Alemania
Concierto del Ensemble Tresonare en la Friedenskirche de Krefeld
Juan Carlos Tellechea
Con el imponente Preludio y fuga en mi menor, el gran legado de Johann Sebastian Bach (BWV 533), y la no menos impresionante Sortie en fa mayor de César Franck, el Ensemble Tresonare, de Dresde, enmarcó una espléndida velada titulada, Lob den Herrn (Alabad al Señor), en un homenaje al organista y compositor Heinrich Schütz, en la Friedenskirche (Iglesia de la paz), de Krefeld.
El grupo está dirigido por la Kantorin y organista Elke Voigt, e integrado por la violonchelista Juliane Gilbert y el bajo-barítono Clemens Heidrich. Pero, por enfermedad, Gilbert no pudo acudir a la cita, así que Voigt y Heidrich tuvieron que asumir la responsabilidad del concierto, introduciendo a último momento algunos importantes cambios en el programa.
Excepto las dos grandes obras mencionadas al principio, tocadas en el célebre órgano Rieger de esta iglesia, las demás piezas fueron ejecutadas en un órgano positivo, colocado delante del altar: “Herr, ich hoffe darauf“, “Ihr Heiligen, lobsingt dem Herrn“, ambas de los Kleine geistliche Konzerte (SWV 312), así como “Ich liege und schlafe“, “O lieber Herre Gott“, “Erhöre mich, wenn ich rufe“, y “Bringt her dem Herrn“, todas de Heinrich Schütz.
Además en el programa
También interpretaron en este instrumento Laudate dominum, de Claudio Monteverdi; Galliarde (I y II) de William Byrd; Cantate domino, de Alessandro Grandi; el Concierto para órgano op 4 nº 5, HWV 293 y “Honour and arms“, del oratorio Sansón, de Georg Friedrich Händel; y Lobe den Herrn meine Seele, de Andreas Hammerschmidt.
Estos sonidos inesperados, pero seductores encuentran en Elke Voigt y en Clemens Heidrich los intérpretes adecuados. Ella creció en la tradición de la construcción de órganos en la empresa familiar, con sede en el balneario termal de Bad Liebenwerda (estado federado de Brandeburgo); estudió música sacra y canto en la Hochschule für Musik und Theater "Felix Mendelssohn Bartholdy", de Leipzig.
Él cantó en el Coro de Niños de Dresde y realizó su bachillerato en la clase especial de música del Lessinggymnasium de Hoyerswerda, antes de completar sus estudios de canto en el Conservatorio de Música "Carl-Maria von Weber", de Dresde, con el examen de solista de la clase de concierto.
Predecesor de Bach
En la presentación ante el público, Clemens Heidrich evoca a Heinrich Schütz, alumno de Giovanni Gabrieli, como uno de los más importantes compositores alemanes antes de Johann Sebastian Bach y uno de los principales del siglo XVII, junto a Claudio Monteverdi:
Las carreras musicales, no pocas veces, surgen por casualidad o por circunstancias afortunadas. Heinrich Schütz, nacido en Köstritz y criado en Weißenfels, procedía de lo que hoy llamaríamos una familia de taberneros al servicio de la alta burguesía, bien educada y con un estatus social elevado. Pero en lugar de ayudar en la cocina o a transportar barriles de cerveza o a enganchar caballos de tiro a los carruajes, el joven, probablemente muy larguirucho, se orientó hacia la música a una edad temprana.
En un viaje a Dresde, el Landgrave Moritz de Hesse-Kassel pasó la noche en la posada de la familia Schütz y, tras oír al niño cantar tan dulcemente / Su Gracia Principesca se sintió movida / a apelar a sus padres / para que le dejaran ir con él a su Corte Principesca / con la promesa de que sería educado en todas las buenas artes y nobles virtudes.
Tras finalizar sus años de formación en la corte de Kassel, Heinrich Schütz se matriculó finalmente en la escuela de derecho de Marburgo en 1608. Para su padre Christoph, que nunca había sido capaz de ver en la creación musical mucho más que un agradable "asunto secundario", su hijo Heinrich se presentó en ese momento por primera vez como un verdadero adulto.
Gabrieli
El Landgrave Moritz veía el caso de otra manera: como Heinrich había estado estudiando derecho, se preocupa por su carrera artística y lo envía a Venecia durante tres años para que estudie nada menos que con Giovanni Gabrieli. Cuando Gabrieli murió, confió a su alumno más talentoso su anillo. Fue el paso simbólico del testigo de la era Gabrieli a Alemania.
El Laudate de Monteverdi suena claro, transparente, alegre y positivo en la voz de Clemens Heidrich y el acompañamiento de Voigt. Ambos no se limitan a cantar, sino que se turnan para atender el órgano positivo, como en la SWV 312 (Herr, ich hoffe darauf), a dos voces, más reflexiva y con un precioso canon final.
Herr, ich hoffe darauf, daß du so gnädig bist
Mein Herz freuet sich, daß du so gerne hilfst
Ich will dem Herren singen
Daß er so wohl an mir tut
Alleluja
En la corte de Dresde
Apenas había regresado Heinrich Schütz a Alemania cuando se reanudaba el viejo tira y afloja con su padre, quien intentaba persuadirlo de que retomara sus estudios de Derecho. Pero el margrave Moritz de Hesse-Kassel lo emplea a sueldo en su corte, para sacarlo de la línea de tiro de su progenitor. Un año después sería el príncipe elector de Dresde, Johann Georg I, quien lo reclamaría para que fuera su Kapellmeister.
Heinrich Schütz pasa los primeros años de su servicio en Dresde con amplias renovaciones en la capilla de la corte y una profunda ampliación de la biblioteca musical. Comienza la Guerra de los Treinta Años, pero escribe música festiva profana y también la primera ópera alemana, Dafne. El Elector de Sajonia se dio cuenta desde el primer momento de la luminaria que había traído a su casa, y le duplica rápidamente el salario que recibía su predecesor interino, Michael Praetorius.
Rico espectro sonoro
Así que
La paleta sonora aquí es rica y las obras, muy diferentes, permiten escuchar numerosas mezclas, a veces tradicionales, incluso insólitas, con momentos de gran dinamismo, fluidez y agilidad. El toque vivo y profundo de Elke Voigt aporta una limpidez muy apreciable, utilizando a su vez algunos registros de la época renacentista, a imitación de los instrumentos antiguos.
En el final, poco menos que apoteósico, llegó
Declaración de amor
En los bises, Voigt y Heidrich volvieron a interpretar Honour and arms, de Händel, un himno festivo de alabanza, tan estimulante como ningún otro contemporáneo podría haberlo compuesto:
(…)
Honour and arms scorn such a foe,
Though I could end thee at a blow;
Poor victory,
To conquer thee,
Or glory in thy overthrow!
Vanquish a slave that is half slain:
So mean a triumph I disdain.
Honour and arms. . . (da capo)
(...)
El aria del oratorio Sansón es un regocijo. En la interacción con Elke Voigt y Clemens Heidrich hay una gran sensibilidad. Se funden literalmente con los movimientos dinámicos y rítmicos, con la elasticidad tonal y sus cambios de carácter; fue una refinada declaración de amor a la poesía musical de Händel.
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