Francia
Ópera de ParísUna noche en el museo
Gustavo Gabriel Otero
A pocos días de cumplir su tricentenario la
Ópera de París repuso Giulio Cesare de Händel mostrando y demostrando la
vigencia de esta obra ofrecida por primera vez el 20 de febrero de 1724 en el
King's Theatre de Haymarket, de Londres.
Al frente de la Orquesta de la Ópera de París,
Harry Bicket realizó un correcto trabajo de concertación logrando transmitir
los claroscuros barrocos con adecuado nivel y una buena prestación a una
orquesta que no está especializada en este repertorio ni toca con los llamados
instrumentos originales.
La puesta en escena de Laurent Pelly de Giulio
Cesare fue creada en 2011 teniendo en cuenta el histrionismo y las capacidades
de Natalie Dessay y fue repuesta en 2013 con Sandrine Piau en el mismo rol; en
ambas producciones el rol del título fue confiado al contratenor Lawrence Zazzo.
Estamos en los depósitos de un museo en El Cairo mientras personas y objetos parecen cobrar vida, los dependientes del museo van y vienen por el escenario portando objetos en una secuencia interminable de movimientos que finalmente causan algo de tedio. La cabeza de Pompeyo es una colosal cabeza en piedra y Cleopatra ingresa sobre una estatua de Ramsés II que es arrastrada por los dependientes del museo en un golpe de efecto espectacular y risueño al que se añade una vestimenta de tules que deja ver deliberadamente una falsa desnudez.
En el primer cuadro del segundo acto Cleopatra, las figurantes y la pequeña orquesta en escena visten trajes del siglo XVIII con un figurante que parece el compositor de la obra y pinturas orientalistas del siglo XIX creando cierto quiebre en la estructura visual del acto anterior y de todo lo siguiente. No queda claro si los personajes históricos cobran vida y los dependientes del museo los ven o si sólo cobran vida para los espectadores.
La puesta es creativa, no molesta demasiado pero
finalmente redunda en tradicional ya que la mayor parte del tiempo los solistas
terminan cantando de cara al público, en un espacio inmenso que, además, no
ayuda a la proyección de sus voces.
Laurent Pelly también firma los trajes: en
estilo los de los protagonistas y actuales los de los figurantes más los de la
época de la composición de la obra; todos de muy buena factura. Coherente con
la visión de la puesta tanto la escenografía de Chantal Thomas con la
recreación del interior del depósito del museo como de los distintos objetos
(hallazgos arqueológicos, estatuas, ánforas, pilastras, la cabeza de Pompeyo,
entre otros), en un excelente trabajo de los talleres de la Opéra; como la
iluminación de Joël Adams.
Para esta versión el eje de la acción es
Cleopatra y en este sentido la soprano Lisette Oropesa no defraudó en ningún
momento. Actoralmente perfecta, plena de simpatía y compenetración sorteó todos
los escollos de la partitura tanto en los momentos de lirismo como en los de
fuerza o agilidades. Una gran noche de triunfo para la soprano de Nueva Orleans
de ascendencia cubana.
Si hace trescientos años el rol de Giulio
Cesare fue cantado por el castrado-alto Senesino en la actualidad la asignación
de esta parte se la adjudica a un contratenor o a una cantante femenina de
registro grave sea mezzosoprano o contralto. En este caso se optó por la
asignación a Gaëlle Arquez y la mezzosoprano compuso con genuinos recursos y
pleno conocimiento del estilo su personaje.
Dos fueron los roles asignados a contratenores:
Tolomeo y Nireno. Iestyn Davies fue un muy correcto Tolomeo y el joven Rémy
Bres puso un toque de humor con el papel de Nireno demostrando excelentes
condiciones vocales.
Dos excelentes sorpresas fueron Wiebke Lehmkuhl
(Cornelia) y Emily D'Angelo (Sesto). La contralto Wiebke Lehmkuhl tiene un
timbre de seductora belleza y resaltó como la doliente Cornelia mientras que la
joven mezzo Emily D'Angelo sumó a una perfecta caracterización actoral del
joven Sesto una caracterización vocal de primer orden.
Muy correcto el Achilla de Luca Pisaroni con alguna dificultad en el registro alto y un poco incómodo con el estilo de Händel. Ajustado y competente el Curio de Adrien Msthonat así como en su brevísima intervención el Coro Unikanti.
En suma: una noche en el Museo con buena calidad musical.
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