Alemania
Bajo el manzano verde
Juan Carlos Tellechea
Tres emblemáticos compositores, Antonín Dvořák, Richard Strauss y Piotr Chaikovski, reunidos al son de las cuerdas, he aquí una propuesta que tiene mucho sentido. Las tres obras elegidas, a cuál más original. son interpretadas con infinito encanto, delicadeza y maestría por la Deutsche Kammerakademie Neuss am Rhein bajo la égida de su director principal Christoph Koncz.
Sus cinco movimientos muestran una frescura de inspiración que nunca decae, un florecimiento de melodías de encanto típicamente eslavo. Fueron tan bien ejecutados por la Deutsche Kammerakademie Neuss, dirigida por Christoph Koncz, que el público que colmaba el auditorio de la Zeughaus de Neuss am Rhein se sentía tentado a aplaudir entre cada una de las secciones; aunque se refrenaba no sin pocos esfuerzos.
Delicado sueño
El Moderato, cuyo primer tema se toma aquí de forma contenida y muy expansiva, deja traslucir una emoción sencilla hasta una coda diáfana. El ''Tempo di valse'' ofrece un bello motivo que vacila entre el vals y la mazurca. Sin embargo, el pasaje central, aún más lírico y ensoñador, no deja de cobrar vida.
Una exuberancia mesurada caracteriza el Scherzo Vivace, marcado incluso por un toque de humor. El trío aporta una nota de contraste en el juego de espejos de las cuerdas altas y bajas, con un fugaz solo del violonchelo, y la coda resulta un torbellino. El Larghetto introduce un profundo ensueño en el tempo muy contenido adoptado por Koncz. El 2º tema alcanza una pasión casi amorosa.
El Allegro vivace final traslada todo esto a un registro de alegría sin reservas, como si se tratara de niños jugando en una sucesión de variaciones. El movimiento sorprende. Primero, el compositor parece haberse entregado a una pasión desenfrenada. Un momento después se detiene la música, como si hubiera llegado a su término. Pero, no. Vuelve a acelerarse de pronto, antes de concluir definitivamente, esfumándose como en un delicado sueño. Koncz realiza este mágico encanto con gran musicalidad.
Metamorfosis
Ha sido una buena idea integrar en este programa Metamorfosis de
Un polémico y profundamente impresionado Strauss, de 81 años de edad, contemplaba en aquel entonces las imágenes de una Alemania destruida, tras los 12 años de la barbarie nazi de Adolf Hitler, con la que había colaborado, directa o indirectamente, de forma vergonzosa y sin mirar las consecuencias.
Emanada de un boceto que había comenzado a preparar en el otoño de 1944, es ésta una música de una gran introspección en la que cada una de las voces cuenta, y nunca vuelve a su forma original, en una constante eternidad onírica. El resultado fue una conmovedora obra, diferente a todo lo que había compuesto Richard Strauss antes.
Íntima y hechizante
"La Pompeya bávara" llamaba el compositor a la Múnich bombardeada por los aliados de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la destrucción de su querido Teatro Nacional. Strauss llegó a asistir al estreno de Metamorfosis en enero de 1946, interpretada por el Collegium Musicum de Zúrich, dirigido por Paul Sacher, dedicatario de la obra.
Bajo la batuta de
La composición utiliza como motivo principal un pasaje característico de la Marcha fúnebre de la Sinfonía nº 3 "Heroica" de Ludwig van Beethoven. Al final de Metamorphosen, en el compás 502, el compositor cita textualmente el tema principal de la "Marcha fúnebre" en las cuerdas bajas y al concluir la partitura puede leerse la acotación In Memoriam!.
Candor
Cierra este precioso concierto la Serenata para orquesta de cuerda, una de las obras orquestales más famosas de Piotr Chaikovski, interpretada excelsamente por la Deutsche Kammerakademie Neuss bajo la égida de su director principal Christoph Koncz.
La bellísima pieza es una acertada mezcla de ligereza mozartiana, intimismo romántico-alemán y elegancia francesa. El elemento ruso también está presente, aunque se deja para casi el final.
Koncz explora los matices, es muy detallista, no se conforma con las grandes líneas de la composición. Es ésta una ejecución de gran refinamiento, equilibrada, clara, diáfana y muy vívida al final. El público vibra de emoción y quisiera que la música no llegara nunca a su término.
Carta a Nadezhda
En noviembre de 1880, Chaikovski escribía a su mecenas, Nadezhda von Meck:
Imagínese, mi querida amiga, mi musa ha sido tan amable conmigo últimamente que he compuesto dos obras muy rápidamente: en primer lugar, de acuerdo con el deseo de Nikolai Rubinstein, una gran obertura festiva para la inauguración de una exposición y, en segundo lugar, una Serenata para orquesta de cuerda en cuatro movimientos. Compuse la Serenata por un impulso interior. Está caldeada por la emoción y tiene -espero- un verdadero valor artístico...
La Serenata fue compuesta en un ambiente rural inspirador: en el pueblo ucraniano de Kamianka, en la finca de su hermana Alexandra, Chaikovski encontró la tranqulidad necesaria, estudiando la música de los antiguos maestros. En general, 1880 fue un año muy fructífero para el compositor. Además de la Serenata para orquesta de cuerda, terminó su Concierto para piano nº 2 y escribió el Capriccio italien.
Radiante
La Serenata tiene un carácter inusualmente optimista. Chaikovski, quien a menudo se sentía acosado por las dudas y la depresión, escribió una obra en la que los cuatro movimientos y temas están en una radiante tonalidad mayor. Según el propio Chaikovski, su intención inicial era que la partitura fuera "algo entre una sinfonía y un quinteto de cuerda". Con su sonido sinfónicamente denso, la Serenata se acerca más al tipo sinfonietta, mientras que la naturaleza de género de sus movimientos intermedios la asemeja más a una suite.
En ella, Chaikovski experimentó con formas y estructuras y creó vínculos entre el lenguaje musical ruso, con sus préstamos de canciones populares, y la elegante música de serenata del siglo XVIII. La Serenata es una obra genial en la que queda claro su respeto por Wolfgang Amadé Mozart. La biografía de Mozart estaba siempre sobre su mesa de trabajo.
Cuando el editor de Chaikovski, Peter Jürgenson, regaló al compositor una edición completa de las obras de Mozart por Navidad, Chaikovski respondía:
No podría haber deseado un regalo mejor, porque Mozart es mi Dios.
Transparencia
La música está compuesta en un estilo muy transparente y al mismo tiempo clásicamente polifónico. El propio Chaikovski caracterizó el primer movimiento de la Serenata para cuerdas como un "homenaje de su admiración a Mozart".
La influencia de Mozart es menos evidente en el tono de la música que en su enfoque compositivo. Chaikovski tituló el movimiento de apertura "Pezzo in forma di sonatina. Andante non troppo – Allegro moderato". Probablemente, el compositor quería distinguirlo conscientemente de los movimientos dramáticos de sonata al estilo de Ludwig van Beethoven.
En este primer movimiento, el compositor incluso prescinde por completo de una sección de desarrollo y deja que los dos temas se sucedan en una disposición suelta. Este primer Allegro está enmarcado por un Andante non troppo aristocrático de apertura y cierre. La música es muy límpida y al mismo tiempo clásicamente polifónica.
Endiablado
El segundo movimiento, el famoso Vals. Moderato, aunque suena ligero y elegante, es endiabladamente difícil de interpretar, porque no se trata solo de 'uno, dos, tres', sino más bien de lo que ocurre entre los tiempos. Técnicamente, el vals es muy exigente, sobre todo en lo que se refiere a las entradas y los retardos. Esto es una cuestión de sentido de la estética; es decir cuánto tiempo tienen que durar para mantenerse dentro de los límites del buen gusto.
El vals de la Serenata para cuerdas es quizá una de las obras más populares de Chaikovski. Con el tiempo se ha independizado bastante y a menudo se interpreta solo. La elegante melodía seduce al oyente hasta el ensueño. El espectador se siente transportado a un salón de baile de la Belle Époque, donde las parejas se mecen en la danza, se contonean y desvanecen como en una narcosis mientras la música se evapora suavemente.
El tercer movimiento, Elegía. Larghetto elegiaco, en cambio, está lleno de melancolía. Tras una introducción seria, el violonchelo y el violín entablan un diálogo íntimo. La Elegía denota plenitud de un gran sentimiento interior, está impregnada de una enorme espiritualidad. Y el hecho de que el siguiente movimiento, Finale (tema ruso). Andante – Allegro con spirito sea de estilo ruso y Chaikovski así lo etiquetara se debe probablemente a su deseo de añadir algo a la obra en términos de potencial popularidad.
Bajo el manzano verde
El "Tema ruso", incluye dos canciones populares. La primera, que se escucha en la introducción lenta, es una canción de cochero del Volga. La segunda, titulada "Bajo el manzano verde'', se convierte en el tema del movimiento. El animado estilo de danza procede de la colección de canciones populares rusas para piano a cuatro manos del propio Chaikovski.
En su estructura, de secciones de escalas ascendentes y descendentes, la canción está relacionada con el tema marco del Andante del primer movimiento; un vínculo que Chaikovski revela en la brillante coda cuando permite que los dos temas se sucedan. En una acertada fusión, se cierra así el círculo desde el elegante lenguaje musical del siglo XVIII hasta la poderosa música folclórica rusa.
George Balanchine
La Serenata para orquesta de cuerda en do mayor op 48 se estrenó en un concierto privado en el Conservatorio de Moscú el 3 de diciembre de 1880. Chaikovski estuvo presente en la ocasión. La obra fue interpretada en su honor por los alumnos y el personal docente de esa institución en la que el compositor había enseñado durante mucho tiempo.
Su primera interpretación en público fue en la "Sociedad Imperial Rusa de Música" de San Petersburgo, bajo la dirección de Eduard Napravnik. Chaikovski, aquejado de constantes dudas sobre sí mismo, esperaba este estreno con gran nerviosismo. Mas el público de San Petersburgo aplaudió tan efusivamente la Serenata que se tuvo que repetir el vals. En los años siguientes, Chaikovski dirigiría a menudo la pieza en giras de conciertos por el extranjero.
Esta Serenata fue una de las primeras obras del compositor en darse a conocer fuera de Rusia. Tendría una segunda vida en 1934, cuando el coreógrafo estadounidense de origen ruso George Balanchine, uno de los fundadores del ballet neoclásico, creó su primera obra con música de Chaikovski. Hoy en día, el ballet Serenata es una obra habitual en el repertorio de numerosas compañías de ballet de todo el mundo.
La maravillosa velada concluyó sin bises, pero con estentóreos aplausos y ovaciones de los espectadores que abarrotaban el auditorio.
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