Alemania
Krefeld 2022Astor Piazzolla y el Barroco europeo e iberoamericano
Juan Carlos Tellechea

Lo que está muy claro es que Astor Piazzolla tenía en mente crear un tango que la gente escuchara, y lo consiguió con creces. El tango se ha sinfonizado, no cabe la menor duda. Dos virtuosos de nueva generación, el bandoneonista Omar Massa y el concertista de guitarra Jerzy Chwastyk, fascinaron desde un primer instante a la platea en este recital del 15º Festival de Bandoneón de , uniendo en el programa obras de y del propio , así como de música europea e iberoamericana de los siglos XVII y XVIII.
Massa, uno de los más exquisitos intérpretes de bandoneón de los últimos tiempos, se destaca por un toque claro, transparente y sensible, tendiendo puentes entre la música clásica y su propia obra compositiva, que evoluciona desarrollándose con nuevas proyecciones en este siglo XXI.
Manifiestamente, Piazzolla se buscaba y se superaba siempre a sí mismo, como él mismo lo decía hasta sus últimos años. Massa hace suya esta consigna ante la creación artística y explora con su instrumento armonías locas en Negro liso y mágicas en la suite Tango Lullaby, una tierna composición que escribiera cuando nació una sobrina suya en Buenos Aires.
Para Massa fue éste un encuentro muy emotivo con Krefeld, la ciudad que diera nacimiento al bandoneón, el instrumento que con el tiempo se convirtió en la voz de mi ciudad, decía el músico ante las ovaciones del público, mientras algunas lágrimas asomaban a sus ojos al pronunciar estas conmovidas palabras.
Un instrumento similar al suyo, un doble “A“ (Alfred Arnold), con teclado “Renano“, como el que inventara Heinrich Band en 1850, y construido a finales de la década de 1930, fue desarmado y sesudamente analizado ante la platea, y antes del comienzo del concierto, por el restaurador de bandoneones Carsten Heveling, de Wuppertal, ganador del Premio Festival de Bandoneón de Krefeld 2020 (entregado en 2021).
En opinión de Carsten Heveling:
El bandoneón es uno de los instrumentos musicales más bellos del mundo. El modelo de exportación, que se difundió ampliamente en Buenos Aires y Montevideo, está construido con un tono de octava que lo distingue de otros modelos estándar afinados de forma flotante (trémolo o 'musette' comparable al acordeón).
La alta calidad de estos fueyes, como popularmente se los alaba en la jerga local del Río de la Plata,
no creo que solo dependa de las aleaciones de los metales utilizados para sus lengüetas (de acero) y platinas (de zinc), como se sostiene a menudo, sino de la esmerada construcción y de su mecánica, que reacciona de inmediato y confiablemente a los requerimientos de sus intérpretes. (Carsten Heveling para Mundoclasico.com)
Carsten Heveling ha comprometido para las próximas semanas un reportaje en su taller de restauración con nuestro diario internacional.
El programa del binomio Massa – Chwastyk se extendió por obras más y menos conocidas de Piazzolla, con la introspección y melancolía de Adiós Nonino, el fervor del Ave María, y la intensidad de Libertango.
La velada concluyó con la garra de la serie History of Tango, con la picardía y el genuino sabor del milongón Bordel 1900, el nostálgico Cafe 1930, el sentimiento de Nightclub 1960, y el enfatizado ritmo de Concert d'aujourd'hui, retrotrayéndonos a las vertientes africanas desplegadas por toda América Latina.
Excelentes fueron los solos de guitarra de Jerzy Joseph Torres y Vergara (1661 - 1727), probablemente organista de la catedral de ciudad México, de quien en 1993 se publicaron por primera vez 11 piezas suyas para órgano, testimonio de la práctica musical en ese país mesoamericano durante el la época colonial.
De los siglos XVII y XVIII europeos, Massa y Chwastyk embelesaron a los asistentes con transcripciones para bandoneón y guitarra de la Sonata en sol mayor de Ernst Gottlieb Baron, y del Concierto en re menor de Alessandro Marcello, que debe a su vez su popularidad a una transcripción para clavecín (BWV 974) que hiciera Johann Sebastian Bach allá por 1712.
Ante las ovaciones y exclamaciones de aprobación del público, el bandoneonista argentino y el guitarrista polaco repitieron Libertango con todo el calor, el vigor y la intensidad que demanda esta fulgurante obra de Piazzolla, con su particular sinergia de sonidos e imágenes. Una música por derecho propio que también funciona bien en estas versiones más íntimas, sin restar nada al poder evocador de estas composiciones ni a su riqueza temática y emocional.
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