Danza y Ballet
La Ópera y el Ballet de Baviera se deshacen de su mejor bailarina
J.G. Messerschmidt
Prisca Zeisel, Primera Solista del Ballet del Estado de Baviera, ha dejado de ser miembro de esta compañía. Se trata de un hecho totalmente inusitado, ya que coincide con el comienzo de la temporada 2023-2024. La oficina de prensa del Ballet del Estado de Baviera comunica en una muy lacónica nota que la primera bailarina, que actuó en una gala celebrada en Sebastopol durante las vacaciones estivales, deja la compañía “por su propia voluntad”. Poco antes “la dirección del teatro” (es decir de la Ópera, no del Ballet) habría advertido a Zeisel de que tal actuación en Crimea se realizaría sin la autorización de la Ópera del Estado de Baviera. Tras la participación de la bailarina en la mencionada gala, se habría producido un intercambio de pareceres entre ella, la dirección del Ballet y la intendencia de la Ópera del Estado de Baviera, al final del cual Prisca Zeisel habría solicitado la rescisión de su contrato laboral, a lo que habría accedido inmediatamente “la dirección de la casa”. Lamentablemente no ha sido posible localizar a
Llama poderosamente la atención que sea la dirección de la Ópera de Baviera la que haya intervenido en este asunto provocando el alejamiento de Zeisel. El Ballet del Estado de Baviera posee entidad jurídica propia, por lo que no depende de la Ópera de Baviera en su política de personal. En teoría, la relación entre ambas entidades consiste en compartir teatros (Teatro Nacional, Prinzregententheater y Teatro Cuivillés), así como talleres de escenografía y vestuario, orquesta y ciertos servicios técnicos y administrativos. Por lo demás, cada entidad posee su propio director, su propia oficina de prensa, su propia programación, contrata su propio personal, etc. El Ballet de Baviera se emancipó de la Ópera en 1990 por iniciativa de su directora Konstanze Vernon. Mientras la carismática Vernon estuvo al frente de la compañía, a la que llevó a su apogeo, esta independencia fue efectiva. A partir de 1998, con la llegada a la dirección de Ivan Liška, el conjunto inició un lento declive en el que, entre otras cosas, la independencia del Ballet respecto a la Ópera se fue erosionando paulatinamente. La muerte de Konstanze Vernon en 2013, quien aunque ya jubilada seguía manteniendo parte de su influencia, facilitó la “re-subordinación” del Ballet a la Ópera.
La salida de Prisca Zeisel del Ballet de Baviera en las condiciones en que se ha producido evidencia la total sumisión de facto de su actual director, Laurent Hilaire, a Serge Dorny, intendente de la Ópera. Ya la “dimisión” de Igor Zelensky como director del Ballet de Baviera en 2022 fue forzada por el intendente Serge Dorny, de lo que este mismo se jactó posteriormente. Dadas las circunstancias coincidentes entre las “renuncias” de Zelensky y Zeisel y teniendo en cuenta el inmenso perjuicio que representa para una primera bailarina suspender abruptamente su actividad al comienzo de una temporada, resulta muy poco verosímil que Prisca Zeisel hay solicitado “por su propia voluntad” la rescisión de su contrato. Por otra parte, las injerencias de la intendencia de la Ópera colocan al Ballet de Baviera en una situación extremadamente difícil. Al finalizar la temporada 2021-2022 abandonaron el Ballet de Baviera la muy festejada primera bailarina Ksenia Ryzhkova y su marido, el coreógrafo y primer solista Jonah Cook, ciudadano británico, a causa de la expulsión de Zelensky, pero también por la creciente rusofobia en la Europa Occidental, según confirmó públicamente el propio Cook. Actualmente trabajan en el ballet del Teatro Stanislavsky de Moscú. La salida de Prisca Zeisel del Ballet de Baviera priva a este conjunto de su mejor solista, dejándolo maltrecho no sólo en el plano artístico, sino también en el institucional.
Comentarios