Una jirafa en Copenhague

Entrevista Intrapersonal Confrontada: Omar Jerez con Boyer Tresaco

Omar Jerez
miércoles, 15 de junio de 2022
Boyer Tresaco © 2022 by Boyer Tresaco Boyer Tresaco © 2022 by Boyer Tresaco
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¿Es posible que estemos ante el mayor escándalo silenciado de la historia reciente en el arte contemporáneo por intereses espurios, donde están implicados varios españoles que por cuestiones legales no voy a nombrar?

Dejemos los rodeos y vayamos al quid de la cuestión: Boyer Tresaco, nuestro protagonista de la EIC* de esta semana, ha sido plagiado por los artistas más significativos del mundo, alguno de ellos, artistas que han pasado a la historia del arte en vida, artistas que son parte de tesinas doctorales, artistas alabados por la crítica especializada y artistas cuyas  obras se cotizan por millones de dolares en las casas de subastas más prestigiosas.

Podría enumerar tranquilamente más de 300 obras plagiadas a Boyer Tresaco, 50 artistas directamente implicados, artistas que están en boca de todos en el circuito artístico.

¿Estas pensando en los  más importantes del mundo?

Pues no te has equivocado ni un ápice, esos son los que están metidos en este embrollo de plagio y desvergüenza.

Boyer Tresaco debería figurar entre esos elegidos, porque él, es el que marcó el camino, pero en lugar de apoyarle institucionalmente,y en este caso siendo un artista español, todos han tomado el camino más cobarde, mirar hacía otro lado y seguir chupando del bote estatista que alimenta esos estómagos agradecidos.

¡De algo hay que comer!  ¿No?

¿Cuántos León de Oro debería tener Boyer Tresaco en la Bienal de Venecia?

¿En cuántos millones debería estar valorada su obra en Artprice?

¿Qué ha sucedido para que a estas alturas no se hagan retropectivas museísticas de una trayectoría, ya de por sí influyente, del artista Boyer Tresaco?

Estamos hablando de un genio absoluto, pero la historia se repite, lo que no me concierne no es mi problema.

Entrevista Intrapersonal Confrontada: Boyer Tresaco

Parto aquí de la base de que el mal llamado arte, la mayor de las veces se reduce, a mi criterio, a un vulgar plagio.

Usaba en su defensa un crítico afamado, cuyo nombre aquí omito por haber él vivido en gran parte de réditos venidos de plagiadores natos, una supuesta cita de Marcel Duchamp (en realidad Gauguin, el crítico en cuestión resbala hasta en sus citas) afirmando que el arte es plagio o es revolución. Sin duda se refería Duchamp (en realidad Gauguin) al falso arte, posiblemente sin ser consciente de ello. Y  es cierto, la inmensa mayoría del falso arte es plagio; lo demás, muy poco por cierto, fallidos aunque honrosos intentos de ser ARTE sin serlo, tal vez revolución también plagiada.

La performance consistía en un ejercicio límite de introspección; personas y animales diversos, siempre, Andrea  entre ellos, compartían el espacio. Para lo cual, los humanos debían ejercitar su inhibición y desinhibición al mismo tiempo; encerrarse en si mismo durante horas y horas, proceso lento, lento: El individuo, el ser se olvida de quién es, qué cosa es; borrando de su mente de manera insistente y tenaz cualquier recuerdo; no se sabe persona, ni reconoce parte alguna de su cuerpo, vocablo este que como cualquier otro desconoce, no asocia cosa alguna con concepto previo; una yegua  que se encuentra a su lado es una cosa extraña que respira con ruidos y  tiene cuatro largas prominencias en la parte de abajo de su masa, y algo largo colgando  que ahuyenta  pequeñas cosas que se desplazan por el aire y son molestas al posarse en la parte exterior de nuestra forma. 

Otros animales, Andrea y más humanos desconocen qué son, se mueven alrededor con gestos y maneras diferentes; no se sabe qué hacen, porqué ni para qué. El ejercicio de introspección debe ser tan intenso que hasta mover un dedo es un descubrimiento que conlleva un esfuerzo, un largo esfuerzo, y la respiración la única capacidad inicial que se percibe.

El ser, reducido a su más íntimo por desconocimiento de lo externo; el pensamiento cero que comienza de nuevo su aprendizaje, olvidados ya todos los conceptos y expulsando recuerdos por reiterados que puedan presentarse. Observar esas cosas extrañas que se mueven a impulsos diferentes y las que no se mueven, y la luz, y la sombra, el sonido, el silencio y de nuevo el sonido, y a partir de ese instante empezar a sentir respondiendo a la vida con lentitud inherente y primeriza.

Años después de estas performances, difundidas en medios y en espacios, reproduce las mismas tras arduo maquillaje,  Anne Imhof, directora escénica alemana que ha decidido estudiar Bellas Artes, y las presenta en Alemania tras terminar su estudio; se difunden como si de originales se trataran y de allí al MoMA PS-1 y a recibir más tarde el León de Oro de las Artes de la Biennale di Venezia; Pero esto aunque sea a mi a quien afecte, es una anécdota más en ese repetir y copiar cambiando algún detalle para ocultar el muy posible fraude, en el que se alimenta y retroalimenta ese mundillo del falso arte; al fin y al cabo lo copiado tampoco es ARTE, es solo un subproducto de lo impalpable  efímero o eterno; el  ARTE es incopiable por  intangible y único en su esencia.

Sin duda en parte Duchamp (en realidad Gauguin) tenía razón, el arte, el falso arte, aunque él pudiera no ser consciente da tal falsedad, es plagio permanente en su gran mayoría, constituyendo así otro gran engaño de la estructura básica del mismo. Más ¡hay si lo denuncias! ... date por denostado y hasta la saciedad menoscabado.

Boyer Tresaco, performances, 2003-2007. © 2022 by Boyer Tresaco.Boyer Tresaco, performances, 2003-2007. © 2022 by Boyer Tresaco.

El plagio es propiedad del poder, el plagio está en los museos, en las instituciones; el plagio es propiedad de los mayores galeristas y coleccionistas; el plagio está introducido en toda la estructura económica del mundo del arte,  y es por esto que hablar de ello es tabú para la inmensa mayoría de los teóricos y prácticos del arte, del falso arte… Manifestarse de modo explícito contra él, y peor todavía contra un caso en concreto, es poner en riesgo el prestigio profesional, adquirido dentro de esa estructura social, cultural y  económica, y consecuentemente poner en riesgo el propio medio de vida.

Anne Imhof , 2012, León de Oro de las Artes de Venecia 2017. © 2022 by Boyer Tresaco.Anne Imhof , 2012, León de Oro de las Artes de Venecia 2017. © 2022 by Boyer Tresaco.

En el plagio, además de una apropiación indebida, existe una destrucción de la obra original en cuanto a deconstrucción se refiere, porque si la persona que lo practica es más famosa que el plagiado, o aunque no lo sea -acorta el camino-  consiguiendo llegar a las instituciones o grandes colecciones antes que el autor original, lo que es más frecuente de lo que se cree (solo es cuestión de marketing y amigos), nada podrá hacer el perjudicado, por cuanto el poder no lo aceptará, ya que desacredita la obra de su propiedad y sobre todo la desprecia y deprecia.

Nadie de este modo aceptará el plagio: ni el poder económico ni los que le rondan. Es decir lo que se habrá producido en realidad es una destrucción de la obra original, que quedará arrinconada para siempre; prueba palpable de la aceptación tácita del arte, del falso arte; el ARTE verdadero es “implagiable”; pero a pesar de ello, un plagio habrá sido consumado

Por este motivo “interesa” mantener un concepto muy abierto, muy elástico, poco definido y sobre todo poco determinante de lo que se considera o no plagio; de no ser así muchas colecciones tendrían que desechar obras por las que han desembolsado una gran cantidad de dinero, muy posiblemente asesorados por “expertos” o “teóricos” del arte, a los que por supuesto seguirán abonando sus minutas tanto más abultadas cuanto más pueda hincharse el globo del objeto, o cosa cotizada; mientras los mismos siguen cobrando sus honorarios por el comisariado de artistas de lo falso y lo robado.

Lo dicho anteriormente se manifiesta hasta tal punto que todo aquel artista que tenga la osadía de reclamar plagio sobre alguna de sus obras, es vituperado por el colectivo artístico, como, entre otros casos, pudimos comprobar cuando la familia del fotógrafo Jean-François Bauret demandó a Jeff   Koons  y   al   Centre  Pompidou   por   una    copia  descarada de una fotografía suya, que Koons exponía en dicho centro en forma de escultura.

A ver quién le explica al que, asesorado por un carísimo teórico, pagó millones de dólares por una escultura, que tiene que destruirla porque al fin, y en contra del colectivo de instituciones, museos y coleccionistas, una demanda presentada contra él, la declaró plagio. No hay que preocuparse, también aquí ganó la presión del “mundo del arte”: se indemnizó con 20.000 euros al damnificado, mientras el plagiador vendía sus esculturas por 8 millones!

Suele la sociedad artística usar la manoseada sentencia “no se le puede poner puertas al campo”  y de manera recurrente utilizan el “apropiacionismo” y los límites del mismo como concepto base de todo su argumento que siempre concluye afirmando: “Este es un tema muy delicado…” Pero en el fondo todos sabemos que en el apropiacionismo existe un reconocimiento explícito o implícito de la obra del autor apropiado; justo al contrario que en el plagio, donde lo que subyace es una verdadera ocultación, en ocasiones mediante descarados subterfugios, de la apropiación indebida. Apropiación que en todo caso lo es no sobre el ARTE, sino sobre una obra de decoración o pensamiento artesanal o conceptual, según proceda.

Hace ya algunos años pude ver en una galería de arte de Nueva York un video de un artista en el que grababa su propio suicidio; el artista asumía con su muerte las consecuencias de su obra. ¿Porqué un plagiador nunca asume las consecuencias de su delito?...Entre otros motivos porque la corte de coleccionistas, museos y teóricos del arte que lo han aupado, son los primeros perjudicados en su patrimonio o en su prestigio, posiblemente llevados por el desconocimiento absoluto de los hechos. Dicho desconocimiento les concede un cierto halo de inocencia, pero su posterior silencio, o su rechazo al que reclama sus legítimos derechos, los delata. De esta forma al apoyar una copia o un plagio de una obra de arte precedente que no es obra de arte por todo lo aquí dicho, se acumula la falsedad del fraude sobre el concepto erróneo y se demuestra la sucia voluntad aunque rentable, de la estructura toda del mal llamado arte. 

Existen igualmente aquellos que podríamos denominar “artistas-plagio”, paradigmas del mismo, patología más bien diría yo, que no se limitaron a copiar una o varias veces de diferentes fuentes bajo el sutil velo de “la inspiración”, sino que lo hicieron solo una vez, la primera, y tras darle un conveniente maquillaje se dedicaron a plagiar esa primera apropiación indebida sin límite en el tiempo, copiándose a sí mismo, plagiando al plagiador el resto de sus vidas. En ocasiones, por poner un ejemplo, en escultura, el camino es muy fácil, se consigue con tan solo cambiar de postura, o añadir objetos diferentes, muchas veces hurtados a otros autores, al previo ya plagiado.

El plagio en realidad no es un hecho aislado, sino que se extiende como si de una epidemia se tratara en este ya podrido mundo de las artes; y esto tiene su explicación en la misma naturaleza de la copia: se copia algo que es interesante en sí mismo, precisamente por eso se copia. Como consecuencia de ello, y muy especialmente si el plagiador es un artista de “reconocido prestigio”, otro artista plagia al plagiador y así sucesivamente en forma piramidal invertida, llegando a destruir la obra original por “aburrimiento en el concepto”, aplastamiento, déjà vu. Si en ese momento el autor original reclama plagio es vilipendiado por toda una estructura “gran-pirámide”, y por los teóricos, instituciones y colecciones que en su momento dieron amparo a semejante sucesión de bulos; pero si no lo hace queda con el tiempo, como un plagiador del que le plagió; sarcástica secuencia.

Asumo que puede ser francamente difícil, tras haber conseguido colocar esas obras previamente envueltas en páginas y páginas de loables críticas, asumir tan cruda realidad: La obra es una farsa, los coleccionistas poseen una inversión que nada vale, los teóricos nada querrán saber de su tremendo error, y el artista no merece ese nombre.

Cierto es, me comentaba un crítico de arte querido y admirado, que todos conocemos artistas que se han repetido hasta la saciedad; pero a nadie plagiaron en origen, y es una voluntad de los mercados y del mundo del arte en general ,apreciarlos o no, en base a este concepto, pues a nadie engañaron.

El arte contemporáneo es un huerto abonado para el plagio; con la introducción de los conceptos “interdisciplinar” y “multimedia” que en sí mismo son positivos y que sin duda abren puertas a la creatividad, se da entrada también a -mil maneras de copiar-, pudiendo extraer lo sustancial de una performance por ejemplo, de tan solo una imagen robada (no digamos cuando se roban muchas imágenes de la misma), no teniendo el plagiador más que maquillarla/s un poco para ocultar el cuerpo del delito. Como el ladrón de joyas que las oculta y vende añadiéndoles un diferente engarce .

Y entramos de este modo en los más que sobados “límites del arte”: Los artistas, por mucho que algunos cursis grandilocuentes se autodenominen “creadores”, no estamos por encima de los demás. El hecho de ser artista te permite, por poner un ejemplo dentro del contexto de una performance, robarle la cartera a un viandante y tirarla al río; pero tienes que asumir las consecuencias del robo, ser artista no te exonera del mismo. Y con mayor motivo, si cabe, no quedas exonerado si la cartera se la robas a otro artista.

Es alarmante comprobar hasta qué punto se extienden los tentáculos de lo políticamente correcto en el mundo del arte, del falso arte… Muy al contrario de lo que dicen pretender, esos tentáculos estrangulan al ARTE. 

*Entrevista Intrapersonal Confrontada (O cómo responder y después preguntar)

La entrevista es un género periodístico fundamental. De hecho, se podría considerar su piedra angular, porque permite al periodista confirmar, acceder y conocer los hechos de manera directa, sin intermediarios, hablando con la fuente y estableciendo un diálogo con los protagonistas.

Lamentablemente, y salvo honrosísimas excepciones, la entrevista, ese momento excepcional que combina conversación, reto y seducción, se ha convertido en un acto seco, forzado, en el que demasiado a menudo el entrevistado no quiere responder y al entrevistador le da lo mismo que no quiera. El momento sublime que permite al periodista ejercer su derecho a preguntar se transforma en un trámite, una penitencia o directamente un combate tosco y sin ningún vencedor.

En otras ocasiones, los entrevistados han tenido una clase por parte de sus asesores para evitar, rodear o directamente eliminar preguntas incómodas, que suelen ser precisamente las que el periodismo debe y puede hacer. El resultado, nuevamente, queda en un limbo de medias verdades y frases insulsas. Por no hablar de las entrevistas promocionales asociadas a algún producto cultural, tipo cine, literatura y música, donde la superficialidad es tan apabullante que se podrían mantener las preguntas hechas años antes y tendríamos la certeza de encontrar las mismas respuestas.

Ante este panorama, desolador y habitual en demasía, el artista y creador Omar Jerez propone una nueva fórmula, una nueva aproximación al género que exige una complicidad de ambas partes (tomando como inspiración las entrevistas noveladas que hizo durante años Milan Kundera) para generar un contenido atractivo, valiente, que enriquezca al lector y que suponga una aventura donde ni el camino ni el destino queda prefijado.

El nuevo concepto se llama Entrevista Intrapersonal Confrontada, (EIC), y tiene como cimiento inamovible la siguiente premisa: el entrevistado genera un discurso a priori, provocado y sugerido (o no) por el entrevistador, y posteriormente elmperiodista edita y da forma periodística a ese contenido. Se crea una arcilla pura que será moldeada por las manos expertas del entrevistador, a posteriori.

A continuación se exponen los 10 puntos que definirán cualquier EIC que se haga a partir de ahora, y que creemos supone una innegable revolución en este género. Es tan sencillo como invertir el orden para recuperar la pureza que nunca debió perder.

Decálogo para una Entrevista Intrapersonal Confrontada (EIC)

1- Cualquier persona, tenga o no relevancia pública, podrá solicitar a un periodista la realización de una EIC. Igualmente, cualquier periodista podrá solicitar la realización de una EIC a cualquier persona o personaje.
2-Cualquier EIC tiene como base fundamental la relación que se establece entre el periodista y el entrevistado, así como la reinterpretación del concepto de entrevista para el siglo XXI.
3- Una vez aceptada la realización de la EIC, se propondrá, por cualquiera de las partes, un tema sobre el que girará la narración, así como su extensión. Igualmente podrá ser de libre elección si así se decide de mutuo acuerdo.
4-El entrevistado construirá libremente una narración sobre la temática escogida, que podrá ser creada en cualquier formato: texto, audio, vídeo, ilustración, así como cualquier combinación entre estos. El periodista no intervendrá nunca en esta parte del proceso.
5-El periodista recibirá esa narración y a partir de ahí construirá una EIC en la que se compromete a mantener el sentido del texto original, y podrá modificar, eliminar, ampliar o extender la entrevista para tratar de llegar a la naturaleza real del entrevistado. Podrá solicitar más información al entrevistado, así como convertirla a otro formato.
6- Bajo ningún concepto el periodista podrá utilizar la información en bruto para difamar o menoscabar la figura o reputación del entrevistado.
7- El periodista deberá entregar una copia de la EIC antes de su difusión al entrevistado para que la confronte y certifique que se ha mantenido el sentido original, no entrando éste en consideraciones de estilo y forma.
8- El periodista puede declarar la EIC nula si percibe que está falseada o que el entrevistado se aleja del objetivo principal, que es un ejercicio de honestidad consigo mismo.
9- El espectador, para poder completar la experiencia, debería tener acceso al discurso en bruto enviado por el entrevistado y la EIC  definitiva, para comparar y enriquecer la lectura/visionado/escucha del proceso.
10- Al contrario que en la entrevista clásica, en cualquier EIC la búsqueda de la verdad queda supeditada a la experiencia compartida, confrontada y colaborativa entre las dos partes.
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