Reportajes
Georges Simenon, 120 años de suspense
Juan Carlos Tellechea

En Bélgica, en su Lieja natal, en Francia y en Alemania (a través de su editorial Hoffmann & Campe, de Hamburgo), entre otros países, se está conmemorando el 120 aniversario del célebre escritor Georges Simenon, el novelista de habla francesa más vendido y traducido del siglo XX, con innumerables exposiciones, festivales, ediciones especiales y diversos actos culturales. Su hijo, John Simenon, se ocupa en estos meses de promover y producir estas actividades que conememoran el legado de su padre.
"Georges Simenon es el escritor más importante del siglo XX", reconocía nada menos que Gabriel García Márquez, quien sería galardonado con el Premio Nobel de Literatura 1982 ''por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de un continente''.
Outremeuse es el barrio de Lieja donde la presencia de Georges Simenon es más marcada: las casas donde vivió, la escuela primaria a la que acudió, su busto en la plaza del Congreso, y la iglesia de St-Pholien, que inspiró una de sus novelas más famosas Le Pendu de St-Pholien.
Simenon no nació en Outremeuse, pero vivió allí gran parte de su juventud. Todos sus archivos, legados por el autor a la Universidad de Lieja, se conservan también en el barrio. En la Universidad se constituyó asimismo el Fondo Simenon, destinado a estudiantes e investigadores. El novelista belga Laurent Demoulin es su conservador jefe.
Las calles
Si el lector pasea por Lieja, no hay duda de que camina por la misma acera que Georges Simenon. Durante mucho tiempo fue un caminante incansable, que recorría las calles y callejuelas del centro de la ardiente ciudad, pasando por donde menos se lo esperaba. Algunas vías le vieron pasar más a menudo, porque eran los lugares de su infancia.
Una de las exposiciones alusivas que tienen lugar en el Museo Grand Curtius de Lieja se titula Simenon, images d'un monde en crise(hasta el 27 de agosto próximo) con fotografías tomadas entre 1931 y 1935 por el escritor, que recorrió el mundo y trajo consigo reportajes, novelas y, lo que es menos conocido, miles de imágenes, a menudo de gran calidad.
Otra de las muestras, organizada en colaboración con la editorial Dargaud, la Sociedad John Simenon y la Universidad de Lieja en estrecha colaboración con la municipalidad de Lieja, lleva por título Simenon, de la novela dura al cómic.
Vínculos
Esta exhibición se enriquece con una selección de publicaciones, carteles y documentos procedentes de los Fondos del Patrimonio, que ofrecen una panorámica de la diversidad de la obra de George Simenon e ilustran los vínculos entre él y su ciudad natal.
La lista de obras que Georges Simenon publicó a partir de 1931 con su propio nombre, es ya de por sí sumamente extensa: novelas, cuentos, ensayos, reportajes y textos autobiográficos, así como presentaciones para películas, obras radiofónicas y de teatro. A ella se agregan las que escribió antes de esa fecha y, debido a obligaciones contractuales, en cierta medida también en los años siguientes. Simenon creó bajo diversos seudónimos unas 200 novelas de diez centavos y antologías, 169 cuentos y narraciones, así como más de 1.000 relatos eróticos que no se enumeran allí.
Depardieu
Dicho sea de paso, su legendario Comisario Maigret, figura de culto que ha tenido ya varios rostros en el cine (desde Jean Gabin), será encarnado por Gérard Depardieu en una próxima serie de películas dirigidas por Patrice Leconte, aguardada con gran expectación, tras las cuatro producciones para la televisión excelentemente interpretadas por Rowan Atkinson. Para millones de lectores de todo el mundo, lo que más gustaba era la bonhomía obstinada de Maigret, su apostolado con bombín, su paternalismo, su sed de perdonar, de olvidar.
La forma habitual de resolver los casos era la de introducirse en la vida de las personas que rodeaban al sujeto investigado, comprendiendo sus modos de vida, pensando, comiendo y viviendo como ellos. A través del comisario Maigret, Georges Simenon cuenta historias policiales, pero sobre todo de personas, pueblos y ciudades; pequeños relatos que se trascienden a sí mismos, porque tratan de temas universales, en los que aflora lo peor del ser humano.
El autor contaba siempre que había conocido a Maigret de la nada, que había sido un relámpago e inspiración a primera vista, como una aparición, inmediatamente acertada y completa, una especie de prodigio. Pero lo cierto es que Simenon fue llegando poco a poco a "su comisario", por ensayo y error, inventando primero a otros 18 investigadores policiales muy diferentes.
Escena
Unos pasos retumban en la niebla. Un canal navegable y un muelle se pierden en la nada. Se vislumbra una hilera de álamos y se oye a lo lejos el ruido de algunas gabarras. Se avista el letrero de una posada, al entrar, el humo envuelve al parroquiano y es difícil distinguir los rostros de los hombres que beben, discuten o juegan a las cartas. Uno de ellos está sentado al fondo, con una copa de coñac sobre la mesa casi terminada y una pipa encendida. Está escribiendo continuamente en un cuaderno de espiral, ni siquiera se ha quitado el mackintosh en el ajetreo de las ideas, en la urgencia de plasmarlas sobre el papel.
Así es como se ha creado la imagen de un escritor, así es como se imagina el lector a Simenon. Mezcla sus rasgos con los de su protagonista más famoso, Maigret, que al fin y al cabo había heredado algunos elementos de carácter de su padre. Al público le gusta ese encanto francés, un poco bohemio y mucho de Quai des Orfèvres.
¿Francés? No, belga. Al igual que el famoso Monsieur Poirot de
A la mañana siguiente seguía lloviendo; una lluvia débil, triste, resignada, como una viuda. No se veía caer, no se sentía, pero lo envolvía todo en un manto frío, y en el Sena formaba infinidad de pequeños círculos palpitantes.
El Loira
Ciertamente, fueron los humeantes bistrós parisinos los que le inspiraron, pero muchas de sus obras las escribió fuera de Francia, en Estados Unidos -donde se trasladó de 1944 a 1955 y también creó algunas novelas "americanas", westerns de interior como El rancho de la yegua perdida- o en Lausana, la querida ciudad suiza a orillas del lago Leman donde acabaría sus días en septiembre de 1989.
El París de Simenon ya no es exactamente la Ville lumière de principios de siglo, es una ciudad a menudo fría y lluviosa, con primaveras que nunca llegan, hecha de bulevares, faubourgs, sórdidas pensiones en Pigalle y estaciones con nombres familiares: Gare du Nord, Gare de l'Est, Gare de Lyon, Gare Montparnasse, donde llegan los trenes que viajan en las páginas de sus novelas, arrastrando a veces al lector a la provincia, igualmente gélida, brumosa y gris, de Bayeux a Bergerac. No la cálida Provenza, sino el frío norte, donde también hará que su Maigret se retire a una casa de campo en Meung-sur-Loire.
De pronto, entre dos pequeñas estaciones anónimas de las que en la oscuridad no vio casi nada -solo hilos de lluvia a la luz de una farola y siluetas empujando carritos- Maigret se pregunta por qué demonios estaba allí.
Miedo
Autor extremadamente prolífico, famoso por su jet-set, pero la rapidez creativa tiene un precio psicológico y físico. Estar "en trance", gobernado por el esfuerzo inventivo, consume energías intelectuales y de otro tipo. Los libros de Simenon son generalmente cortos (en una carrera continua consigo mismo consigue escribirlos en 7 días), fruto de esta vena creativa irrefrenable, pero también bulímica.
Igual de bulímico era en sus relaciones sentimentales. Se ha hablado mucho de su vida privada y no siempre en términos positivos. La culminación de este retrato negativo de la personalidad de Simenon es el suicidio de su hija.
Su impetuosa obra generó más de 450 obras de ficción (75 investigaciones del inspector Maigret) con más de 117 novelas en otros géneros, 180 novelas escritas bajo 37 seudónimos antes de convertirse en el mítico Simenon, e innumerables artículos. Traducidos a unos 70 idiomas y en más de 40 países, sus libros han vendido más de 700 millones de ejemplares y han dado lugar a numerosas versiones cinematográficas (60 al menos).
Simenon amaba, aunque lo negaba, esta imagen excepcional de sí mismo, fuera de la norma en su profesión y en su vida privada. Si no, no habría insistido tanto en las diez mil o más mujeres que poseía. El más ilustre de sus admiradores, así como su afectuoso amigo André Gide, se extasiaba ante la idea de tan grandes hazañas -literarias y de otro tipo- y decía de él "el misterio Simenon".
Maigret tenía su propia manera de ascender los dos pisos del Quai des Orfèvres: con aire indiferente al principio de la escalera, donde la luz del exterior era más fuerte, luego con una actitud cada vez más seria a medida que entraba en la penumbra del viejo edificio, como si el tedio de su trabajo cayera sobre él a medida que se acercaba. Cuando pasaba por delante de la dependencia ya era 'el jefe'.
Su equipo
El personaje de Maigret debutó en 1929 con la novela Pietr-le-Letton para retirarse en 1972 con Maigret et Monsieur Charles y representó su escrito más popular y exitoso, pero son las otras novelas del autor las más queridas.
Maigret trabaja en París y el Quai des Orfèvres es su cuartel general. Aquí se rodea de sus colaboradores históricos, como Torrance ("Torrance el gordo, Torrance el díscolo"), Janvier ("el joven Janvier") y Lucas (que ocupará el lugar de Maigret tras su jubilación). El Comisario mantiene con ellos una relación que es una mezcla de autoridad y afecto, de estima pero también, a veces, de irritación, en esto un espejo del carácter de su autor.
Cuando decide dejar al Comisario Maigret, Simenon le hace una despedida oficial "un poco conmovida". Tras cuarenta años de asidua colaboración, siente cierto remordimiento, "como quien deja a un amigo sin estrecharle la mano".
Pero a los que le entrevistaban solía decirles que las novelas de Maigret eran una especie de vacaciones del verdadero trabajo, es decir, de todos los demás libros, las 'novelas-novelas'. Son las que hicieron descubrir a un autor mucho más cerebral, doloroso, un narrador del malestar existencial, de la obsesión, de la incomunicación.
Actualidad
Obras cuyos protagonistas son personajes de todo menos simpáticos, con los que es imposible identificarse; con tales características de negatividad que se prestan mejor a representar antagonistas, que "héroes positivos". A través del retrato de estas figuras Simenon expresa mejor su dolorosa visión de la vida, de un mundo en el que nadie se salva, que ve a los hombres moverse en una escala moral siempre dirigida hacia abajo. Novelas de cierta actualidad, capaces de inquietar incluso al lector del tercer milenio.
Sin embargo, el público y la crítica de sus contemporáneos (y amigos intelectuales como André Gide), con algunas excepciones, encuentran a Simenon "más escritor" cuando está el Comisario. De todas formas, el mito del escritor brillante e impetuoso gustaba demasiado a Simenon como para no cabalgarlo en todos los aspectos de su existencia.
A menudo citaba una frase de la película El hombre que mató a Liberty Valance (1962) o Un tiro en la noche, de John Ford: "Si tienes que elegir entre la verdad y la leyenda, ¡elige la leyenda!" Solo hay que esperar, y la verdad siempre sale a la luz. Esta vez también; es la universalidad de Georges Simenon la que triunfa..
Comentarios