Discos
CD Rastrelli Effect
Juan Carlos Tellechea
Cuatro laureados violonchelistas conforman el Rastrelli Quartett que está cumpliendo dos décadas de éxitos musicales, demostrándolos con el lanzamiento de su CD Rastrelli Effect (sello Solo Musica).
El conjunto toma su nombre del genial arquitecto del Barroco tardío Francesco Bartolomeo Rastrelli, quien diseñó en su característico estilo varios de los palacios más lujosos y emblemáticos de San Petersburgo y Moscú, entre otros.
Temas
Como el repertorio para cuarteto de violonchelos no es lo que se diga muy extenso, estos fantásticos músicos han hecho de su necesidad una virtud. Su discografía es de lo más variada, con obras que van desde Johann Sebastian Bach, Johannes Brahms y Piotr Chaikovski hasta Dave Brubeck, los Beatles...y un largo etcétera...
Es éste el 12º disco del cuarteto, que hace dos años grabó con el clarinetista de klezmer Giora Feidman A Tribute To Piazzolla, en el centenario del nacimiento del célebre bandoneonista y compositor argentino que revolucionara el tango tradicional.
Mas en este CD proponen composiciones propias, principalmente piezas breves, de entre 59 segundos (The Cobbler, música para niños de Kirill Timofeev), y casi cuatro minutos (Vocalise, la onírica melodía de Misha Degtyareff), así como de Kira Kraftzoff, Anastasia Kravtsov, quien no integra del grupo, y Sergio Drabkin; escritas en estos últimos años de reclusión forzada por la pandemia.
In Memoriam
Los primeros ocho temas están dedicados a la memoria del eximio violonchelista Vagram Saradjan (alumno del legendario Mstislav Rostropovich), fallecido en 2019. Casi al final, en el surco 21 (The Old Boy, de Timofeev), tiene una destacada intervención la saxofonista Asya Fateyeva. Por último, en el surco 22 interviene el percusionista Michael Thompson.
De esta placa nos invaden coloridas y variadas piezas de la ilimitada creatividad del conjunto, entre el embeleso (Melody, de Degtyareff), la melancolía (City Rain, de Timofeev), el buen humor (The Walk, de Kraftzoff) y el ensueño (Moonlight, Kraftzoff, Kravtsov y Drabkin). No cabe la menor duda de que con cuatro violonchelistas se pueden despertar tantas e impresionantes emociones como si de una docena se tratara. Los cambios de estados de ánimo son pues frecuentes, a lo largo de una línea melódica variada.
Cada uno de los músicos-compositores ha vertido su propio lenguaje en las piezas que presenta, destilando optimismo, alegría de vivir y rechazando deliberadamente cualquier forma de tristeza. Tocan lo que les gusta, pero en cada compás se advierte de inmediato el refinado trabajo común entre todos los miembros del cuarteto y el diálogo constante sobre estética y formas de hacer música con ternura, aparente sencillez y claridad expresiva.
Grabación
El Rastrelli Quartett opta por un virtuosismo (sobreentendido) de gran sensibilidad y sin ostentaciones (no las necesita en absoluto), ajeno a esa ágil fluidez exhibicionista que se encuentra en los artistas contemporáneos.
La captación de sonido, a cargo del ingeniero Igor Stepanov, en la acústica natural del estudio elegido por el conjunto en Stuttgart, ofrece una imagen amplia y atractiva. El cuarteto ha vertido en la contratapa del CD sus especiales agradecimientos al violinista y lutier Martin Tittor, por su respaldo al conjunto, así como al compositor, artista discográfico y productor Andrei Samsonov, por el toque exclusivo final que le dió a esta excelente grabación.
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