paul van Zelm (trompa), de Colonia; así como por Mario Blaumer (primer solista de violonchelo de la Deutsche Radiophilharmonie Saarbrücken Kaiserslautern); y Denis Zisko (trompeta).
Muy poco se sabe sobre Eckhardt van den Hoogen en el exhaustivo folleto que acompaña el álbum- y en 1999 el editor, autor y compositor Pascal Beyls, de Montbonnot-Saint Martin (cerca de Meylan) publicaba una biografía de 256 páginas en homenaje al 200º aniversario del nacimiento de Bertini (Londres, 28 de octubre de 1798).
El joven Bertini se instalaría en 1821 en París, desde donde emprendería sus giras de conciertos, antes de residir definitivamente a partir de 1859 en Meylan, al pie de los Alpes (cerca de Grenoble), donde falleció el 30 de septiembre (y no el 1 de octubre) de 1876, como corrige Beyls.
Ni que decir tiene que el elegante Noneto (escrito en 1835) fue interpretado a la perfección por el Linos Ensemble, fundado en 1977 por el oboísta Klaus Becker. Incluso la formación de la orquesta es sumamente singular y sin precedentes en este op 107: flauta, oboe, fagot, trompa, trompeta, viola, violonchelo, contrabajo y piano (el compositor prescinde ex profeso del violín y del clarinete).
La trompeta es también algo inusitado, por no decir exótico, en ella; si bien no desempeña un gran papel, da una nota adicional, verbigracia cuando interviene en algunos pasajes a modo de fanfarria. Da la impresión de que esta era exactamente la sonoridad que se imaginaba Bertini cuando escribió la partitura en 1835 para esta instrumentacion y no otra, sin haberla adoptado de composición alguna que hubiera conocido antes.
Esta creación pudo haber tenido sí algún influjo importante en Berlioz al punto de que escribiera sus impresiones en la Revue et Gazette musicale del 20 de mayo de 1838, según cita van den Hoogen en su artículo:
Se trata de una magnífica y bella composición en la que cada instrumento participa en el efecto general según su importancia y la riqueza de sus medios, sin que ninguno de ellos intente hacerse notar por sí solo (…) Este Noneto contiene, entre otras cosas, un Adagio titulado La Mélancolie, que ofrece más de lo que promete su título; es de tal grandeza y al mismo tiempo de tan sombría majestuosidad que el sentimiento de melancolía que uno espera es superado con creces por los excelentes pensamientos, cuya feliz realización es infinitamente rara en la música. (Berlioz)
El Lento con tranquilezza al que hace referencia es de un encanto extraordinario dentro de esta composición sedosa, aterciopelada, desde el Allegro vivace inicial, muy agradable de escuchar, pasando por La Mélancolie y el saltarín Scherzo – Prestissimo risoluto, hasta llegar al ágil Final – Allegro, agudo y divertido.
El CD del Linos Ensemble continúa sorprendiendo seguidamente al oyente con el Grand Trío opus 43 de Bertini que Schumann calificara en su célebre Neue Zeitschrift für Musik de música de cámara graciosa e imaginativa. Aquí prescinde asimismo Bertini de una presencia protagónica del piano y prefiere explorar hábilmente otras posibilidades con los instrumentos a mano. El colectivo lo hace de forma muy hermosa.
No es que se trate de las composiciones de un revolucionario con cuyo lenguaje musical tendría que volver a escribirse la historia del género, sino de un creador que tiene un lugar en sus anales y ha sido injusta y totalmente postergado. Las dos obras aquí grabadas no son miniaturas, tienen su complicación, y por su extensión (34 y 36 minutos respectivamente), requieren también su adecuado espacio en la programación de un concierto. En fin, esta es toda una valiosa operación de redescubrimiento que el Linos Ensemble continuará a comienzos de 2022 con otra grabación (también sello cpo) con música de cámara de Louise Farrenc, de quien difundieran años atrás música para trío de piano y para sexteto.
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